5ºCapitulo "No vuelvas a llamarme nena"

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Mañana hace una semana desde que Darren y yo hablamos sobre lo nuestro, aun no sé qué contestarle, no me ha presionado en ningún momento, pero sé que espera una respuesta. Es mi amigo, siento cosas muy fuertes por él, que no he sentido por nadie antes, aunque tampoco he tenido  ocasión, él es el primero. No sé si lo que siento es suficiente como para arriesgarme a romper nuestra amistad, e igual lo que siente él tampoco es tan fuerte aunque no creo que para él esto haya sido un capricho momentáneo, porque nunca  se ha puesto nervioso hablando conmigo.

 Ésta semana he andado un poco distraída entre exámenes y el imbécil de Blane. No ha perdido ocasión de insultarme y reírse de mí delante de gente, ridiculizarme y despreciarme, a parte de lo que contó en clase, su comportamiento en casa, es como si fuera de ésta no hubiese pasado nada. Darren está muy molesto, y no me extraña, el otro día después de pelearse con los amigos de Blane, mi padre le preguntó por lo sucedido con sus amigos, ya que yo no quise contar nada. Blane se limitó a decir;

- Pregúntale a la que tiene el problema.

Tocan al timbre. Me levanto rápidamente y me dirijo a las escaleras para bajar y abrir, pero cuando llego a la esquina de éstas, veo que Darren ha llegado y Blane  ha abierto  la puerta,  hablan de algo, Darren esta tenso, no oigo nada , hablan en susurros, me temo lo peor, no quiero que Darren me defienda, me hace sentir débil.

Blane ríe divertido y es entonces cuando oigo a Darren añadir;

-La vas a dejar en paz, no sigas con esto- .Blane suspira y vuelve a reír, esta vez mordiéndose el labio inferior como conteniendo rabia.

- Estará arriba – dice mirando mi escondite, me ha visto. Darren sube  las escaleras, yo estoy inmóvil, al llegar al último escalón se encuentra conmigo. No decimos nada, solo nos miramos, yo tratando de encontrarle sentido a lo que acabo de presenciar y él tratando de interpretar mi cara. Tras dos segundos eternos, por fin habla.

-Tenemos que hablar- esa frase me atraviesa el pecho como una punzada, es como si le quisiese tanto que esa típica expresión de ruptura me destrozase por dentro.

Me coge la mano y me lleva a mi habitación.

-¿Qué has oído?- Pregunta con firmeza pero angustiado.

- No lo tengo claro- respondo mirando sus grandes ojos marrón miel.  Se hace un silencio, éstas son la clase de cosas que antes no nos pasaban, hay algo que está fallando entre nosotros y no quiero que cambie absolutamente nada. Trago saliva y suelto a toda velocidad-; me estás defendiendo ¿verdad?- Darren me abraza, y me susurra al oído.

- No voy a dejar que te haga daño.- me suelta y me da un beso en la frente-. Tengo que irme.

-¿Po-por qué?- tartamudeo desconcertada.

- Me paso a la tarde ¿vale?- asiento y cierra la puerta de mi cuarto al irse.

Puedo  sentir el enorme nudo que atenaza mi garganta, no entiendo que está pasando, me siento traicionada, mi mejor amigo me oculta cosas, el mismo que quiere avanzar un paso en nuestra amistad. Por un lado no creo que deba sentirme así, él siempre ha estado ahí para ayudarme cuando lo  he necesitado y nunca me ha mentido,  sin embargo me siento fatal, quiero llorar pero no encuentro ninguna razón lo bastante lógica  para hacerlo, así que trago saliva y pienso en argumentaciones para convencerme a mí misma de que no tengo razones para desconfiar de mi mejor amigo.

 Las cosas han cambiado, y los dos lo sabemos, aunque tratemos de negarlo y ocultarlo , algo es distinto y dudo que vuelva a ser igual. 

Cuando podíamos sentarnos abrazados en la playa, que la gente pensase que éramos pareja y no nos molestase, podíamos reírnos tanto que nos doliese la tripa y tanto tiempo seguido que se nos olvidaba de lo que nos reíamos y esto hacia que volviésemos a reír. Cuando veíamos películas en mi casa, terminaban y  reproducíamos los diálogos en nuestras conversaciones, pero lo mejor era la cara que ponía la gente al escucharnos. Cuando me llamaba "pecas" , cuando trajo a un perro abandonado que le siguió hasta mi casa. Cuando me sentaba entre sus piernas y jugábamos con un mismo mando a la Play. Cuando le enseñé a nadar en la piscina municipal y nos echaron porque gritaba mucho, y esa vez que fuimos en metro en pijama por simple una apuesta, aunque creo que la jugada no fue más que una excusa para hacerlo. Si llovía pasábamos la tarde hablando por el teléfono fijo...

¿Ella en problemas? ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora