Maratón (1-3)
Narra Violetta
Estaba un poco emocionada por todo lo que me había dicho la madre de León, no sabía que yo era tan importante para él, eso me llenaba. Ya habíamos salido de casa de León y ya íbamos hacia mi casa. Solo deseaba que esta noche fuera especial y pudiese decirle lo que siento, después de lo que me había dicho su madre, supongo que yo era muy importante para él.
El camino se me había hecho muy corto pensando cómo le diría a León todo lo que siento. De repente me sentía tan nerviosa-estaba sudando-, no quería que notara mi nerviosismo. Tenía que ser natural.
Nos acercamos a la puerta y yo saqué mis llaves para poder entrar. Como de costumbre no había nadie y eso me entristeció-no quería que León viese esa escena, de soledad…- siempre estaba sola. Cogí aire costosamente y él se dio cuenta de que yo me sentía sola.
Me agarró del brazo, cuando yo me dirigía la cocina e hizo que le mirara.
-Lo pasaremos bien- y me abrazó.
-Gracias León.
-¿Por qué?- se sorprendió.
-Por darte cuenta siempre cuando no estoy bien y por abrazarme sin que yo diga nada- le puse la mano en su mejilla y él la agarró.
-No debes darme las gracias- aspiró- haría todo lo que fuera para verte sonreír.
No pude decir nada más. Nos mirábamos uno al otro y sin pensarlo dos veces, fuimos acercando nuestros rostros. Él me rodeó por la cintura, atrayéndome más a él. El corazón se me iba a salir del pecho. Yo rodeé mis brazos en su cuello pero cuando casi nos íbamos a besar él se separó un poco.
-¿Qué pasa?- me asusté- ¿He hecho algo mal?
-No- negó con su cabeza también- pero ten por seguro que si te beso ahora, no te pienso dejar ir.- sonreí al oír aquello.
-Pues no me dejes ir jamás- respondí
-Violetta…- murmuró
-¿Sí?- nuestras frentes estaban pegadas y nuestros labios casi se rozaban.
-¿Quieres salir conmigo?- preguntó.
-Sí…- y no pude decir nada más porque de repente me besó.
Narra León
Ya no podía más. Perdí el control al escuchar un ‘’sí’’ saliendo de la boca de Violetta. Le besé. Sí, la besé y me sentí en el cielo. Primero fue un beso tímido, pero con intensidad. Ese beso fue como si los dos los necesitásemos, como si lo hubiésemos anhelado tanto tiempo. Después me abrí paso a su boca y ella me dejó entrar. Empezamos una pelea con las lenguas. Dios que bien besaba. Me sentía tan torpe mientras le besaba, me sentía como si la estuviese cagando, pero no quería estropear ese momento.
-León- se separó de mí. Estaba jadeando- no tengo aire- se rio
Me carcajeé y me separé de ella. Todavía estábamos en la puerta, ni si quiera habíamos entrado, mi mochila estaba en el suelo.
-¿Vamos?- me ofreció la mano- tienes que dejar tus cosas arriba.
-Sí- cogí su mano y fuimos a su habitación, donde yo dejé mis cosas.
-¿Tienes hambre?- me preguntó
-Muchísima- me palmeé la barriga.
Ella se rió.
-Bueno, pues… ¿te apetece pizza?- se me iluminaron los ojos.
-¿Vas a pedir pizza?- me puse muy contento.
-No…- se me fue la sonrisa- vamos a cocinarla- suspiré
-Pero es mucho trabajo- puso mala cara.
-Pues la haré sola y me la comeré toda- dijo enfadada.
Se dio la vuelta para salir de la habitación y la agarré por la cintura. Me tiré a la cama y ella estaba encima de mí. Pataleaba para deshacerse de mi agarre pero enrolle mis piernas también. Ella se quedó mirándome con muy mala cara y yo me reí de ello.
-Suéltame León- uy que mal tono.
-No te enfades, si te voy a ayudar a cocinar- dije
-Está bien, pero suéltame- dijo
-Pero quiero algo a cambio.
-¿Qué?- respondió.
Con mi dedo índice, señalé mis labios y ella sonrió.
-Pues entonces me quedaré aquí encima de tu pecho- murmuró- estoy muy cómoda.
-Eres malvada- hice un puchero.
-Mierda…- me besó y yo le seguí- no puedo negarme a eso- dijo ella en medio del beso y sonreí triunfante.
-Sabía que me besarías.
-No cantes tanta victoria- me dijo- hoy no me resistí, pero algún día sí voy a poder- me señaló con el dedo y me miraba amenazante- te recuerdo que he estado desde el día que te conocí sin besarte, así que podré resistirme- la miré dulcemente.
-Me alegra saber que quería besarme desde que me conociste- se sonrojó- si lo hubiese sabido, te hubiese besado.
Levantó la mirada y una sonrisa se le formó. Que hermosa era.
-Vamos a cocinar anda- me golpeó con el pecho- o si no vamos a comer a las doce de la noche.
Asentí y bajamos a la cocina.
¡POR FIN JUNTOS! Amo el amorrrrrrrrrrrrrrrrrrrr jejeje
Espero que les esté gustando
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