La luz

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Bueno antes que nada quería pedir mil perdones por haber estado ausente. Las clases me han mantenido muy ocupada y no he podido escribir nada, pero tengo una noticia muy buena. Ya aquí por fin es verano y voy a estar muy activa, tengo mil ideas para esta novela. Iré escribiendo y publicando.

Muchas gracias a todas las que leen por aguantar todo es tiempo y por pedirme siga

Un beso enorme.

Narra León

Todo estaba muy oscuro.

Caminaba en medio de la nada. No había gente a mí alrededor, lo único que me acompañaba era la oscuridad, que envolvía cada rincón de aquel lugar hacia ninguna parte. Sentí miedo... ¿y Violetta? Lo último que recuerdo es verla al otro lado de la acera, después todo se volvió negro y desperté en este sitio.

Caminé y caminé... no sabía cuánto tiempo habría caminado, pero tenía la sensación de estar siempre en el mismo sitio, sin avanzar. No conocía el lugar, jamás lo había visto.  Solo podía pensar en Violetta.  Mientras más pensaba en ella, más ganas tenía de encontrarla. Era la única razón por la que yo estaba caminando, era la única razón por la que seguía avanzando, era la única razón por la que vivir.

Te pienso encontrar.

Me animé a mí mismo y seguí avanzando hacia adelante.

Narra Violetta

-¡León!- grité- ¡Quédate conmigo, por favor! ¡No me dejes!

La ambulancia ya había llegado y yo estaba sujetando la cabeza de León entre mis piernas. Solo quería que esto no fuera realidad. ¿Qué iba a hacer yo ahora? Eso era peor que saber que él estaba con otra. No podía vivir en un mundo en el que León no estuviese. ¿Qué iba a hacer yo sin ver su sonrisa? ¿Sus ojos color esmeralda? ¿Sus enojos? ¿Cómo iba a sobrevivir yo ahora?

-¿Qué le ha pasado señorita?- habló el médico.

-Le ha atropellado un coche- respondí.

-¿Quién es usted?- preguntó

-Su novia- no era cierto, pero así me dirían lo que le pasara.

-¿Ha llamado a sus padres?- siguió con el interrogatorio.

-Sí- afirmé además con la cabeza- ya van directo al hospital.

-Vale- arrastró la camilla hasta el coche- suba con nosotros.

Obedecí a la primera y subí.

Me senté al lado de León y puse la mano en su pecho.

-Vas a salir de esta le susurré- una lágrima cayó por mi mejilla.

Saqué mi teléfono y rápidamente marqué el número de mi padre.

-Papá- hablé antes de que me preguntase- Estoy con León en la ambulancia, vamos directos al hospital, le acaba de atropellar un coche.

-Voy para allá-dijo y colgó.

Solo me quedaba esperar.

-¿León se va a poner bien?- corría junto a los médicos arrastrando la camilla.

-No podemos decirle nada señorita- me respondió uno de ellos- necesitamos un adulto

-Señor- dijo un enfermero- le perdemos, hay que recuperarle el pulso.

-Prepare la máquina- acto seguido entraron al quirófano y observé del cristal.

-¡Cargué!- el enfermero junto las placas- ¡ya!- entonces las llevó hacia el pecho de León y pegó un brinco- De nuevo- dijo firme y León volvió a saltar.

-Vamos- dijo un enfermero- vamos

Puse la mano en el cristal y miré a León asustada.

Narra León

De repente a lo lejos vi una luz. No dudé en ir hacia ella. Había una mujer alrededor de esa luz y me resultaba muy familiar.

-¿Hola?- pregunté

-Hola León- se giró hacia a mí.

-¿Me conoce?- le pregunté.

-Claro que te conozco, eres una persona muy importante para mi hija- afirmó

-¿Su hija?- parpadeé confuso.

-Violetta- pronunció.

-¿Usted es María?- estaba sorprendido

-Así es- habló, entonces... ¿estaba muerto?

-Estoy ...- me tembló la voz

-No, están tratando de traerte de vuelta- entonces elevó su mano y apareció una imagen de los médicos- Violetta también está- ahora en la imagen salió Violetta. Estaba llorando intentando entrar en la sala donde se encontraban los enfermeros.- Te ama León.

-Yo también a ella- estaba llorando- quiero ir a su lado.

-Pues ve- dijo- pero me tienes que prometer algo.

-¿Qué?- pregunté confuso

-No te separes más de ella, ni cuando ella te lo pida- se acercó a mí y agarró mi mano- León, eres a la única persona que confiaría a Violetta.

No pude decir nada y afirmé con la cabeza. Se me hizo un nudo en la garganta.

-Ve hacia la luz- apoyó su mano en mi mejilla- lucha por volver- entonces besó mi frente y desapareció.

Entonces caminé hacia la luz.

Narra Violetta

Seguí ahí dentro tratando de traer a León de vuelta. Estaba tardando más de lo normal y la ansiedad se empezó a apoderar de mí.

-Por favor- susurré- por favor, quédate conmigo.

-¡Vamos gritó el médico!- y volvió a descargar un impulso encima del pecho de León.

Entonces se escuchó una respiración costosa y levanté la cabeza encontrándome con los ojos de León.

Leonetta, es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora