50º Capítulo "Años de amistad perdidos"

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Narra Darren

Las palabras de mi mejor amiga me han dejado plantado en el sitio, sin saber qué decir, hacer o pensar. No lo podía estar hablando en serio, ¿hasta aquí llegaba mi cabezonería? Lo he estropeado todo, tiene que estar realmente enfadada conmigo para decirme esas cosas. Lo he hecho todo mal.

Para empezar nunca debí de enamorarme de ella, en fin, es mi mejor amiga, a la cual conozco desde que teniamos diez y ocho años, si algo sale mal se terminará todo, y si volvemos de alguna manera a ser amigos, ya nada sería igual, son muchos años de confianza y amistad acumulados para luego tirarlos por un antojo. Ella, lo sabe, está claro que, a pesar de ser dos años menor, es muchísimo más inteligente que yo, es más, en numerosas ocasiones me ha ayudado con mis exámenes porque aunque no hubiese dado la materia en su vida, con solo leerla la entendía y sabía explicarla con más claridad que muchos de mis profesores. Por eso creo que ella debe saberlo, lo sabe todo, pero no quiere admitirlo, seguramente ni en su cabeza. Sabe que Kelly no es más que un farol, sabe que con la que verdaderamente quiero estar en todos los momentos del día es con ella. Pero lo que más me duele es que también sabe que es una imprudencia estar conmigo, con su mejor amigo, porque me necesita, o al menos eso creía hace tres minutos. Ahora solo sé que él que la necesito soy yo, que me he confiado excesivamente y que ya no hay nada que hacer.

Es obvio que tengo que hablar con Kelly, es una chica fantástica y comparto miles de gustos con ella, probablemente, si Kat no estuviese en mi vida, saldría con ella.

Ayer todo estaba bien, tan solo fantaseaba con que mi mejor amiga quisiese estar conmigo, pero no me imaginaba que esto pudiese suceder.

De pronto miro a mi alrededor y no encuentro la cabaña, tengo una extraña impresión de agarrotamiento en los brazos, y un fuerte dolor en las manos. Aturdido, miro el lugar de donde procede el daño y descubro, no con poca sorpresa, que tengo los nudillos llenos de pequeñas heridas que sangran y tienen trozos de nieve y suciedad pegados, casi incrustados. He estado pegando a un árbol. Esto es patético.

Entro en la casa, más por instinto y necesidad debido al frio de la montaña, que por ganas de ver a todos y fingir que todo va bien. Pienso en que no seré el único inapetente, Kat tiene esa absurda costumbre de intentar convencer a los demás de su felicidad, pero eso conmigo nunca le ha funcionado, y estoy seguro de que, aunque sea muy poco, ha tenido que afectarle.

No era consciente de lo que deseaba verla tan destrozada como yo hasta que cruzo la puerta y oigo una sonora carcajada suya, me giro en redondo. Ver aquello resultaba ser como una patada en el estómago que nunca descansaba. Podía haber estado riendo por algo dicho por mí, claro está, si no la hubiese cagado.

Pese a que era terriblemente descortés por mi parte, decidí irme a mi habitación e intentar no amargar la existencia a nadie más. Sin darme cuenta estoy tumbado boca arriba con una sensación de vértigo que es tan agobiante como estremecedora. A lo tonto van pasando las horas, Mike viene de vez en cuando y me habla un buen rato, hasta que, de mal humor por no ser escuchado, se larga dando un leve portazo.

Si fuese un poco más inteligente, más rápido, al menos, sabía cómo actuar. Qué hacer ahora. Igual simplemente después de esto no hay nada, se acaba así, con una discusión tonta producida por veinte iguales del pasado. Quizá se haya terminado.

No es hasta que Ce entra por la puerta, que me recuesto y pongo en una postura algo más decente. No dice nada, se dedica a sentarse a un lado de la cama y observar sus manos cruzadas sobre su regazo.

-Me estáis decepcionando. Mucho.

-¿Perdona?- tengo esa acida sensación de despegar los labios cuando no has hablado en bastante tiempo.

¿Ella en problemas? ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora