LXVII "Entre Capítulo y Capítulo"

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Vale POV

Llegué a la Mansión con la mente demasiado enredada por todas las cosas que sucedieron en unas pocas horas. Toqué la puerta un par de veces y escuché pasos, seguido de un rostro que sonrió a penas me vió.

--Bienvenida señorita Villanueva.-- habló Héctor alegremente.

--Hola Toto, ¿como estás?.-- pregunté entrando a la casa.

--Muy bien señorita.

--Esta tarde no pude preguntarte, ¿Cómo se comportan los chicos?

--Los jóvenes Landzettel intentan no hacer mucho escándalo para que el personal no tenga que estar limpiando día a día, y además cenamos con ellos la mayoría de las veces, ambos son muy buenos. Parece que fue ayer que os veía juguetear alegremente a los tres.--Sonrió ante el recuerdo y yo le imité.

--Me alegra saber eso, ¿Donde están ahora?

--El señor Blaz se encuentra en la ciudad y la señorita Kerstin está en su habitación.

--Muchas gracias.-- me despedí y caminé hacía donde Kers se encontraba.

Toqué la puerta un par de veces y escuché su voz dándome paso.

--Hola.-- hablé una vez dentro.

--¿Königin? ¿Sucedió algo?

--Si... pero antes de hablar sobre eso necesito un abrazo y un tarro entero de Palomitas dulces, por favor.

--Ven aquí.-- habló extendiendo sus brazos y no dudé en arrojarme hacía ellos.

--¿Hubo algún problema?

--Lucía.

--Ow.

--Si, "Ow"

--Estoy segura de que no está para nada de acuerdo con tu idea de hablar cara a cara con Di Carlucio.

--No, para nada.

--¿Hubo alguna discusión?

--Si... creo que lo que sucedió califica cómo discusión.

--¿Y es por eso que decidiste dejarle sola y seguramente triste en su departamento?

--Otra vez se ofreció a ser ella la que de la cara por mí, y estoy harta de que se vea involucrada por mis problemas.

--¿Me estás diciendo que quiere ir ella a negociar con una mafiosa en su propio territorio sólo para protegerte a tí? Por Odín, los ovarios de esa niña deben estar gigantes... y también los tuyos Königin, es muy valiente lo que quieres hacer...-- suspiró--...También confieso que no quiero que lo hagas, pero sé que nada de lo que te digamos podrá detenerte.

--En eso tienes razón... también le dije otra cosa...

Ella me observó con una ceja encarnada, al notar mi sonrojo, abrió los ojos descomunalmente.

--¿¡La gran Valentina Villanueva le confesó a una persona que la quería!?

--Peor aún, le dije que la amo.

Mi amiga hizo el ademán de desmayarse hacía atrás a modo de dramatización, logrando hacerme girar los ojos.

--Por Odín, pensé que nunca llegaría el día en el que tu estúpida coraza de Obsidiana al fin pudiera ser picada por un pico de diamante.

--Déjate de referencias a videjuegos y ve a hacer las palomitas.

--A la orden Skadi.-- soltó la mujer, haciendo una seña militar y tomandome del brazo, corriendo rápidamente a la cocina.

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