Narra Katherine.
Hacía mucho que no veía a Buster, y se ve que él me ha echado en falta tanto o más que yo. Darren me mira algo más contento al ver que he dejado de llorar.
- Será mejor que entremos, nos estamos mojando- obedezco, aún con Buster mordiéndome las zapatillas.
-¿Ann?-. Ríe ante mi interés por su hermanita.
- Tenía una salida con el colegio. Mi madre tampoco está- asiento algo incomoda-. Vamos arriba y te pones algo seco- le sigo por las escaleras. Su habitación está menos desordenada de lo habitual, la cama sin hacer es el centro del cuarto, a su derecha hay pequeña ventana sobre un escritorio lleno de tonterías, a la izquierda se encuentra una mesilla de noche junto a una cómoda blanca y un armario del mismo color. Sigue oliendo a desodorante y a deporte, lo que debería ser desagradable pero curiosamente es un olor limpio. Busca en la cómoda algo para mí y yo solo puedo sentirme culpable. Gira sobre los talones con una camiseta gris en la mano.
- ¿Qué pasa?- pregunta dolido. Entonces me doy cuenta de que no me he movido de la puerta. En otras ocasiones me habría sentado en la cama o hubiera revuelto las cosas de su escritorio, pero tal y como estaban las cosas no sabía muy bien que debía hacer.
- ¿Qué? Nada.- esquivo su inquisidora mirada.
- Kat, no me mientas.- se acerca decidido y posa las manos en mis hombros. Su tacto hace que pequeñas descargas eléctricas recorran mi cuerpo. Frota mis brazos al notar lo fríos que están, aunque había dejado de tenerlo.
- Es que eres tan comprensivo conmigo, después de todo lo que te he hecho.
- No has hecho nada malo- me coge por la cintura y me atrae más hacia él, sin embargo sube rápidamente los brazos, arrepentido- Kat, mírame.- y lo hago. Nunca me había dado cuenta de lo grandes y claros que son sus ojos. Me sonrojo sin motivo aparente-. No más secretos ¿vale?- asiento satisfecha con la propuesta.
- Entonces tengo que contarte...
- Aunque me muero de ganas por saber qué mierdas ha hecho ese lerdo. Tienes que ponerte algo seco o cogerás una pulmonía.
- Tú también deberías cambiarte- apoyo las manos planas en su pecho y la camiseta hace un ruidito parecido al de un charco al ser aplastado. Vuelve a abrazarme haciéndome sentir diminuta-. Te he echado mucho de menos.
- Yo también, enana.- con las manos aún en su pecho, lo empujo, impulsándome a mí misma hacia atrás.
- No me llames así.- él ríe y me examina de arriba abajo, lo que hace que me ruborice un poco. Me gusta verle reír. Me lanza la camiseta y la atrapo al vuelo. Entonces advierto que mis pantalones también están mojados.
- Darren...
- Voy- busca en armario y cómoda-. No encuentro nada, todo te quedará enorme.- estornudo y él, alarmado, se apresura en la búsqueda-. Prueba con esto- me lanza unos anchos pantalones de baloncesto negros y blancos.-. He pensado que sería lo mejor porque tiene una cuerda para adaptarse a las caderas- deja caer la mirada en las mías y yo sin saber que decir me meto en el baño particular de su cuarto. Por inercia acerco la camiseta a mi nariz y aspiro el olor de Darren, luego me la pongo y descubro que me llega hasta la mitad del muslo, podría servirme de vestido. Ajusto los pantalones hasta que sobra casi medio metro de cuerda, la cual utilizo para hacer un par de lazos y así disimular mi evidente falta de curvas. Los pantalones cubren mis piernas hasta poco más de las rodillas. Cuando salgo él ya se ha cambiado. Lleva una camiseta sencilla blanca y unos vaqueros claros. Al verme suelta una sonora carcajada.
-Pareces un saco de patatas.- razón no le falta. Me ofende ligeramente. Me veía escuálida, mientras otras chicas tenían caderas, pechuga o culo, yo era como una tabla de planchar, era como antiestetica. No obstante sé que es otro de los tontos comentarios de mi amigo, con quien trato de ponerme al día, así que debo dejar de comportarme como una estúpida.
- Cállate anda.- me siento en la cama y él me imita.
- Deberías echarte un rato.
- No estoy cansada- digo desperezándome y sentándome de rodillas frente a él.
