Madrid

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Maratón (3-3)

Narra Violetta

Nada más llegar al estudio estaba Lara esperando a León. Me rostro se descompuso más de lo que ya estaba. Suspiré indignada y le devolví la chaqueta a León.

-Gracias de nuevo- dije sin ganas.

Sin esperar a que me respondiese, me giré bruscamente y pasé al lado de Lara, ganándome además una mirada de arriba impregnada de odio.

Narra León

Violetta no me dio tiempo de responderle. Me dejó allí, plantado con la palabra en la boca, peor que un árbol. Agité la cabeza y me encontré la mirada de Lara justo en frente. Me coloqué un poco el pelo e intenté sacudirme de la lluvia, aunque estaba empapado, era imposible que me secase.

Me encaminé al lado del Lara y la saludé como siempre.

-Hola mi amor- me dijo ella.

-Hola- le respondí besando su mejilla.

-¿Todo bien?- me preguntó. Sabía que estaba insinuando algo sobre Violetta, pero no tenía ganas de contarle nada.

-Sí- mentí- Violetta se cayó en el parque y se hizo una raja en la sien.

-Qué horror- me dijo tapándose la boca, ‘’sorprendida’’

-Sí, la ayudé a venir acá- le dije sinceramente. Básicamente le dije la verdad, solo le oculté un poco de información.

-Qué heroico por tu parte- me rodeó por el cuello con una sonrisa y me besó.

La rodeé por la cintura y ella se pegó un poco más a mí. Le seguí el beso con las ganas que pude, aunque sabía que estaba sintiendo absolutamente nada.

Estoy seguro de que el tacto de Violetta hace más que todos los intentos de Lara por causarme algo.  Me separé lo más cariñosamente posible que pude y le sonreí con amargura.

-Voy a cambiarme de ropa- murmuré- estoy empapado- me miré la ropa.

-¿Quieres que te ayude?- simuló a una persona caminando por mi hombro con sus dedos.

Me reí.

-No puedo solo- le besé en la mejilla antes de irme y me fui al baño.

Nunca dejaría que me tocase tanto.

Narra Violetta

Me miré al espejo del baño y observé mi enorme raja de la sien.

Genial.

Soy como una copia barata de Harry Potter. Si me hubiese hecho la raja un poco más en el centro lo hubiese sido.

De repente se abrió la puerta del baño y miré a ver quién era.

-Violetta, ¡qué te paso!- Francesca.

-Perseguía una cosa que se me echo a volar y bueno… finalmente me acabé cayendo.

Entonces reinó el silencio.

La mire y de repente comenzó a reír sin parar. Sus lágrimas corrían por sus mejillas y sus manos se apoyaban en la barriga. ¡Qué buena amiga eres Francesca!

-No te rías- dije molesta- no tiene gracia

-Perdona Violetta- decía sin poder parar de reír.

Suspiré y fui al baño para cambiarme la ropa mojada.

¿Os podéis creer que cuando salí, Fran todavía seguía riéndose?

-¡Francesca para!- le ordené.

Leonetta, es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora