Narra Violetta
Woah, no podía creer lo que había pasado con los presos. La verdad es que estaba un poco asustada, puede que demasiado asustada. Para conseguir salir de una cárcel de máxima seguridad hay que tener un gran plan, saber por dónde ir sin que te vean, a la hora exacta de salir, las infraestructuras de todo el edificio... Son tantas cosas las que se me ocurren que me da miedo pensarlas. Espero que los cojan pronto y no suceda nada grave.
Estaba en el cuarto de León cambiándome de ropa. La mamá me había prestado algo para poder dormir. La verdad es que todo esto ha surgido por sorpresa. La camisa me quedaba algo grande, tengo que admitir que soy muy flaca pero es por genética, he salido a mi mamá. Pero bueno, servirá por esta noche.
-Estas muy guapa- me sobresalté al escuchar la voz de León.
-Me has asustado León.
-No era mi intención- levantó las manos en su defensa.
Le sonreí y crucé la habitación para abrazarle.
-No va a pasar nada ¿verdad?- dije apoyada en su pecho
-Claro que no Violetta- me apretó más fuerte- jamás dejaría que te pasase nada.
Seguí un rato más abrazada a León. Tenía un mal presentimiento y no sabía por qué. Estoy segura de que no va a pasar nada y cuando me lo dijo León me sentí aún más segura. Me separé para deshacer el abrazo de León y sus manos pasaron de mi cintura a ambos lados de mi cara. Me acercó lentamente a él y me besó con suavidad.
-¿Tienes sueño?- me preguntó
-Un poco- respondí.
-Bueno, me cambio y vamos a dormir.
-Está bien- salí de su habitación para que se cambiara.
Bajé a la cocina para darle a Cecilia las gracias y las buenas noches. Cuando me asomé la vi con una bandeja con unos sándwiches y unos jugos.
-Violetta- sonrió al verme- toma para que coman algo.
-Gracias Cecilia- agarré la bandeja- gracias por dejar que me quede esta noche
-No tienes nada que agradecer- me acarició la mejilla- buenas noches Violetta
-Buenas noches- me giré y fui directa al cuarto de León.
Fui lo más despacio posible para el cuarto de León para que no se me derramara nada. Imagínense que me caiga por la escalera con la bandeja. PAPELÓN. Cuando por fin llegué al cuarto de León, León apareció bruscamente en la puerta y se me movió la bandeja y casi se me cae el vaso con jugo.
-¡León!- le regañé
-Perdón Vilu- empezó a reírse.
-¿Me estas cargando?- puse mala cara- no te rías, si se llega a caer lo limpias vos.
Me quitó la bandeja de las manos y la puso encima de su mesa.
-¿Comemos?- me preguntó
-Si- respondí.
Nos sentamos en el suelo de su habitación y comimos ahí. Estábamos callados, ninguno de los dos hablaba. La verdad es que los sándwiches estaban increíbles. Puede que sea flaca, pero comiendo no me gana nadie. Yo siempre tengo hambre ¿entienden? Comer es lo más importante del mundo, amo la comida.
-¿Tenías hambre?- me preguntó León
-Un poco- sonreí
-Qué raro, tú con hambre- dijo irónico- debería filmar este momento.
-Bueno- me enojé- ya es hora de dormir
León se rio y recogió la bandeja con los platos y los vasos. Los llevó a la cocina y luego volvió. Cuando entró al cuarto yo estaba mirando por la ventana. Tengo que admitir que estaba asustada por lo de las noticias, no dejaba de pensar en ello.
-Mi amor, ¿estás bien?- puso sus manos en mis hombros
-Si, estoy bien- le tranquilicé
-No va a pasar nada.
León cogió mi mano y me llevó con él a la cama para dormir.
-Buenas noches mi amor- besó mi mejilla y cerré los ojos.
**
Ya era de día. Hoy se había parado todo. Actividades, clases, trabajo... nadie podía estar abierto por máxima alerta de los presos fugados. León y la madre me dejaron en la puerta de mi casa chequeando que todo iba bien. Cuando llegué a la puerta me giré para despedirme con la mano y ellos hicieron lo mismo.
Abrí la puerta y cerré luego tras de mí. La cerré con llaves. Subí a mi habitación y me encontré una nota.
Hija.
Olga y Ramallo hoy no vienen a casa, les he dicho se tomaran el día libre hasta que pase lo de la alerta de presos.
Yo he ido a la comisaría a testificar como los demás vecinos del barrio. Pronto llegaré. Un beso.
Bajé a la cocina y me asusté al ver la puerta de atrás abierta. Me acerqué con cuidado y me asomé por si era papá. No vi a nadie a los alrededores y cerré con llave como la otra.
-No muevas ni un solo músculo- escuché y se me abrieron los ojos como platos al ver a un señor con una pistola.
Primero mil disculpas que ayer no alcancé a subir el capítulo.
Segundo gracias por seguir votando y animando a que escriba.
Que piensan que va a pasar a continuación?
Un beso a todos y gracias❤️