XXXVII "Gotas de Lluvia"

219 10 0
                                    

Vale POV

--Bueno, me voy a dormir, mañana va a ser un dia largo-- hablo la criolla despidiéndose de las chicas.

--Tu no irás a trabajar mañana...-- hable gruñendo.

--Si, voy a ir, tengo un corte profundo en la mano, no en la boca, puedo traducirles las cosas que hablen los Alemanes.--termino saliendo por la puerta.

Suspire de forma pesada, Lucía era igual de fanática con el trabajo que Bruno, Lidia y Carlota se pusieron aún más serias, observandome con gesto interrogante.

--Esto está mal, Valentina esas personas querían llegar a ti, ¿Tienes alguna idea de quiénes son?.

--No, pero algo me dice que tuvieron que ver con el choque de Bruno, es una corazonada.

--¿Que podemos hacer?.

--Vosotras no haréis nada, contratare un investigador privado, ambas son libres de dejar el puesto de CEOs en la empresa y continuar sus prácticas.

--Ni hablar...

--Jamas te dejaremos...

Hablaron Lidia y Carlota respectivamente.

--Mirad, si no logro solucionar esto para cuando Bruno vuelva y nuestras labores como CEOs de Aragón terminen, voy a dejar el puesto de practicante, me da igual la estupida herencia, la seguridad de vosotras y de Lucía es más importante, y mientras estén junto a mi, no estaran del todo seguras..-- termine firme, hasta yo me sorprendí de mis palabras, pero las chicas me importaban más que tener un lujoso apartamento.

Ambas me observaron alarmadas.

--Estas loca Valentina, no puedes hacer eso, vivirás en la calle.

--Ni Bruno ni Lucía van a aceptar esto.

--Me da igual, aprenderé y rentare un departamento, cocinare hamburguesas en un bar horrendo si hace falta, Lucía y vosotras sois mis amigas, no perderé a mis amigas por un estupido montón de dinero...--Me ergui de la mesa y tomé el picaporte de la puerta para salir.-- ... y chicas, les agradecería que no le dijerais esto a Lucía, ambas sabéis lo que siento por ella y ya es suficiente difícil para mí tener que dejar lo que sea que estemos empezando.-- termine viéndolas asentir.

Me dirigí a mi departamento, Lucía se encontraba descansando en su habitación y yo caminé a la mía, tumbe el cuerpo en la cama, me descambie y me cubrí con las mantas.

Luego de unos momentos escuche que alguien entraba por la puerta, entrecerre los ojos divisando a la rubia caminar con sumo cuidado, se recostó lentamente a mi lado y escuché como su respiración se ponía mas pesada poco a poco, hasta que se durmió.

Me giré para verla, era la mujer más hermosa que había conocido, eso puedo confirmarlo, su rostro estaba esculpido en Marmol por Leonardo Da Vinci, las hebras doradas en su cabello eran rayos de sol enviados por Helios solo con la intención de que te les quedes viendo brillar, tenía el semblante tranquilo y una media sonrisa en su boca la cual hasta a la mismísima Hera dejaría enamorada. Parecía tener una tranquilidad que no era del todo cierta, ya que los acontecimientos de ese día podían corroborarlo completamente.

Pase mi mano por su cabello lentamente hasta colocarlo detrás de su oreja, baje acariciando su mejilla hasta que mi dedo cayó en sus labios entreabiertos, los miré con detalles, grabando cada parte de ellos en mi mente...

...joder, si es que aún no se si es normal pensarte de esta manera...

Me acerqué con cuidado a su rostro, escuchandola suspirar, estaba tentada a volver a probar su boca, tanto que uni mis labios con los suyos de forma suave, se sentía bien y mal a la vez, era el beso más sentimental que había dado, pero no podía dárselo a la mujer que tendría que dejar dentro de unas semanas, me separé lentamente y coloqué mi cabeza en su pecho, escuchando el golpetear de su corazón...

...estoy atrapada, no se si alejarme o correr hacía ti...

Mis lágrimas de tristeza mojaron las sabanas y parte de su ropa, trataba de no hacer ruido para que no despertara. Unos brazos fuertes pasaron por mi espalda apretandome en gesto de consuelo, Lucía había despertado y estaba escuchándome llorar en su pecho, ¿Que iba a pensar de mi?, joder ¿Habrá sentido el beso que le di?.

--Tendria que ser yo la que te consuele a ti.--hable controlandome.

--Prefiero que nos consolemos mutuamente.

--Si... yo también prefiero eso... ¿Como te sientes?.

--Mal y bien al mismo tiempo...

--¿C-como es eso?.

--Tengo miedo, creo que de ahora en más voy a tener miedo de salir a solas, pero a la vez me siento feliz de haber pasado casi ilesa de esa situación.

--Vale, lo comprendo...

--¿Porque lloras vos?.

--Por cosas que aún no puedo contarte, pero si esperas posiblemente te las diga.

--Bien por mi, si vos estás de acuerdo con eso yo también.

Un cómodo silencio se hizo en la habitación, podía escucharle respirar mientras movía mis cabellos. Hasta que me decidí por hablar.

--En verdad lamento ser tan difícil, esa es la única palabra que encuentro para definirme, difícil en cuanto a mi forma de ser, mi manera de pensar y actuar, soy difícil de tratar, de acompañar y de soportar, créeme, se que lo soy, pero estoy intentando cambiarlo por personas como Lidia, Carlota, Bruno... y tu, sobre todo tu, creo que fuiste la chispa que encendió esa parte de mi, no sé cómo explicarlo, tampoco se si me entendiste, pero necesitaba decírtelo, para agradecerte... gracias Lucía, por ayudarme a aceptar, gracias por todo...

--...si te digo la verdad, no se como responder a tus palabras, pero puedo decirte que no hace falta agradecer, si estás cambiando es porque lo querés, estas aceptando, son tus logros y tu vida, me siento muy feliz por vos Valentina.--Sonreí enterrando mi cara en su cuello y dejando otro beso que le hizo reaccionar, esta cria es de un mundo diferente, un mundo de pura inocencia y bondad, Lucía es un Ángel y yo soy el Demonio con el que tropezó.--Perdon por entrar sin avisar, no quería dormir sola, como ya dije, tengo miedo...

--Esperaba que lo hicieras, deje la puerta entre abierta para que pasaras, si no eras tú, eran Hades y Apolo.

--Gracias, no sabia como decirte que estaba asustada, me daba vergüenza.

--Avergonzarte por tener miedo es una idiotez, se supone que es el sentiemiento más común del mundo después de la alegría y la tristeza.

Otro cómodo silencio se hizo presente en el ambiente, esta vez, Lucía fue quien lo cortó.

--Vale... ¿Puedo llorar?.-- pregunto con su voz quebrandose en la última palabra.

--Si lo haces no te juzgare Lucía...--respondi abrazandole.

Lucía comenzó con sollozos ahogados, sabía desde el momento en el que la vi despierta que se estaba aguantando las lágrimas para no verse débil frente a las chicas. Se aferró fuertemente a mi cintura cambiando de posición conmigo y enterrando su cabeza en mi cuello.

--Gracias...-- hablo susurrando luego de unos minutos, escuche como su respiración se calmaba otra vez y la tranquilidad le inundaba el cuerpo lentamente mientras comenzaban a escucharse nuevamente gotas de lluvia caer.

Lucía es la perfección materializada, pero yo no soy digna de tal persona. No puedo decir que la quiero si voy a dejarle en un par de semanas, no debo hacerle ilusiones aunque sienta algo por ella, "Si no querías hacerle ilusiones, no le hubieses besado en Navidad", nuestra separación tiene que ser lo menos dolorosa posible, "Va a doler como no lo puedes imaginar, así que intenta conseguir respuestas sobre lo que pasó, porque dejar a Lucía no es una opción".

Soy feliz con ella, pero voy a sacrificar mi felicidad por su seguridad si hace falta.

"...vale, lo siento, tienes razón..."

ARAGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora