Narra Darren.
Era la primera vez que nos enfadábamos por tanto tiempo. Habíamos tenido alguna que otra pelea tonta pero nunca habíamos permanecido más de dos días sin hablarnos, supongo que antes se nos hacía más duro pasar tiempo separados. Por lo que a mí respecta, me está costando, intenté llamarla e incluso hace un par de días fui a su casa pero no me animé a tocar el timbre. Simplemente no quiero agobiarla, sé que lo arreglaremos, solo es cuestión de que las cosas se calmen un poco.
Llueve bastante así que acelero el paso hacia casa, les expliqué a los chicos y a Cyril, que estos días no quiero que me acompañen a casa, que prefiero pensar. Lo comprendieron y no protestaron. Antes amaba los lunes porque solía comer en casa de Kat y nos veíamos un poco más de lo normal. Siempre me ha llamado la atención la cantidad de tiempo que me dedica, quiero decir, tratándose de una chica tan estudiosa y que siempre prefiere leer a relacionarse con otra persona. Lo que me recuerda, falta poco para las vacaciones de navidad y todos los años nuestros padres organizan alguna cena o compromiso, no sé si el padre de Kat estará al tanto de lo que está pasando. Y lo que es peor, mi cumpleaños, ella nunca ha faltado a ninguno, ni yo a los suyos, falta una semana y parece que tengo que decidir ya como celebrarlo. Aunque supongo que Mike y los demás se empeñaran en ponernos ciegos a alcohol e ir a alguna fiesta. Francamente, éste año me bastaría con ver una película con mi mejor amiga.
Saco las llaves de la mochila y abro la puerta. Buster ladra y mueve la cola animado por mi llegada, es el pastor alemán abandonado que nos siguió hasta casa a Kat y a mí el año pasado. Nadie lo reclamó y me lo quedé pues Jerry no quería perros en casa, cosa por la que Kat sigue culpándolo. Me agacho para saludarlo y después de lamerme la cara unas cuantas veces se dirige al sofá en el que se tumba. Sabe que eso solo puede hacerlo cuando estamos solos en casa pues como le pillase mi madre encima del sofá lo echaba a la calle. Todas las ventanas están abiertas, lo cual me sorprende. Voy a la cocina y cierro la de allí. Cuando voy a abrir la nevera para picar algo, veo una nota pegada a la puerta de ésta.
Darren: No sé si te acordarás pero hoy Ann tenía excursión al acuarium y como come fuera he aprovechado para ir a ver a Jerry y Kat, que hace mucho que no hablo con ellos. Un beso.
Genial, a esto es a lo que me refería. No creo que Kat le cuente nada, pero me preocupa de todas formas. Por otro lado, me parece injusto que mi madre pueda verla y yo no. Debo darle tiempo. Anna es mi hermana pequeña, tiene nueve años pero es tan infantil como una niña de siete, o al menos de eso quiero convencerme. Es la niña más preciosa que he visto nunca pero ella está acomplejada por ser rubia. Dice que quiere ser lista (según ella, su pelo se lo impide) y valiente como la princesa Mérida, de la película Brave de Disney. Supongo que por eso admira tantísimo a Kat que es pelirroja como ella. Cuando el vello de los brazos empieza a erizarse me doy cuenta de que me había quedado frente el frigorífico sin hacer nada. Agarro una botella de agua fría y voy hacia el salón, donde Buster me espera despatarrado y adormilado sobre el sofá. Lo aparto un poco, para hacerme sitio y enciendo la televisión. No me gusta ver las noticias, pues son deprimentes. Sin embargo casi me he acostumbrado a verlas a diario pues Kat las ve constantemente y, por lo que he aprendido éstas dos semanas, Cyril también.
Suena el timbre. Me levanto perezosamente, aún con la botella en la mano, y me encamino hacia la puerta. Cuando abro siento que se me para el corazón. No parecía ella. Desde luego tenía mejor aspecto que la última vez que la vi pero aun conservaba los ojos hinchados e inyectados en sangre sobre unas pronunciadas ojeras. Siempre me ha gustado su tez pálida, pero hoy estaba demasiado blanca, parecía enferma. No me extrañaría pues está calada, como si se hubiese dado una ducha vestida. Lleva el pelo suelto pegado a la cara y hombros y estaba empapado. Observo como una débil gota se resiste a caer de la punta de su nariz, la cual aparta de un manotazo. Completamente paralizado consigo abrir la boca pero Kat habla antes de que pueda articular ninguna palabra.
- Déjame hablar, por favor-. Me mira avergonzada, nunca me ha mirado así. ¿Qué la habrá hecho ese capullo ahora?. Se muerde el labio inferior como tanto me gusta -. Lo siento- y rompe a llorar. Verla así es como si me apuñalasen en el alma así que no dudo en apresurarme a abrazarla. No era consciente de cuanto había deseado tenerla cerca éstas dos semanas. La aferro más a mi pecho, como para asegurarme de que realmente está aquí. Ella también me rodea con sus delgados brazos que están helados.
-Eh,- levanto su barbilla con el pulgar, intentando mirarle a la cara pero en seguida vuelve a bajar la cabeza-. No tienes que disculparte por nada.
- No te lo conté- dice sollozando.
- Pero yo no debí...
- Eres mi mejor amigo y lo de Blane... tenía que habértelo contado todo y...- coge aire y vuelve a llorar.
- Tranquilízate, no pasa nada. Estoy contigo- y vuelvo a acercarla a mi cuerpo. En ese momento Buster ladra intranquilo desde la entrada hasta que reconoce a Kat y comienza a saltarla encima. Ríe en un sollozo y se seca las lágrimas para saludar al perro que tanto quiere.
ES SUPER CORTO! INTENTARÉ SUBIR EL SIGUIENTE AHORA MISMO.
ESTÁS LEYENDO
¿Ella en problemas? Imposible
RomanceLlega con su mochila cargada sobre un hombro, mirando a su alrededor para asegurarse de que todos le han visto y le han admirado, como si no hubiera en el mundo ser más interesante que él. Al fin y al cabo es el más popular y por lo tanto, hay que...