Sentía que me estaban mimando demasiado. No solo sus padres, sino el mismo John.Desde el día en que falté al trabajo, al regresar al día siguiente junto a John, sus padres nos habían quedado viendo, intercambiando una mirada extraña.
Al disculparme, me habían dicho que no había ningún problema.
Ese mismo día al salir del trabajo, John me había acompañado a recoger mi ropa y de paso le devolví su casaca, agradeciéndole por habérmela prestado.
Desde ahí, John había estado acompañándome a casa cada día. No tenía problema con eso, a excepción de las sonrisas cómplices que se lanzaban sus padres cuando decía que lo haría.
No volvimos a tocar el tema de aquella vez, sobre todo porque cada que cruzábamos miradas, sonreía y agachaba la cabeza o se iba a algún otro lado, evadiéndome.
Había pasado ya una semana de todo eso, y mañana sería mi día libre nuevamente. Había querido quedarme más horas o venir antes para completar el día que falté, pero fue un rotundo no por parte de los dueños.
Mientras entregaba una bebida, mi mirada se cruzó nuevamente con la de John, quien, como hacía últimamente, sonrió nervioso y giró la cabeza.
Fruncí levemente el ceño.
Había estado despidiendo a los que habían sido los últimos clientes del día, ya que en cuanto salieron, John cambió el cartel de abierto a cerrado, así que ahora debía regresar tras el mostrador conmigo. Esperé a que lo hiciera, pero me echó un vistazo y se quedó viendo las calles por la ventana, pensando que no me daría cuenta.
Chasqueé la lengua y fui hacia él. En cuanto lo notó, se puso nervioso y según él se concentró en lo que había tras la ventana, simulando que no me había visto. En verdad no sabía cómo disimular.
Me detuve a su lado, pero seguía sin girar a verme.
Me crucé de brazos y seguí su vista, donde claramente no había nada más que personas caminando y un cielo ya oscurecido.
- ¿Qué pasa? – Pregunté, demandando una respuesta.
- Oh, Alex. – Saludó como si no me hubiera visto llegar. – ¿.. Qué pasa? – Hizo una pausa antes de repetir mi pregunta, volviendo a evitar mi mirada.
Apreté los dientes. No estaba seguro si estaba enojado o solo me evitaba y ya.
Me fui por la segunda.
- Deja de evitarme. Incluso cuando me acompañas a casa hablas muy poco y evitas mirarme. Me molesta.
Noté cómo abrió los ojos, quizá en sorpresa.
- Tan sincero como siempre. – Respondió murmurando para si mismo, pero lo oí claramente.
- ¡John! – Alcé la voz, irritado.
Guardó silencio y frunció levemente el ceño y los labios.
Ahora que lo veía bien, no parecía enojado. Más bien justo ahora estaba tal vez incómodo. No sabía bien qué era, pero no lo sabría tampoco si no me lo decía.
No paraba de ver hacia afuera. Al ver que no dije más, me dio un vistazo.
Al notar que lo veía con molestia, la apartó nuevamente y se cubrió con una mano, sonrojándose levemente.
Incliné la cabeza, acercándome y aparté su mano.
En cuanto lo hice y nuestras miradas de cruzaron, pude ver sorpresa en sus ojos mientras tragaba. De pronto, su mirada se suavizó y vi que se relajaba, inclinándose ligeramente hacia mi.
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Predestinados (Omegaverse)
Novela JuvenilLos predestinados son solo un cuento de hadas, pero cuando su pareja alfa se encuentra con su omega predestinada y le regala la marca que él tanto había anhelado por años, Alex lentamente comienza a odiar a los alfas y al destino. ¿Será que este ome...