Narra Darren.
No recuerda nada. No recuerda nada.
Eso puede ser tanto bueno como catastrófico. ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil? Debería haber estado con ella, estaba borracha, no decía nada en serio. ¿Qué clase de amigo soy?
En mi defensa se podría decir que tampoco contaba con todas mis facultades de razonamiento puesto que también me pasé bastante con el alcohol. Lo peor fue como el capullo de su hermanastro se aprovechó, que asco me da ese baboso.
Tengo que pensar que voy a contarle y que no. No es mentir, es ocultar la verdad. <<No puedes hacer eso, pedazo de imbécil. Es tu mejor amiga>> Me meto en la ducha y apoyo la espalda en los azulejos. Simplemente no puedo hacerle esto.
Flashback:
La sensación de ver a una persona que quieres con otra es horrible. Recuerdo como la impotencia se apoderó de mí y aparté bruscamente a ese gilipollas de mi mejor amiga. No podía soportar verlos juntos, ver como se besaban. Además, por lo menos en ese momento, ella no quería. Tire de su patética camiseta y lo arrojé al suelo, en dos segundos ya estaba arriba de nuevo y le propiné un puñetazo en la cara. Pararon la música en algún momento entre el segundo impacto y la patada en el estómago de después. Pensé que nos iban a echar, pero luego me di cuenta de que era la casa de Mike. Blane se incorporó a la velocidad de la luz y me hizo una zancadilla extraña que no vi venir y caí precipitadamente al suelo. Fue entonces cuando Kat se interpuso entre ambos y me ayudo a levantarme.
-Darren, para por favor- impulso hacia atrás mi abdomen obligándome a retroceder. La ira recorría mis venas bruscamente, me palpitaba la sangre en todo el cuerpo, pero me contuve. Por ella.
- A la puta calle, venga- grito Mike a Blane y salió por la puerta con aires de chulo triunfador.
-¿Estás bien?- murmuro casi para sí misma, estaba asustada y aquello me gustaba de alguna manera, estaba preocupaba por mí. Me examinó los brazos en busca de algún rasguño.
-¿Tú?- solo con mirarme a los ojos supe que encontrarse a ese lerdo en la fiesta le había arruinado la noche. Kelly apareció detrás de ella con cara de pocos amigos.
-Kelly,- exclamó siguiendo mi mirada- voy a ir a buscar a Mike para que me dé una tirita o una venda para la herida que tiene en el codo. Quédate con él, esperadme aquí- ordenó y casi consiguió escabullirse entre la gente, pero la retuve sujetándola del brazo.
-No, que vaya a Kelly a por la venda- obviamente yo no quería ofender a nadie, en mi mente no sonaba tan terrible. Kat con los ojos como platos esperó a la reacción de esta. Kelly se limitó a asentir y sonreír mientras me levantaba el brazo para ver el arañazo, después desapareció. Empujé a mi amiga contra la pared como había hecho su hermanastro antes.
-¿Tú también?- preguntó conteniendo una risotada pero yo sabía que tampoco le gustaba ésta situación. Coloqué las manos en ambos lados de su rostro y noté que ella no sabía ni dónde mirar.
-No me gusta, ese tío- sonrió de una manera muy rara, y me molestó bastante. ¿Qué tenía de gracioso lo que acaba de decir? Sin embargo aún notaba su inquietud y aquello me reveló que todavía mandaba yo.
-No creerás que me gusta Blane, de nuevo. ¿No?- preguntó ladeando la cabeza, parecía que le divertía todo esto, lo cual no era normal en ella-. Ha sido él- se escusó poniendo pucheros, entonces lo supe.
-¿Qué mierda has bebido, Kat?- sus mejillas se enrojecieron ligeramente.
- No tengo ni idea, pero sabía mal- y empezó a reír, no podía haberle dado tiempo a beber tanto. No la había perdido de vista tres minutos. Aquello no estaba bien, tenía que llevarla a casa. Kelly llegó en el momento oportuno y Kat se distanció un poco, porque creía estar haciéndonos un favor, traté de seguirla con la mirada pero pronto la perdí. Deseaba que Kelly me vendase el codo de una vez, Kat nunca había bebido antes, esto podía acabar fatal.
La gota que colmó el vaso fue ver entrar a Blane de nuevo en la fiesta.
-Kelly, venga, más rápido- dije exasperado. Ella retrocedió tímidamente-. Tengo que hacer una cosa- anuncié mientras corría tras el hermanastro de mi amiga. No quería que estuviese allí, ni cerca de ella. No se lo merecía. Busqué durante quince minutos y no localicé a nadie, ni si quiera a mis amigos, la sensación de agobio de mi pecho aumentó notablemente.
¿Y sí la había encontrado?
Efectivamente, eso fue exactamente lo que pasó.
-¡Darry, joder!- vociferó Mike detrás de mí.
-¿Dónde estabais?- protesté pero mi amigo ni si quiera me escuchaba, me señalo la cocina y grito algo que no supero el volumen de la música.
- Es Kat- el chillido me dolió en el tímpano. Me encamine hacia donde me había indicado. Al principio solo vi un montón de personas en un corro, luego reconocí a Kat que estaba en el centro de este, sentada en la encimera y Blane reía sonoramente a su lado. Aparté a todos los salidos que observaban a mi amiga y me hice paso.
-¿Qué estás haciendo?- Kat aplaudió animada mi llegada.
-¡Chicos! Este es mi súper mejor amigo, osea es que es lo mejor. Lo digo en serio- le patinaban las eses, lo cual parecía hacerle mucha gracia-, Darren, este de aquí- señaló a un chico moreno que tenía la mano en su rodilla- esssssss… ¿George?
- No, pero llámame como quieras- corrigió su nuevo amigo tras guiñarle un ojo. Había entablado amistad con todos, y a algunos los conocía. El chico subió más la mano hasta que acabó en el dobladillo de la falda de Kat, quien cejuda devolvio la mano del sujeto a su rodilla. De haber estado sobría el chico ya no tendría dedos en las manos.
-Kat, nos vamos- todos los presentes ahogaron un “Oh…” lo que a mi amiga le puso muy feliz, tanto como para dar un largo trago a su vaso.
-Esta no se va a ninguna parte- dijo el chico sobón mientras colaba la mano por dentro de la falda. No soporté más y le pegué un puñetazo en la mandíbula. La noche iba de mal en peor. Kat me abrazó y no entendí del todo por qué, solo sé que aproveche para sacarla de allí. ¿Qué le pasaba a todo el mundo?
Debí suponer que el petardo de Blane no me dejaría salir con ella así sin más, note una mano en mi hombro y cuando giré el impacto sobre mi cara fue brutal. Caí al suelo de espaldas y desgraciadamente, el cuerpo de Kat amortiguó mi caída. Se quejó pero en seguida se arrodilló y saco un pañuelo para limpiarme la sangre de la nariz. Blane la levantó rápidamente sin darla tiempo ni a desplegarlo.
-Suéltame.
-Con lo bien que lo estábamos pasando, Katherine…- le susurro Blane, Kat se zafó como pudo de su agarre mientras yo me levantaba de nuevo, esperando cualquier cosa.
- Eres mi hermanastro- afirmó cortante pero no debió parecerle argumentación suficiente pues añadió-: y estoy patéticamente borracha.
- Haz lo que quieras- alegó Blane dirigiendome una sonrisa irónica y la empujó levemente al pasar por su lado, yo tuve que reprimir las ganas de matarlo a golpes, para arrastrar a Kat hasta la salida.
-No me quiero ir,- se quejó- George tenía que enseñarme a silvar. Me lo ha prometido ¿sabes?
- Mañana me lo agradecerás- dije abriéndole la puerta del coche, pero se negó a entrar.
-No me quiero ir.- insistió ella- ¿por qué haces esto?
-Porque estás borracha- grité ya cabreado.
-Siempre me estás confundiendo, no entiendo nada- parecía que su borrachera se había transformado en enfado-¿Dónde está Kelly? ¿Por qué no estás con ella?
- Tú no tienes derecho a preguntar eso- Kat palideció y vi como sus ojos vidriosos luchaban por no romper a llorar.
-Ah ¿no?- frunció el ceño y mordió su labio inferior con fuerza, esperaba una respuesta-. Siento haberme entrometido entonces- alguien la llamó desde dentro y ella contestó subiendo el pulgar. Se limpió las lágrimas y me miró durante unos segundos antes de empezar a andar. La seguí y ya no pude aguantar más.
-No te vayas- y la besé, ambos queríamos eso, pero yo no podía ignorar el hecho de que ella estaba ebria, y quizás mañana se arrepintiese. Lo que no esperaba era que fuese esa misma noche. Se separó de mi violentamente. Solo nos miramos, ella fue quien apartó la vista primero.
-Esto es una mierda- aquello me sentó como una patada en la cara, ella estaba disgustaba y yo tenía la culpa-. Vas a estropearlo todo.
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¿Ella en problemas? Imposible
RomanceLlega con su mochila cargada sobre un hombro, mirando a su alrededor para asegurarse de que todos le han visto y le han admirado, como si no hubiera en el mundo ser más interesante que él. Al fin y al cabo es el más popular y por lo tanto, hay que...