XLIV "Intromisiones"

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Lucía POV

Saque el celular para escuchar una voz que me calmaba al instante.

**El Bombón más Lindo**

*Llamando*

--Buenas noches bella, ¿cómo andas?.

--Hola Bombón, ya estoy en Cancún, ¿vos como estas?.

--Estoy escuchando a mi amiga por un aparato, ¿cómo pensas que estoy?.

--Si, me siento igual, quiero tenerte acá, ¿Cuando vas a ir a visitarme a España?.

--Dentro de poco me vas a ver, vos aguanta nomas, y te voy a llevar varios regalitos para que no se te olvide de donde venís.

--Eso nunca Bombón, me tengo que ir, todavía nos falta cenar, te amo.

--Yo más bella, beso grande.

*Corto*

Si, la voz de mi amigo era mágica, capaz de levantar mi ánimo hasta cuando esta por el subsuelo.

Subí por el ascensor hasta mi piso, suspire pesadamente antes de entrar a la pieza, al abrir la puerta, quise que me chocara un camión trescientas veces, odié tanto a Ingrid en ese momento, ¿Porque mierda las Suits tenían camas matrimoniales?.

Fuera de ese pequeño problema, el lugar era impresionante, tenía casi el tamaño de el living de nuestro departamento, una habitación acogedora pero elegante, escarlata y azabache inundaban el espacio, le daban un toque... romántico, no se como iba a pasar una semana con Valentina en este lugar.

Escuche un cerrojo y la mujer salió del baño con una toalla sobre su cuerpo, intenté ignorarla empezando a acomodar mi ropa en el ropero de la suit.

Sentía su mirada disimulada sobre mi, mientras escuchaba como su piel era tapada por las prendas de ropa que estaba poniéndose.

Termine de acomodar mis cosas y salí de la pieza en busca de Carlota y Lidia. No quería estar más de lo debido con ella, por muy loca que me volviese.

Logre llegar a uno de los cuatro restaurantes que el Hotel tenía, era prácticamente un laberinto, Lidia y Carlota estaban sentadas en una mesa, caminé hasta ellas y ambas me recibieron con una sonrisa.

El resto de la cena, no hubo señales de Valentina, supusimos que estaba cansada y se quedó en la suit.

Al terminar, no hizo falta pagar cuenta, ya que todo iba al contado de la empresa, parecía que Bruno era un cliente bastante recurrente.

Otra vez, subí por el camino ya memorizado en mi mente, hasta alcanzar la pieza con Valentina. Entre despacio, por si estaba dormida, y si, lo estaba, pero en el sofá, y no en la cama. Cubierta por colchas y sábanas, la Gallega había decidido dormir en el sillón, supongo que para darme espacio, ese pequeño gesto logro darme de lleno en el corazón y hacer que este, me volviese a latir rápidamente.

Me despoje de la ropa y entre a la cama acomodandome para, momentos después, caer rendida en las manos de morfeo.

A la mañana siguiente, mi alarma sonó cerca de las 7 AM, Valentina no se encontraba en la pieza, intenté ignorar la falta de la gallega y me pegue una ducha helada para despertarme, unos minutos después, baje al restaurante que servía los desayunos, encontrándome con Lidia y Carlota.

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