Narra Cyril
Permanezco quieta, inmóvil, observando el pequeño juguete rojo. Es como si mi cuerpo se hubiera cansado de responder, de reaccionar.
Mike corre peligro, mi hermano también lo hace, ¿y yo qué? Simplemente contemplo el modo en el cual las cosas van a ocurriendo sin tomar medidas. Creo que hace tiempo que he dejado de temer por mí, hace tiempo que llevo soportando cosas que no debería y hace tiempo que he empezado a importar a más gente sin planearlo.
No me atrevo a entrar en casa, en mi propia casa y me siento ridícula por ello. Probablemente no esté ahí dentro esperándome, hasta él tendrá cosas más importantes que hacer que ver como me muero de miedo. Todos las tienen, menos Mike.
Esta es una guerra que no puedo ganar.
No comprendo muy bien la razón, pero guardo el coche con la inicial de mi padrastro en la mochila. Y abro la puerta, porque ya me da igual lo que me espere dentro, es algo que ocurrirá tarde o temprano.
-¿Hola?- consigo pronunciar.
-¡Hey!- grita Jackson desde la habitación- ¿qué haces aquí tan pronto?- por su voz puedo deducir que está de resaca, lo más seguro es que anoche volviera sobre las seis de la mañana y lleve a penas tres horas durmiendo.
-Han atropellado a Mike- alego apoyándome en el marco de la puerta-, pensé que te gustaría saberlo.
-¿Por? Me cae bien...- está claro que no cuenta con todas sus facultades comprensivas.
-Lo digo para que vayas a verle al hospital- añado con paciencia, no me gusta que se emborrache, me recuerda a mi madre de alguna manera- ¿Y mamá?
-Me llamó ayer, estaba en casa de no sé quién.
-Perfecto- respondo quitándole importancia, al tiempo que me agacho debajo del escritorio para coger el skate de mi hermano-, me lo llevo ¿vale?
-No hace falta que finjas, conmigo no- sin darme cuenta Jackson se ha incorporado y ahora está sentado en la cama.
-Bien, descansa.
Debo parecer una paloma encima de un skate porque vigilo cada punto de la calle con precisión, lo cual es paranoico y enormemente patético. El hospital está algo lejos de mi casa, pero por una parte, en estos momentos, no me molesta demasiado, tengo tiempo para pensar en todo, a pesar de que a la larga sea peor y me siente mal.
Cuando ya estoy en la puerta llamo a Darren, quien me indica que la habitación de Mike se encuentra en el segundo piso. Subo los escalones lo más rápido que puedo y en el instante en el que veo a mis amigos sentados en la sala de espera, no podría sentirme más desgraciada.
Kat es la primera que se levanta para saludarme, la verdad es que igual me he pasado un poco con ella antes. En todo caso, ahora mismo es lo que menos me interesa.
-Sé lo que estás pensando pero tenemos que esperar a que nos permitan entrar... lo hacen por su bien- dice ella de forma serena,pero me fijo en Darry unos metros más adelante, parando a todos los enfermeros y preguntándoles qué le sucede a nuestro amigo.
-¿No nos van a decir nada?- necesito entrar a verle, comprobar yo misma que está bien. Decido ayudar a Darren y finalmente acorralamos a unos cuantos enfermeros pero ninguno sabe o quiere decirnos nada. Todos contestan tonterías como "no soy de está planta" o "por favor dejen paso", no entiendo a qué viene tanto secretismo.
-A tu novio le pilla un coche por ir en monopatín y tú vienes al hospital montada en uno- me espeta el chico, que está especialmente tenso.
-No es mi novio.
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¿Ella en problemas? Imposible
RomanceLlega con su mochila cargada sobre un hombro, mirando a su alrededor para asegurarse de que todos le han visto y le han admirado, como si no hubiera en el mundo ser más interesante que él. Al fin y al cabo es el más popular y por lo tanto, hay que...