Narra Violetta
‘’En tus ojos no hay secretos, yo lo puedo ver
Siempre tienes la palabra, que me hace sentir bien.
Que difícil fue querernos y volvernos a querer
Si el amor es verdadero, todo puede suceder
Quédate junto a mí, paso a paso en el camino
Voy a hacerte feliz y que el miedo este prohibido
Abrázame y verás que eres lo que necesito y
No encuentro la manera de decir, que le das luz a mi vida
Desde que te vi’’
-Qué bonita- apareció Francesca por la puerta.- ¿Para Tomás?
Suspiré. Era la canción más hermosa que se me había ocurrido, pero no la había compuesto pensando en Tomás precisamente. ¿Cuánto se puede tarde en olvidar a una persona? León estaba en todas partes, pero había tocando algo muy profundo en mi como para impedir que yo le olvidase… mi corazón.
Tomás había conseguido alejarme de León a la fuerza y Lara había conseguido conquistarlo. Ya no me quedaba nada. No podía decir nada de su plan a nadie, porque eso conllevaría a que algo muy malo le pasase a León. No podía permitir que eso pasara.
-Sí…-dije
-Sé que me estas ocultando algo Vilu- se acercó a mí- sé que no amas a Tomás, ni si quiera le tienes el más mínimo aprecio, ¿por qué te engañas así?- entonces rompí a llorar y Fran me abrazó.
-Si pudiera contártelo lo haría- dije mientras me abrazaba fuerte.
-Lo vas a hacer- me miró a los ojos- nos vamos de aquí, para mi casa y me vas a contar.
-Fran tenemos clase…- conseguí decir entre sollozos.
-Le diré a Pablo que no te encuentras bien- me frotó los brazos- espérame acá.
Obedecí a Francesca y me quedé en el zoom allí sentada. No tenía fuerza para seguir fingiendo que nada pasaba, solo tenía ganas de llorar. Y eso fue lo que hice. Todo el tiempo que estuve sola en el zoom esperando a que Francesca llegase lloré. Cada recuerdo de León en mi mente conseguía que lloraba aún más ¿es eso posible?
Intenté calmarme respirando pausadamente pero fue en vano. Me sentía aún más agitada y se me revolvía el estómago de pensar como le iba a decir lo que estaba sucediendo a Francesca. Giré hacia un lado y vi mi diario junto a la partitura de la canción que aún no le había puesto nombre. Agarré mi diario y escribí:
¿Esto nunca se me va a pasar? No Violetta, jamás se te pasará.
León había conseguido tocar mi corazón, había conseguido hacerlo suyo.
¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué tengo que dejar ir a lo que más amo? Yo solo quiero que nada malo le pase a León y si dejarlo ir es la única solución para ello, eso voy a hacer. Solo quiero que sea feliz aunque no sea conmigo, pero eso me duele tanto.
Una de mis lágrimas resbaló por mi mejilla e impactó en mi diario. La rocé con mi dedo y suspiré fuerte. Me levanté dejando el diario donde estaba y me posé en frente de un espejo. Me miré atentamente y fije mis ojos en el collar que León me había regalado. Me lo quité y lo acaricie con cuidado, además plantándole un beso.
Entonces un el ruido de la puerta me asustó, yo pensé que era Francesca, pero cuando me giré rápido me llevé una sorpresa al ver a León.
-¿Violetta?- dijo asustado-¿Estás llorando?
-No- me sequé las lágrimas y fui hacia donde estaban mis cosas y las agarré para irme de allí.
-Violetta…- murmuró.
Yo no le quería escuchar, no quería que él me viera así y necesitaba irme de ahí ya. Corrí hacia la puerta pero León me tapo la salida, cerrando la puerta y poniéndose delante del pomo. Hizo que le mirara y no pude hacer otra cosa que abrazarlo. Yo no quería que él fuera feliz con otra persona que no fuese yo, ¿a quién quiero engañar? Sin él no tengo nada, siento un vacío enorme en el pecho y las alas que él había conseguido darme, me las habían cortado.
Lloré desconsoladamente en su pecho mientras su calor me envolvía por completo. Me sentía tan segura en sus brazos, no necesitaba nada más que eso, que él me quisiera y que me dijera que todo iba a estar bien. Le necesito a él.
Me sentía en el paraíso, pero no tardé mucho en recordar las palabras de Tomás:
‘’Aléjate de León… si no quieres que sufra’’
Entonces deshice el abrazo.
-Violetta, ¿qué pasa?- me dijo
-Nada- dije fríamente- ¿Me dejas salir?
-No, quiero saber qué pasa.
-León quítate de la puerta por favor- le miré a los ojos y suspiró.
Entonces alguien abrió la puerta desde fuera y le golpeó en la cabeza a León.
-¡Ay!- se quejó
-Perdóname León- dijo Francesca- ¿estás bien?
-Sí- respondió- no te preocupes.
-Vamos Violetta- dijo Fran
-Sí vamos- respondí rápidamente
-Espera…- me agarró León del brazo.
-No tengo nada que hablar con vos- tenía mi mano agarrada con firmeza- déjame ir por favor- entonces me soltó- lo siento- le dije.
Entonces me fui lo más rápido que pude dejando a León allí sin ninguna explicación.