Narra Blane
Desde luego la lista de mi hermanastra se había quedado con la tarea más fácil, soportar a Jade era todo un arte, hacía falta sacarse un master en psicología para no suicidarse en un intento de hablar de algo que no fuese de las ganas que tiene de acostarse conmigo.
Vamos a ver, que no se me mal interprete, es natural que se sienta atraída hacia mí. Ni si quiera Katherine, que es, aparentemente, el ser más repelente y testarudo que he conocido en muchos años, pudo resistirse a mi obstentoso cuerpo. Eso solo puede querer decir una cosa; nunca dejaré de sorprender a las mujeres.
Sé de sobra que Kat y Darren deben de estar dándose el lote en su habitación y como no me apetece montar una escena protestando por lo mucho que se aprovecha ese babeante babuino de ella, he decidido empezar con el plan y engatusar a Jade.
Llamo a la puerta sin demasiado interés, pues no puede estar haciendo nada muy importante sin mi presencia. Su voz chirriante me dice que espere y tras un rato me invita a pasar y se me cruza por la cabeza que esto no es una buena idea y que de alguna manera está mal, porque sigo pillado por Kat y si tengo que liarme con esta petarda puede que no me sienta tan bien como pensaba después de todo.
-¡Hola, Blane!- me hace falta parpadear un par de veces para asimilar lo que estoy viendo. La chica lleva uno leggins exageradamente prietos, tanto que podrían servirle de segunda piel, y un top que deja su vientre al aire. Todo el conjunto es negro y le hace parecer una motera de esas que aparecen en las revistas que están en el apartado escondido del estanco.
-¿Te ha comido la lengua el gato?- pregunta acariciando su larga melena negra recogida en una cola de caballo.
-¿Vas a salir?- digo algo confuso puesto que ignoro a dónde puede ir tan provocativa entre semana.
-No, solo me he puesto algo cómodo para recibirte- entonces me doy cuenta de que Jade es una de esas chicas tontas que duran una noche, de esas que las usas y las tiras. ¿Por qué razón no había ido a por ella antes? Vale, tengo una misión pero… no pasaría nada por divertirse un poco mientras tanto. Se desliza como una serpiente hasta la cama, donde toma asiento en una postura bastante tentadora pero seguramente incomoda.
Me siento a su lado y reconozco que me contengo bastante para no lanzarme y besarla. Por un lado, me alegro de que esa faceta mía haya vuelto a relucir en mí, pero también está Katherine y cada vez que intento algo con alguna presa fácil me acuerdo de ella. Bien, hoy pondré eso a prueba.
-¿Qué tal te llevas con Kat ahora?- ni si quiera sé cómo voy a conducir la conversación para obtener lo que quiero.
-Sigue tratándome fatal, Blane. Si no fuese por ti y por lo que me ayudas no podría sobrevivir a esto- responde haciéndome pucheros para luego colocar sus rodillas a ambos lados de mi cuerpo y turbarme bocarriba con ella sobre mí-. No sé qué haría sin ti- me susurra al oído. Así no hay quien se concentre. Le acaricio la cara con delicadeza y curvando una de mis sonrisas traviesas.
-No te preocupes, ella solo quiere lo mejor para mí, y tú… eres una amenaza para ella.
-¿Eso crees?- mi mirada se desvía hacia su, casi completamente descubierto, pecho y hace que me distraiga temporalmente-, ¿sigues pensando en ella?
-¿Qué?
-Oh vamos, no te hagas el tonto. Sé que tuvisteis algo- ha sido más sencillo de lo que pensaba llegar al meollo del asunto.
- Jade, ¿escuchaste la conversación que tuvimos?
-¡Por supuesto que no!- grita poniéndose en pie. Eso sí que no se lo consiento, la agarro de la cadera y provoco que se gire hacia mí.
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¿Ella en problemas? Imposible
RomantikLlega con su mochila cargada sobre un hombro, mirando a su alrededor para asegurarse de que todos le han visto y le han admirado, como si no hubiera en el mundo ser más interesante que él. Al fin y al cabo es el más popular y por lo tanto, hay que...