Capítulo 30

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Al día siguiente, en cuanto entré al café Dalia se acercó a mi.

- ¡Alex! – Canturreó.

- Buenos días. – Le di una sonrisa rápida. Alcé la vista hacia John y lo saludé también, quien me devolvió el saludo.

Dalia me tomó del brazo y me arrastró hacia detrás del mostrador.

- Por cierto, – Susurró, jalándome hacia ella y hablando en mi oído. – ¿Ayer tenían una cita?

Su pregunta me tomó desprevenido y abrí los ojos en sorpresa.

Parpadeé un par de veces y la miré.

- No, solo me acompañó a ver apartamentos.

Su sonrisa se ensanchó y soltó una risita.

- Ya veo, solo era eso. ¡Lo sabía! – Vociferó orgullosa de haber acertado.

Le di una leve sonrisa, intentando comprender lo que quería descubrir realmente con su pregunta.

Luego de eso, seguimos atendiendo con normalidad.

Al tercer día mientras preparaba un café, descubrí que Dalia me observaba apoyada en el mostrador. Ya era casi hora de su salida, y estaba ahí, solo mirándome.

Alcé una ceja hacia ella.

- ¿Pasa algo? – Le pregunté. Había estado mirándome demasiado como para que solo sea coincidencia. Era obvio que quería decirme algo.

Se acercó un poco más y le echó un vistazo a John, quien fue a dejarle una bebida a un cliente.

- Sales a las siete, ¿no? ¿Podemos juntarnos luego? – Preguntó.

La miré inquisitivamente, pero luego le sonreí. Nunca antes había salido con amigos a excepción de John.

- Claro, eso estaría bien.  – Le di una sonrisa genuina.

Sonrió, emocionada.

- ¡Genial! Entonces vendré aquí, ¿sí? Solo tú y yo, no te vayas a ir. – Finalizó, saliendo por la puerta sin siquiera esperar mi respuesta ante lo último.

Era una buena persona, eso lo sabía. Si bien me enojaba verlos cerca, no tenía por qué desquitarme con ninguno, y si podía incluso hacer nuevos amigos, entonces quizá todo podría estar bien.

Al terminar mi turno, fui hacia la puerta y coloqué el cartel de cerrado.

Regresé a quitarme el delantal, alistándome.

Esperé en una de las mesas a Dalia, con John haciéndome compañía. Hacía poco me había enseñado su teléfono, donde tenía la página del café.

- No puedo creer que ni siquiera hayas pensado en buscarla, qué malo. – Se había quejado.

- Cállate, solo no se me ocurrió.

Pude revisar un poco su teléfono y ver lo que tenía.

De inmediato me había fijado en las promociones que hacía y las imágenes que subía, así que comencé a preguntarle sobre ello desde ahí.

Habíamos quedado en que me explicaría un poco más sobre la publicidad que hacía cuando tuviéramos tiempo, y justo ahora lo estaba haciendo, ya que Dalia estaba tardando un poco.

Cuanto más escuchaba, más quería saber.

- No tengo todas las respuestas, ¿sabes? Que soy de negocios. – Reiteró John, al ver que mis dudas eran cada vez más y más.

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora