62ºCapítulo "Está robando"

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Narra Kat

Claro, ¿por qué no? 

Es sencillo. Me acerco a ella y le digo algo así como: "Hola perra, estoy deseando que seamos amigas", seguro que resulta convincente y pronto tenemos nuestras propias pulseras de la amistad. 

Se les oye hablar desde la cocina, es obvio que no hablan de nada demasiado importante porque puedo distinguir, entre el barullo que forma la tele, las palabras "guay" y "echa sal", por tanto, como mucho están haciendo la cena mientras mi padre trata de hacerse el remolón. 

-¿Coméis conmigo hoy?- pregunto con la mejor carita de inocencia que tengo. Alice me dirige una midara extrañada y mi padre sonríe incrédulamente. 

-¿Quieres un batido de plátano, Kat?- me ofrece La nueva Zorrita, claramente, fingiendo ser amable-, tu padre me ha dicho que te gusta y...- me veo obligada a interrumpirla porque es el batido que me hacía mi madre y probablemente, por el Alzheimer, ella ni se acuerde. 

-¡Alice!- grito ya harta de no llevar el mando de la conversación- que detalle. Pues sí, me apetece gracias- las palabras me dejan un sabor agrio en la garganta-, conozco un sitio genial donde venden batidos de frutas súper buenos. Tendríamos que ir un día tu y yo, ¡e ir de compras!- la expresión de susto de ambos me dice que aun creen que estoy siendo sarcástica o simplemente estoy bromeando-¡Juntas! 

-Estaría encantada, Katherine- añade con un entusiasmo que me produce nauseas. 

-Claro, podríamos ir este viernes, por ejemplo...- en ese instante suena el teléfono de casa. Me disculpo y voy a contestar con rapidez-.¿Sí? 

-Parker. 

-Patherson- respondo al reconocer la voz de Darren, quien se ha tenido que marchar pronto esta mañana  ya que tenía waterpolo. 

-¿Vienes a comer?- este chico no sabe de la que me acaba de salvar. 

-Por supuesto. 

-Además, mi madre no está y tenemos la casa para los dos solos- me da un vuelco al corazón. ¿Por qué tengo tanto miedo al sexo? Estoy completamente segura de que entregarme a Darren no sería ningún error, no obstante, sigo temiéndolo. Puede que sea por lo que me pasó con Blane o sencillamente soy una cagada inexperta. 

-Sí, bu-bueno. Claro. 

-Aunque creo que lo mejor sería sacar a pasear a Buster- corrige tras notar mi parálisis mental a través de la línea.- acto seguido, cuelgo y explico a La nueva zorrita y a mi padre, que a pesar de las tremendas ganas que tenía de comer con ellos, se me había olvidado que la familia de Darren me ha invitado a comer hoy. Vamos a contar mentiras. 

No tengo por qué estar nerviosa. Él ya ha desechado la idea de... eso. Soy consciente de que Darry me respeta y lo hará siempre, le conozco y sé que nunca ha presionado a ninguna chica. Incluso esa tal Natally que se dedicaba a sobarle la entrepierna pero a la hora de la verdad se echaba atrás. Hasta que llegó el día en el que le confesó a Darry que quería llegar al matrimonio virgen ¡Y estuvieron saliendo tres meses más! 

Sé que no debería meterme, pero esa chica era estúpida. Me caía fatal, aunque, claro está, yo me moría de celos.  

Esa fue la última novia de Darren, antes de mí. 

Sin percatarme, ya he hecho el camino hasta su casa. Toco el timbre delicadamente, como si temiese despertarle o algo parecido. Los pequeños ladridos de Buster suenan detrás de la puerta y cuando mi amigo la abre por fin, el perro se me echa encima. Me agacho y lo abrazo con fuerza para luego plantarle unos cuantos besos a los que él responde con lametones por toda mi cara. 

¿Ella en problemas? ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora