METRÓPOLIS

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Kara estaba muy nerviosa. La semana que Alex le había dado para encontrar a la persona que se ocultaba tras esa misteriosa sombra había terminado y no habían logrado averiguar nada. Había registrado muchos de los aposentos que había en aquella fortaleza, pero eran demasiados y en ninguno lograron encontrar el medallón maldito. Ahora, no le quedaba más remedio que decírselo a Lena.

Quizá era lo mejor. Sabiendo lo que sabían, Lena estaría más precavida y movilizaría a la Guardia Real para registrar mejor el castillo. Sin embargo, aquello iba a ser una preocupación más que añadir a las muchas preocupaciones que ya tenía y odiaba ver a la mujer que amaba tan preocupada.

Pero, no quedaba más remedio. Lena debía saber lo del Medallón de Acrata y que alguien en la corte lo portaba, junto con la maldición que aquello conlleva. Puede que esa persona no tuviera intención de hacerle daño, pero la oscuridad crecía en su interior y eso suponía un gran peligro.

En aquellos momentos, Lena se encontraba en una reunión con Sam para discutir algunos asuntos de estado. En cuanto regresara, la llevaría al estudio de Winn, donde él y Alex las esperaban para hablarle de lo que habían descubierto.

Cuando la puerta que daba al estudio de Sam se abrió, Kara se sorprendió al ver que Lena salía con una gran sonrisa, algo que alivió un poco a Kara.

– ¿Qué ocurre? Se te ve muy contenta.

– Hace poco llegó un halcón de los bosques de Starling. La bruja Psi ha sido capturada.

Kara también sonrió.

– Esa es una buena noticia.

– Ahora mismo, están de camino con ella. Ha sido una suerte que la hayan capturado con vida, así podremos interrogarla y saber quién la contrató.

– Por fin una buena noticia.

Lena asintió.

– Es un alivio. Aún siguen sin encontrar a Kelly y sin localizar ese ejército que está formando Mercy Graves. Me alegra ver que, por lo menos, algo ha salido bien. Les he enviado un halcón pidiéndole a la Comodoro Sharpe que traiga aquí a esa Sara Lance y a sus piratas, quiero agradecérselo en persona.

Kara se puso un poco seria.

– Esto no va a gustar a mucha gente de la corte. Especialmente, al Consejero de Edictos.

– Lo sé, pero me da igual. Tengo intención de entregarles unas patentes de corso, quiero que a partir de ahora trabajen para la Corona.

Kara arqueó las cejas.

– ¿Estás segura?

Lena asintió decidida.

– El indulto no va a evitar que continúen delinquiendo. Son piratas, no conocen otra cosa que no sea el saqueo y el abordaje de barcos. Al menos, a partir de ahora harán todo eso con nuestros enemigos. Según Alex, fueron de mucha ayuda en la lucha contra mi hermano.

– Me parece una buena idea. He oído hablar mucho de esa Sara Lance y es alguien que me gustaría tener de nuestro lado. Pero, como ya te he dicho, el Consejero de Edictos y muchos otros miembros de la corte no van a estar de acuerdo.

Lena volvió a asentir algo más seria.

– Lo sé, es una decisión muy arriesgada. Pero también lo fue nombrar Gran Consejera a Sam o entregarle un título nobiliario a tu primo y no me arrepiento de haberlas tomado, porque fueron decisiones que han beneficiado al Imperio. Esta decisión también pienso que será beneficiosa, así que pienso seguir adelante con ella.

Kara asintió mientras sonreía con decisión.

– Y a mi me tendrás a tu lado en todo momento.

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