XLVI "Besos y Caricias"

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Vale POV

Regresamos a eso de las 4:30 al hotel, Carlota y Lidia se despidieron de nosotras y caminaron a su Suit, hicimos lo mismo y en unos minutos estábamos ambas profundamente dormidas.

Luego de lo que creí fueron unas horas, alguien me despertó.

--Ey, déjenme, no voy a bajar del auto...-- escuche susurros en la habitación, me giré para ver la cama, Lucía estaba soñando, su cuerpo completamente destapado se notaba tenso, de sus ojos caían algunas lagrimas y sus manos estaban cerradas fuertemente en puños.--¡Basta! ¡No me toques!...

Comenzó a desesperarse pero aun no despertaba, estaba teniendo una pesadilla muy fuerte. Dude en si ir a tranquilizarla o no, no quería que se enojara otra vez.

--Por favor, ¡Paren!...-- a la mierda con su enojo, necesito ayudarle.

Camine hasta la cama y me recoste a su lado.--Shhh... tranquila.-- susurre en su oído, pero no me escuchaba, continuaba llorando y suplicando que la dejasen y yo estaba desesperandome y angustiandome cada vez más.

Suspire profundamente para calmarme y pensé en que podía hacer para que la Argentina dejase de llorar. Al instante, uno de los pocos momentos de paz que tuve en mi infancia salió a la luz.

Lucía estaba de espaldas a mi, con mi mano derecha baje lentamente hasta su espalda baja he introduje la mano por debajo del pijama, para luego subir por su espalda evitando el sostén, la rubia se tensó bajo mi toque, comencé a rasgar esa zona con mis uñas suavemente acariciandole, bajaba y subía lentamente mientras sus llantos disminuían y los músculos se aflojaban en su bello cuerpo, escuche como la respiración de Lucía se calmaba y observé como su piel se tornaba de gallina ante mis manos. No puedo explicar la suavidad de su piel, es como la seda, lentamente pase mi mano a su cintura y me acerqué para abrazarle por la espalda, con mis dedos me dispuse a acariciar de forma suave su vientre desnudo, mientras enterraba mi rostro en su cabello y me ganaba el sueño nuevamente poco a poco.

Lucía POV

Abrí mis ojos lentamente mientras me acostumbraba a la luz tenue que entraba por la ventana, minutos después, como era de esperarse, me di cuenta de que una persona la cual no sabia quien era, estaba pegada a mi por la espalda, mantuve la calma de forma dificultada, ya que la mano de la persona, la cual deduje era una mujer, bueno, tiene pechos, se encontraba cómodamente sobre mi estomago por abajo de mi blusa.

No me puedo quejar, se siente demasiado bien, la mujer tiene un hermoso perfume de Jazmín que me resulta familiar... por dios... ¡Es Valentina!.

Me aparte despacio para cerciorarme de que era ella, y obviamente estaba en lo cierto. Mierda, ¿Como terminamos acostadas de esta manera?.

Empezó a moverse poco a poco, entrecerro sus ojos y me observó somnolienta, un par de segundos después retiró la mano de mi vientre rápidamente separándose de mi.

--Y-yo, lo sien-siento, tu estabas t-teniendo una pe-pesadilla y yo...

--¡Vale!, tranquila, no pasa nada.-- contesté sonriendole nerviosa.-- ¿Como supiste que tuve pesadillas?.

--Te oí... llorar.

--Uh, bueno.

--¿Hace cuanto tienes pesadillas?.

--Desde que casi me matan.-- contesté observandole y ella bajo la mirada.--¿Como me calmáste sin despertarme?.

--Bueno... yo... te rasgue la espalda hasta que dejaste de sollozar.

--¿Rasgar como?.-- ella se acercó a mi brazo he hizo caricias con sus uñas sobre este.

--Asi.-- contesto parando.-- Mi abuela solía hacerme estas caricias cuando era pequeña, le temia a las tormentas, y cuando había un trueno, ella se recostaba a mi lado y acariciaba mi espalda, fue lo que te hice a ti.-- La observe entre sorprendida y feliz.

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