- ¿Quieres hablar del tema?- juguetea con la colcha, nervioso. Suspiro y empiezo a relatar lo ocurrido en las últimas dos semanas, como si fuese una serie de televisión. Empezando por un "Esto fue lo que te perdiste en la vida de Katherine Parker...". Intento contarle todo con pelos y señales, lo que sentí cuando Blane dijo que me había acostado con él y era mentira, como me insultaban en el instituto y para terminar, lo ocurrido en clase de poesía y en el cuarto del conserje. Resultó más fácil de lo que pensaba contarle éstas cosas a mi mejor amigo, a pesar de ser un chico. Además tengo la sensación de haber vaciado un deposito lleno de odio e incomprensión.
- Vaya, pues por lo que parece le has empezado a gustar de verdad- opina al finalizar. No parece celoso y eso me molesta. ¿Por qué? Yo no quiero que sufra.
-¿Tú crees? No sé, yo pienso que tiene que ser algo más rebuscado que eso. Probablemente quiera hacer que sea cierto el rumor que ha expandido sobre mí.- se le tensa la espalda y me doy cuenta de que debo ser más cuidadosa con lo que digo.
- Te ha dicho que se ha enamorado de ti, ni Blane diría esas palabras aleatoriamente. Es algo serio.
- No para él.- Darren me mira a los ojos y yo no puedo evitar mirar sus finos labios. ¿Qué estoy haciendo? ¿Desde cuando veo a mi mejor amigo así? Creo que estoy empezando a ver a todo el mundo de esa manera.
-Esto... sé que, bueno... ya sabes, a ti, es decir, tú...
- No sé si me sigue gustando- aclaro echándole un cable a mi amigo-. No puedo pensar en él de esa manera, solo me siento tonta.- subo la mirada de nuevo.
- Tienes que descansar- dice levantándose-. Te prepararé algo para comer, que parece que no lo hayas hecho en días.
- Darren- le llamo cuando ya estaba en la puerta.
-¿Qué?- pregunta impaciente-. No te muerdas las uñas- junto las manos en el regazo. Antes no me daba tanto corte esto.
- Puedes..., ¿quieres quedarte conmigo?- alzo la mirada y lo descubro viniendo hacia mí.
- Ya temía que no me lo fueses a pedir nunca.- le doy un leve puñetazo en el brazo y nos recostamos en la cama en frente del otro. Pego las manos a mi pecho con miedo de rozarle demasiado, pero él se encarga de rodearme con un brazo y con el otro acariciarme el pelo, por la falta de espacio me veo obligada a apoyarme en él. A los pocos minutos no puedo contener más la pregunta que atenaza mi garganta.
- Darren- susurro temiendo que se haya dormido pero me responde con un gruñido-. No quiero perderte nunca- se recuesta y abre los ojos.
- Yo tampoco- coge mi mano apoyada sobre mi pecho-. A ti, quiero decir- sonrio indecisa.
- Nada ha cambiado ¿verdad?- se apoya sobre el codo y me mira extrañado.
-¿A que te refieres?- de pronto me entran ganas de llorar de nuevo pero me obligo a permanecer firme. Antes solo Darren me había visto llorar y no le voy a dar el privilegio de verlo demasiadas veces, de todas formas últimamente lloriqueo por todas las esquinas.
- Como no te dije nada sobre lo de Blane- me muerdo el labio inferior-, ahora podrías pensar que no confío en ti y yo sí que lo hago. Eres la persona en la que más confío y siempre quiero hablar contigo cuando estoy mal y esas cosas.- sé que estoy diciendo estupideces-. Bueno, también cuando estoy bien, no eres solo un pañuelo de mocos. Quiero hablar contigo a todas horas, pero sin ser una acosadora loca de esas que...- me interrumpe posando un dedo en mis labios y me dirige una mirada de << Cállate pesada>>
- Me encanta cuando te pones nerviosa y hablas deprisa- rio y me regaño mentalmente por ser tan predecible-.Nada a cambiado a no ser que sea para mejor.- suspira y vuelve a echarse-.Cierra los ojos- me susurra en la frente. Hago caso y noto su respiración en mi frente, su aliento a menta.
Duermo como un tronco durante tres horas.
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¿Ella en problemas? Imposible
RomanceLlega con su mochila cargada sobre un hombro, mirando a su alrededor para asegurarse de que todos le han visto y le han admirado, como si no hubiera en el mundo ser más interesante que él. Al fin y al cabo es el más popular y por lo tanto, hay que...