LIV "Volar en la Tormenta"

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--¿Como esta mi niña?.-- preguntó una mujer de aproximadamente cincuenta años.

--...

--¿Hola?.

--....

--¿Mi niña?.

--......

--¿Sofía?.

--¡Wuuuuhhh!.-- saltó una pequeña infante de 7 años desde detrás del sofá.

--Ahi estás, pequeña cria...-- contestó felizmente, tomando un paño y limpiando la nariz de la niña.

--¿Como estas abuela?.

--Muy bien...-- habló la mujer, observándole a los ojos.-- Pero estaría mejor si sacas esas cosas de tus ojos...

--Mami y Papi dijeron en casa que no debía quitármelas por nada del mundo...--contestó agachando su cabeza tristemente.

--¿Les veis aquí?, vamos, tu sabes que eres libre en la casa de la abuela...-- menciono la mujer sonriendo picaramente.

--¿Estas segura?.... vale abu.

La niña retiró habilidosamente las lentillas de sus ojos, como si hubiese hecho ese movimiento involuntariamente cada dia de su vida, saco una caja de su bolsillo y las metió allí.

Ambar y Azul se expusieron angelicalmente en los ojos de aquella pequeña

--Asi estas más cómoda, ¿cierto?, ahora ven, te haré galletas.

--Gracias... Abuela.

Horas después, ambas se encontraban observando caricaturas en el TV.

--¿Quieres ir de paseo a comer helado?.

--¿De Menta Granizada?.

--¡Si!, de lo que quieras mi niña.

--¡Yayy!.

Caminaron por las calles de Barcelona tomadas de las manos, al llegar a su destino, pidieron los helados y se dispusieron a disfrutarlos observando los autos pasar.

--Parece que vendrá una tormenta...-- hablo la mujer sombriamente, observando el cielo con preocupación.

--Joeeee..., no me agradan las tormentas.

--Lo se, pero tranquila, no creo que sea muy fuerte.

Ambas terminaron sus postres y regresaron felizmente a la casa, más tarde, ese mismo dia, la predicción de la mujer se había cumplido, pero no de la forma que se esperaba, la tormenta era una de las más fuertes que había azotado a Barcelona ese año, y la pequeña niña temblaba en su cama incapaz de dormir.

--¿Sofía?... no puedes dormir, ¿Cierto?.-- preguntó suavemente una voz desde el marco de su puerta.

--N-No, l-lo sien-siento...-- mencionó la pequeña con voz entrecortada.

Una luz cegadora y al instante el ensordecedor trueno que la acompañaba se escuchó en el ambiente, logrando que la niña soltará un chillido asustadizo y abrazara fuertemente a su abuela, en completa obscuridad, y con el cuerpo temblando, la niña le rogó a su abuela que hiciera lo posible por calmarle.

--Ayudame a dormir Abuela, por favor...-- imploró.

--Vale, tranquila Sofi, recuéstate en la cama y duerme, yo me quedaré junto a ti...

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