Narra León
Mientras besaba a Violetta, sentía que algo cambió, que algo creció en mí. Fue un sentimiento totalmente distinto, sentía algo muy fuerte. Iba mucho más allá de un simple te quiero, más allá de un simple te amo. La quería de todos los modos humanamente posibles. No quería acabar aquel beso, me pasaría allí toda una vida, si eso fuese posible.
Fue Violetta la que se separó de mí y cuando lo hizo en sus ojos vi miedo, inseguridad… miraba algo con extraña preocupación y me giré para mirar ese algo. ‘’Genial’’ me dije a mi mismo, que se noté el sarcasmo. El chico que estaba obsesionado con Violetta había vuelto, ¿no nos piensa dejar en paz?
-No sabían que los amigos se besaban- arqueó una ceja.
Miré a Violetta y ella se quedó muda. Profundicé en su mirada y ella me correspondió, con una simple mirada ella entendió que yo quería responderle a Tomás. Afirmó con la cabeza y la acerqué a mi pecho, dándole seguridad entre mis brazos.
-Me parece que Violetta está harta de verte, ¿no crees?- respondí.
-No estoy hablando contigo- me amenazó- Violetta tiene boca y lengua para responderme.
-Si no te responde es que no quiere hablar contigo- le hice entender.
-¡Por qué no te callas!- se acercó a mí.
Automáticamente puse a Violetta detrás de mí y me enfrente a él. No iba a dejar que nadie molestara a la persona que yo más quiero y ante todo, no pensaba caer al nivel de semejante estúpido, mi orgullo estaba en juego.
-Aléjate de Violetta- le advertí- no te quiere ver.
Entonces su puño impactó en mi ojo-esto iba a dejarme marca-, cuando me reincorporé para mirarle, mi mirada proyectaba un odio inmenso y cuando fui a defenderme Violetta se abalanzó encima de Tomás, propinándole un golpe increíble.
-Violetta…- susurré. Es la primera persona la cual me había defendido así.
Pero no podía dejarla más tiempo ahí iba a matar a Tomás. La sujeté por la cintura y la sujeté entre mis brazos. Tomás se levantó del piso y le sangraba la nariz y tenía el labio superior roto. No pude evitar quedarme asombrado con lo que Violetta había hecho.
-Suéltame León- casi gritó- le voy a matar- pataleaba.
-Cálmate mi amor- dije en su oído.
-Te ha pegado, nadie se mete contigo sin hacerme daño a mí- sin ninguna duda la amo.
-Estoy bien, no quiero que te suceda nada, tranquilízate- la besé en la frente.
-¿Te volviste loca Violetta?- dijo Tomás, con los ojos como platos.
-Deja de meterte en mi vida y deja de meterte con León- le salieron las lágrimas- estoy harta, no sé cómo decirte que no me importas- paró- ¡YO AMO A LEÓN!- casi chilló.
Narra Violetta
Me sentía tan furiosa, que ya no aguantaba más. Perdí el control, ya no pensaba con claridad, la furia me había invadido por completo. Se apoderó de mí y me hizo hacer esas cosas. Por otro lado, Tomás me daba pena, ya que él me quería, pero no iba a permitir que se metiera con las persona que más amo en este mundo. ¡NO! Eso jamás.
Tomás no pudo decir más nada y se fue. Dejé de oponer fuerza contra León y me quedé petrificada en sus brazos. Él se percató de que me había calmado y me soltó, pero yo no fui capaz de girarme para mirarle. Se habrá asustado, le habré parecido un auténtico monstruo. Cuando conseguí girarme hacia él no me atreví a mirarle, tenía la cabeza agachada y me corrían miles de lágrimas. Me sujetó el mentón y me obligó a mirarle.
-¿Estás bien?- me preguntó
Tenía el ojo morado y todo por mi culpa.
-Perdóname León- lloré con más ganas- por mí culpa ha pasado esto, y encima tienes el ojo morado. Encima volví loca y le empecé a pegarle. Soy una persona horrible- me puse las manos en la cara.
-No…- me sujetó las muñecas y luego entrelazó nuestras manos- nada de eso. Eres increíble Violetta, como has actuado así para defenderme, sabiendo que podrían haberte hecho daño. Te amo Violetta, te amo, con todo mi corazón, de verdad.
-Yo…- volví a llorar y le abracé como si me fuese la vida en ello- yo también.
-Tú también, ¿qué?- dijo
-Que yo también te amo- en su rostro apareció una inmensa sonrisa.
Narra León
Violetta había insistido en llevarme a su casa para curarme el ojo. Estaba muy preocupada. Se veía tan hermosa, concentrada curándome. Tenía su rostro a centímetros del mío. Eso me dolía mucho más que el ojo. El hecho de tenerla ahí tan cerca, su respiración chocaba con la mía y su mirada tan intensa en mí. Violetta sopló mi ojo para secar el medicamento y cuando puso los labios en esa posición la besé.
Ella se sobresaltó porque la cogí completamente por sorpresa. Instintivamente, la rodeé con mis brazos en la altura de la cintura y ella me rodeó el cuello como de costumbre. Estaba sentado en el borde de la cama y ella estaba de rodillas. La hice ponerse a mi altura y la hice sentarse encima de mí. Me entró un escalofrío al notar la feminidad de Violetta pegada a mí parte.
-León- dijo Violetta, estaba excitada- no puedo.
-¿Por qué?- dije besando su cuello.
-No creo que sea el momento- respondió- y menos aquí en mi habitación, podría entrar cualquiera- me explicó.
-Tienes razón-me separé- aún es temprano.
-Te amo- dijo ella.
-Yo más- la besé de nuevo y la solté para que pudiera levantarse.
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