Vale POV
Las siguientes cinco semanas todo seguía igual.
Igual de mal.
La investigación no avanzaba, Carlota y Lidia me rogaban que hablace seriamente con Lucía y cada vez sentía que mi separación de ella era menos necesaria. La cantidad de veces que me había quedado con el puño en el aire, antes de tocar la madera obscura de la puerta de nuestro departamento eran incontables, y siempre, siempre me echaba atrás y salía corriendo como una cobarde con el pensamiento de "Es por su bien, lejos de tí ella esta bien".
Me había enterado que el proyecto hecho por ella y Carlota había obtenido una calificación de 97/100. A nuestro proyecto también le había ido bien, no tanto como a ellas pero estábamos en el top 5, al menos.
Me encontraba dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, otra vez, cuando algo, un haz de luz, cruzó por la puerta en forma de Vickingo Rubio.
--Logré dar con ella, mañana a las tres de la madrugada, en el monte Tibidabo, cerca de la Torre de les Aigües de Dos Rius.
"Ella" era esa mujer, Di Carluccio.
El rubio, con su cabellera enmarañada, medio cigarro entre sus labios y las ojeras que rodeaban sus ojos, entro despavorido a mi habitación. Tenía el semblante tan agotado que parecía que se le había restado juventud, aunque eso le sumaba un extraño atractivo.
Salí rápidamente de la cama y lo seguí con rapidez hasta su oficina, la cuál había adoptado bajo luz verde tanto de Bruno como mía.
Tomó un marcador rojo, el cuál desprendió un característico aroma a alcohol al ser destapado, y marcó un círculo sobre un mapa que se encontraba pegado en la pared.
--Justo aquí, Antonela Di Carluccio accedió a hablar contigo.
--Eso es maravilloso Blaz.-- hablé abrazándolo con alegría, alegría la cuál se desvaneció en ambos al instante, ¿que nos alegraba exactamente? Podría ser el hecho de por fin haber conseguido una audiencia privada con Di Carluccio, pero, ¿eso no significaba tener que arriesgar mi vida? ¿O que ella podría realizar cualquier movida que quisiese ya que nos tenía a su merced? ¿Ya que ME tendría a su merced?
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y automáticamente tuve ganas de llorar, pero me contuve, me contuve porque sabía muy bien que si lo hacía, Blaz dejaría esta idea e iría por otro camino.
--¿Como lo conseguiste?.-- pregunté con una pequeña sonrisa.
--Envié una señal a cien kilómetros a la redonda que sólo podía ser decodificada por un experto en Lenguaje Binario y Latín con ayuda de una amiga el cuál lo realizó, media hora después recibí una llamada la cuál me dió la fecha y hora exactas que te acabo de decir...
--Siempre me ha impresionado tu inteligencia Blaz, dale las gracias a tu amiga de mi parte también.
Un silencio llenó el ambiente.
--¿Lo harás?-- preguntó con una mirada que demostraba tristeza.
--Si.-- hablé firmemente, intentando demostrar la menor duda posible.
Las horas pasaron y ambos nos quedamos repasando el plan hasta que el sol salió y se coló lentamente por las persianas.
Kers se había sumado a nosotros, los tres, al igual que cuando éramos unos simples críos, realizando planes para nuestras travesuras, las cuales consistían en colocar bombas de tinta a las criadas, esconder las herramientas del jardinero y rasurarle el bigote a Héctor con cera o dibujarle monóculos con marcadores indelebles, nos pasamos casi todo el día. Aunque, en estos momentos, eso no sucedería, ya no eran bromas pesadas, ahora estaban en juego mi vida y la de Bruno.
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ARAGON
De TodoEspaña, finales del 2019, una joven adulta rica, consentida y la futura dueña de la empresa de periodismo más grande de España es obligada a hacer algo que le cambiará la vida, ¿Para bien o para mal?. Argentina, finales del 2019, una recién graduada...