Capítulo 2

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Nota: El siguiente capítulo contiene escenas sobre agresión física. Si no deseas ver esa parte, solo lee hasta que el alfa comienza a hostigar a Alex. (sip, un mini spoiler)

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Se dice que una de cada cien mil parejas entre alfas y omegas son predestinados, y que es casi imposible que terminen encontrándose. Por eso mismo, se suponía que los compañeros predestinados eran solo un mito. Pero ahora, había podido ver con mis propios ojos que eso en verdad existe, y lo peor es que me ha quitado todo lo que tenía de un momento a otro.

Porque Matt era todo lo que tenía.

Desde aquel día que fui abandonado en plena calle sin nada más que la ropa que llevaba puesta, un poco de dinero encima y la tarjeta de crédito que Matt me había dado, no tenía idea de qué hacer.

Había caminado sin rumbo hasta llegar a un hotel, donde entré para pasar la noche.

Desde ese día, había estado prácticamente viviendo aquí.

No podía volver más a aquel lugar al que alguna vez llamé hogar, ya que él estaría ahí, así que simplemente permanecí aquí.

Había pasado una semana y media desde lo ocurrido. Mi celo había llegado esa misma noche como había pronosticado, y ni siquiera tenía mis supresores. Había estado tan destrozado que pasé esa noche sufriendo todas las reacciones del celo hasta desmayarme. Al día siguiente, reuní un poco de fuerzas para hablarle al chico de recepción por el teléfono de la habitación, que por suerte era un beta, para que me consiguiera algunas.

No pude moverme de la cama, así que incluso entró con un vaso de agua y me dio la píldora. Podía ver su nerviosismo, así que le pedí disculpas por las molestias. Antes de irse, dejó varias pastillas para los siguientes días.

Cuando mi celo terminó tres días después, lo único que hice fue quedarme en cama, sin siquiera tener fuerzas para llorar por el alfa que una vez juró amarme por siempre, y quien estuvo dispuesto a compartir toda su vida a mi lado.

La tristeza me había invadido por completo, pero también había algo más.

Enojo.

Estaba tan enojado con el horrible destino que se atrevió a cruzarse en mi camino al crear a un ser predestinado para mi pareja. Nadie debería ser guiado por un destino, todos deberían poder crearlo ellos mismos. Somos los dueños de nuestro propio destino, así es como debería ser.

Él era mi alfa, pero fue fácilmente persuadido.

Tan débil.

Y ni siquiera se detuvo a pensar un momento en mi, en su pareja de toda la vida.

Creí que le importaba. 

Creí que me amaba como yo lo amaba a él.

Pero ya nada de eso me importaba. No necesitaba un alfa, y mucho menos un destino ya establecido.

Prefería quedarme solo de ahora en adelante.

Una semana y media había sido el tiempo suficiente para asimilar toda la situación.

Para entristecerme y enojarme.

Durante todo ese tiempo, el beta de la recepción había cuidado de mí al traerme la comida que pedía por delivery los días que tenía hambre, aunque aprovechaba en cobrar el costo de la habitación, que seguramente era lo que pretendía desde el inicio. Aun así, era de mucha ayuda. 

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora