53ªCapítulo "Celebraciones en el hospital"

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Narra Cyril.

*Leer nota del final*

Despierto. Siento frío en mis brazos, y la rigidez de una cama que no es la mía. A pesar de no haber abierto los ojos, estoy despierta. Consciente, por lo menos. Creo que ha vuelto a pasar, me he dejado llevar por mi cabeza llena de recuerdos espantosos.

Abro los ojos de golpe y la luz de una lámpara redonda ataca a mi vulnerable visión, por lo que los me los tapo instintivamente con las manos, pero una de ellas se encuentra atrapada bajo la presión de algo. 

-Ce- susurra con voz apagada. Comprendo que es su mano lo que impedía el movimiento de la mía, como también comprendo que es posible que haya pasado horas sentado a mi lado. Pestañeo hasta que mis ojos enfocan con claridad la cara de Mike.

- Estoy en el hospital, ¿cierto?- alego desanimada, a lo que él responde con un asentimiento de cabeza.

-Pero estás bien.- se apresura a decir. El reloj de la pared de enfrente marca las nueve menos cuarto, sin embargo mi aturdimiento no me deja adivinar si es por la mañana o por la noche. Tengo la sensación de haber dormido menos de quince minutos, pero no me cabe la menor duda de que podría tratarse de días.

-¿Los demás? ¿Aún estamos en la montaña? ¿Cuándo? ¿Cómo?- empiezo a tartamudear. Mike me posa una mano en el hombro y se sienta, como puede, a un lado de la camilla. Me hago a un lado penosamente para hacerle espacio, pero me frena.

-Tranquila, no te muevas- añade recuperando mi mano, y tapándome un poco con la manta-. Ayer… bueno ya sabes…

-Es decir, son las nueve de la mañana.

-Sí, has dormido un día- dice con cuidado-. Ayer, perdiste el conocimiento. Tuvimos que meterte en el coche a todo correr, puesto que no reaccionabas. Llegamos aquí, te hicieron oler una especie de frasco y despertaste- suspira aparentemente agobiado-. Todo esto lo vi desde la ventanilla de la puerta pues no me dejaron entrar hasta que ya te dormiste y dije que era… bueno, ya sabes como son estas cosas, los médicos… solo me iban a dejar pasar si decía que era familiar tuyo o algo similar.

- Eres mi novio- afirmo seriamente y el rubor de su rostro se intensifica aun más.

-¿Sí?, quiero decir- se aclara la garganta, sonrío sin querer-. Sí, y tú eres mi novia- esto es tan infantil que no puedo evitar soltar una pequeña carcajada. Me doy cuenta de que pensaba que era él quien llevaba las riendas de la relación, pero ahora puedo ver claramente que soy yo la que controla todo.

-¡Mierda!- exclamo cuando la realidad me golpea en la cara-¿Han llamado a mi madre? ¿Y Jackson?- me siento sobre el respaldo de la camilla dispuesta a recoger todo e irme cuanto antes de este sitio. Pero él mpulsa mi abdomen hacia abajo para que vuelva a tumbarme-. No lo entiendes, no pueden saber…

-Llamaron a tu casa, pero solo ha venido Jackson- de alguna manera me ofende que mi madre no se haya interesado en venir, aunque lo que menos deseaba era que apareciese por aquí, simplemente no la soporto-. Te dejo con él, ¿de acuerdo?-advierto que Mike parece incomodo pero podría ser solo agotamiento.

-Vale- sé que no servirá de absolutamente nada negarme. Pasan unos cinco minutos hasta que entra, con expresión cansada, por la puerta. Me abraza y se sienta en la silla que antes ocupaba Mike.

- Mira,- empieza- confío plenamente en Mike, pero no tanto en sus hormonas de adolescente cachondo.

-¡Jackson!

- No quiero decir que te estuviese obligando a nada…

-¿Cómo sabes lo que… estábamos haciendo?- noto como arde mi cara, hablar de este tema con mi hermano creo que entra en una de las situaciones más embarazosas de mi vida-¡Oh! ¡Te lo ha contado él! ¡Este chico no tiene filtros!- Jackson ríe divertido contemplando mi repentino rebote.

¿Ella en problemas? ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora