LXIX "Ramas"

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Vale POV

Esperé unos minutos más a que la mujer de la que estaba enamorada estuviese completamente dormida. Cuando me encontré segura de su sueño profundo, despegué mi cuerpo del suyo con todo el pesar de mi alma.

Tomé mi ropa y me cambié, intentando hacer el menor ruido posible para no despertarle, aunque, muy dentro de mí, eso era lo que deseaba con todo el cuerpo, deseaba que abriera sus ojos y me abrazara, que no me dejase ir.

Cuando terminé, tome la perilla de mi habitación y me giré por última vez, observándole aferrarse a mi almohada como si abrazara mi cuerpo, esa pequeña escena logró sacarme una sonrisa. Realmente la amo.

Salí a la sala y observé el reloj colgado en la pared, dos de la madrugada, era hora.

Salí del lugar mientras contactaba a Frey mediante mi movil.

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Mensajes

Blaz

Estoy de camino al lugar, ya e repasado
el plan en mi cabeza, sé lo que tengo que
hacer y como debo hacerlo, muchas gracias
a ambos, os quiero con toda el alma.

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Llamé a un Uber y guardé el móvil, cuarenta y cinco minutos después, me encontraba a sólo unas cuadras del lugar. La noche se cernía sobre el monte Tibidabo de una forma imponente, el cielo estrellado que alcanzaba a ver por la ventana del carro era hermoso, me recordó a la playa de Cancún, a Otta y Lid abrazadas sobre la arena, con sonrisas en sus rostros... y también me recordó a la mano de Lucía sobre la mía, ese toque tan suave y agradable que sólo ella podía ofrecerme.

Era el momento.

Le pedí a la mujer que parase, bajé de mi transporte, despidiéndome de ella, y comencé a caminar hacía la ubicación.

Blaz y Kers debían de estar sumamente preocupados, luego de enviarle el mensaje al rubio, recibí su respuesta casi de inmediato. "No debes hacerlo si no quieres, aunque sé que lo harás igual. Te queremos Vale, y estaremos esperando por tí"

Mis amigos de toda la vida... a ambos los conocí en un viaje a Alemania hace más de diecisiete años. Hijos de empresarios que trabajaban en la industria cosmética, con padres muy poderosos, ambos eran el mejor partido para Bruno y para mí. Mi madre había sugerido eso, ella deseaba que tanto Bruno como yo conociécemos a los mellizos y formacemos amistad con ellos, para, años más tarde, unir a las familias en alguno de los tres casos posibles para ella, Kers y Bruno o Blaz y yo... o ambos. Todo ésto a espaldas de los padres de los mellizos y de mi propio padre. Mi madre era una mujer sumamente ambiciosa, tenía el poder suficiente pero siempre quería más.

El tiro le terminó saliendo mal, tanto Bruno como yo hicimos muy buenas migas con los chicos, pero nunca pasó nada más que eso.

Además mi hermano era diez años mayor que yo y nueve años mayor que los chicos, por lo tanto, era algo bastante ilegal, yo contaba con seís años, ellos con siete y mi hermano con dieciséis, si... mi madre estaba jodidamente loca.

No sentía mis piernas, parecía que estaba moviéndome por arte de magia. Era una noche helada, pero el bombeo rápido de mi corazón me calentaba a más no poder. Mis únicas compañeras en el camino eran las nubes de vaho que se formaban gracias a mi respiración.

El rostro de Bruno se me cruzó por la cabeza nuevamente. No e ido a visitarle hace bastante, le llamo todos los días, pero no me gusta ver el hospital, se me presentan recuerdos amargos de la noche del accidente cada vez que paso por allí. La tristeza y desesperación que sentí al escuchar que estaba en cirugía me golpeaba cada vez que pasaba por las puertas del lugar.

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