9º CAPITULO "Rima XLVI"

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-Que desagradable eres- responde mientras recupera el teléfono, el cual hace unos segundos se le resbaló de las manos. Igual no tenía malas intenciones, puede que ¿le diese pena? Pero no estoy aquí para dar pena y que la gente se compadezca de mí. No importa, esto no es nada comparado con lo que él me hace pasar, sin embargo no me siento satisfecha con mi contestación–. No me extraña que todo el mundo te trate como una mierda- dice curvando el labio superior con desprecio, mientras yo trato de contener las irrefrenables ganas de arrancarle los pelos de esa asquerosa pero ingeniosa cabeza y darle una bofetada. Supongo que me repugna su actitud antipática fingida y esa falsa confianza que tiene en si mismo, sí, supongo que eso le hace inaguantable. Cuando quiero darme cuenta estoy chillando un montón de estupideces, las cuales salen de mi boca sin ser planteadas, además de estar agarrándole del cuello de la camiseta.

- ¿Me vas a pegar? – pregunta divertido con la espalda apoyada en el marco de la puerta, si quisiese podría soltarse, claro que eso sería más fácil para mí que ahora debo hacer algo con lo que he empezado. Miro sus profundos y azules ojos, su mirada es tan fría que me disminuye. Estoy de puntillas y con el pecho pegado al suyo, cojo aire sin control y noto los latidos del corazón retumbar en mi cabeza, no comprendo por qué. Vuelvo a bajar a mi perspectiva corriente, sintiéndome bastante más pequeña bajo su gélida mirada, ya no le sujeto.

- No debí pegarte nunca, lo siento – avergonzada aparto la mirada, es lamentable que tuviese que recurrir a la fuerza aquel día. Vuelve a mofarse y por fin se gira y sale de mi habitación. 

Me pregunto qué hora será, voy hacia mi mesa de estudio y me siento en la silla que Darren tiró de una patada unas horas antes, es entonces cuando me doy cuenta de que alguien tuvo que recogerla, Blane la recogió, suspiro. Cojo el móvil, veo que son más de las dos de la madrugada, mañana tengo clase. Me meto en la cama y me encojo. Pienso en que me he comportado mal con Blane ésta noche, estaba enfadada por lo ocurrido con Darren y la he pagado con él.

No consigo dormirme, vuelvo a mirar la hora, son las cinco menos cuarto, escondo la cabeza bajo la almohada.

Me despierto exaltada, tras unos segundos oigo golpecillos en mi ventana. Aparto la cortina con cuidado, cuando una sombra pasa por mis ojos, la última vez que quise evitar lo que había en la calle, él memo que ahora está abajo, estaba conmigo y... me defendió. Vuelvo a coger mi teléfono para mandarle un mensaje. Quince mensajes de Darren, no quiero leerlos porque sé que le perdonaré y me gustaría pensar todo esto en frio, sin ninguna influencia por su parte, solo escribo "No quiero hablar ahora", apago el móvil y alcanzo el libro de Rimas y Leyendas.

Rima LVIII

¿Quieres que de ese néctar delicioso

no te amargue la hez?

Pues aspírale, acércale a tus labios,

y déjale después.

¿Quieres que conservemos una dulce

memoria de este amor?

Pues amémonos hoy mucho, y mañana

digámonos ¡adiós!

Resulta irónico el daño que un impulso puede  hacer a una persona, porque puede crearle falsas expectativas, no puedo eludir imaginar lo que pasó en el servicio con Blane.

Transcurrí la noche en vela ya que me fue imposible conciliar el sueño, llevo vestida para ir a clase desde hace casi media hora. Reviso la mochila por vigésima sexta vez, nada ha cambiado desde la última vez que la miré. Me la pongo en el hombro y cojo las llaves dispuesta a salir, en ese instante se me acelera el corazón, Darren está en pasillo, mirándome,  como me asusto bastante, ahogo un gritillo, ambos reímos, entonces recuerdo que debo estar enfadada por lo ocurrido anoche.

¿Ella en problemas? ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora