Lo miré con los ojos bien abiertos. Quería huir en ese instante.
Me miró directamente y pude ver que le dio un vistazo rápido a la casaca también.
- Alex... – Dijo luego de un instante.
- ... Hola. – Respondí, intentando mantener la compostura, como si el encontrármelo de pronto no fuera nada.
Su omega al lado no sabía bien qué hacer. En cuanto cruzamos miradas bajó la vista, pero se inclinó a modo de saludo.
Algo en ella me decía que era una omega recesiva.
- ¿Estás bien? Tu rostro... – Dijo preocupado.
- Estoy bien. – Respondí secamente.
La omega tomó el brazo de Matt y él volteó a verla.
- ¿Puedes esperar en el auto? – Le dijo dulcemente. De la misma forma en que me hablaba antes.
Mi corazón se estrujó.
La chica asintió y fue lentamente al auto, dándonos una mirada luego de dar unos pasos. Matt esperó a que entrara al auto, luego volteó hacia mí y mi corazón dio un vuelco.
- ¿Podemos hablar?
Tomé una bocanada de aire para responder, pero no salió palabra alguna.
- No tiene que ser justo ahora, ¿puedes venir mañana a las... 7 pm? Aquí mismo, ¿Por favor? – Agregó al ver que no respondía.
- ... Claro. – Me obligué a responderle.
- Gracias, Alex.
Nuestras miradas seguían fijas en el otro. Podía ver duda en sus ojos, justo como la última vez. Luego de unos segundos más, tragó saliva y apartó la mirada.
- Nos vemos. – Se despidió. Fue hacia su auto, subió y arrancó.
Me quedé donde estaba, perdido en mis pensamientos siguiendo con la vista el auto se alejaba.
Perdí la noción del tiempo, hasta que oí una voz ahora familiar a mi lado.
- ¿... Qué? – Pregunté, saliendo de mi trance.
- Que vas a congelarte aquí.
Llevó su mano hacia mi rostro y en cuanto me tocó, sentí un pequeño dolor. Retrocedí y alcé mi mano hacia mis mejillas, que estaban realmente frías. Me había quedado quieto demasiado tiempo.
Comencé a frotarlas para calentarme.
- Bien, vámonos. Ya revisé y tomé notas. – Dijo con una sonrisa, rozando un vaso de café sobre el dorso de mi mano izquierda con la que aun frotaba mi mejilla.
Lo tomé sin darle importancia y lo puse en mi mejilla para calentarme. El café no me gustaba, pero al menos podía calentarme con él.
Cuando llegamos fue directo a hablar con sus padres, mientras que yo volví a mi sitio tras el mostrador.
Abrí el café ahora frío y lo eché por el lavabo, botando luego el envase a la basura.
Mi turno terminaba a las siete, así que a la hora de mi refrigerio, fui a hablar con el dueño.
Esperé a que bajara de su casa y en cuanto lo hizo, fui a darle el alcance.
- Disculpe, podría darme permiso de salir unos minutos antes mañana? Hoy me quedaré hasta las siete y media para compensarlo. – Dije.
- Oh no te preocupes, puedes salir a las seis si lo deseas. – Respondió con una sonrisa.
- No, con unos minutos antes está bien, gracias. – Le devolví la sonrisa.
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Predestinados (Omegaverse)
أدب المراهقينLos predestinados son solo un cuento de hadas, pero cuando su pareja alfa se encuentra con su omega predestinada y le regala la marca que él tanto había anhelado por años, Alex lentamente comienza a odiar a los alfas y al destino. ¿Será que este ome...