57ºCapítulo "Nadie que me importase"

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Narra Cyril

*Leer nota del final*

Observo su mano extendida durante lo que me parecen años luz, sin darme cuenta también he alargado la mía, se la doy. Él tira de mí hacia su cuerpo, y no soy capaz de pensar en nada. Podría planear algo para acorralarle y llamar a la policía, sin embargo estoy en blanco, completamente paralizada. Solo salgo del trance cuando veo que Héctor se fija en algo detrás de mí, sigo su mirada y, aterrorizada, me encuentro con que Mike ha salido del servicio y habla animadamente con alguien. Me giro de nuevo y compruebo que mi padrastro ha desaparecido.

¿Y ahora qué? Le he dado la mano, por tanto he llegado a un trato con él, es casi peor que como estábamos antes, por lo menos yo no estaba advertida. Supongo que tendría que buscarle, pero tengo tanto miedo... Siento que he hecho un pacto con el diablo en el que los demás son los que sufren las consecuencias.

La solución es más fácil que todo esto, el primer afectado es Mike, si le saco de mi vida estaría a salvo, y además llevaría una vida de adolescente normal, porque soy consciente de que mi novio tiene a más de una detrás suyo. No le costaría nada encontrar a otra chica  mucho más alegre, guapa, simpática y probablemente menos problemática que yo.

Mike se ha colocado a mi lado, sin decir nada.

-¿Qué pasa, Ce?- entrelaza sus dedos con los míos y aunque no me atrevo a mirarle, sé de su expresión preocupada. Deslizo la vista por el suelo no por mucho tiempo pues levanta mi barbilla delicadamente obligándome a mirarle-. Sabes que puedes contarme cualquier cosa.

-¿No te cansa esto?- su cara horrorizada me da a entender que no me ha comprendido enteramente-. No quiero decir nosotros, me refiero más bien a estas situaciones.

-Ce, yo te entiendo y quiero ayudarte, no sé cómo...

-Pero tú puedes aspirar a más, Mike. Estoy segura de que hace un par de años no querías una relación así, porque nadie en su sano juicio la desearía- se queda en silencio, algo pensativo.

-Reconozco,- dice al fin- que no es lo más normal. No obstante, ¿no crees que confías más en la otra persona de esta manera?

-Yo no te he dado ninguna razón para que te fíes de mí.

-Te equivocas; El hecho de que una persona desconfiada deposite su confianza en ti, es suficiente para saber que puedes confiar en ella, al fin y al cabo, está tan asustada como tú ¿no?

-Confio en ti- pero necesito que nos vayamos al hospital que es un lugar seguro para ti, porque después de todo, no te puedo contar nada de lo que pasa pero tú sigues confiando en mí.

-Vámonos- ordena cogiéndome de la mano, la misma que he estrechado a Héctor hace menos de diez minutos.

-¿Y si volvemos?- pregunto frenando nuestro rápido ritmo.

-¿Y si no lo hacemos nunca?- aquello me hace sonreír involuntariamente. Claro que me gustaría dejarlo todo atrás y empezar de nuevo, con él. Pero nada es tan sencillo y tampoco es justo. Le empujo levemente y seguimos corriendo sin rumbo, por lo menos yo. Me entretengo con el humo que sale de nuestras bocas con cada respiración, no era consciente del frío que hacía hasta que me permití sentirlo.

No me suelto de su agarre hasta que llegamos a un edificio que aparenta ser un bloque de cemento gigante. Lo rodeamos mientras recuperamos el aire perdido. Él enseguida encuentra una entrada no principal, que resulta ser la salida de emergencia que sorprendentemente no está cerrada. Al entrar, el primer olor que me viene es a sudor. Sudor, pies, humedad y desodorante, arrugo la nariz un poco al experimentar tantos aromas putrefactos de golpe, por lo que Mike suelta una risilla. Me conduce hasta unas escaleras que bajan y la sensación de humedad y vapor concentrado aumenta.

¿Ella en problemas? ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora