Capítulo 35

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En cuanto entré al hotel, Steve me sonrió como siempre.

- Bienvenido de vuelta. – Canturreó.

Le devolví la sonrisa y me acerqué a su lugar, dejando el vaso de Frappuccino en el mostrador.

- Para ti.

Lo observó unos segundos y luego a mí.

- ¿De verdad? Gracias, qué lindo. – Sonrió alegre. Tomó el Frappuccino y le dio un sorbo, haciendo un gesto de placer en cuanto pasó por su garganta.

Apoyé los brazos en el mostrador y me balanceé con los pies.

- En realidad conseguí un apartamento al fin, así que planeaba irme hoy. – Agregué algo nervioso.

Soltó el sorbete y me miró.

- Oh, por eso la caja. ¿Entonces ya no te veré? – Preguntó en un tono algo triste.

Le sonreí y negué en respuesta.

- Pero puedes ir al café que está a unas dos cuadras de aquí. No se si John te lo dijo pero trabajamos ahí, así que te invitaré algo cuando vayas.

Abrió lo ojos, dándome a entender que John no le había dicho nada.

- ¿De verdad? No tenía idea. – Hizo una pausa dándole un vistazo a su vaso. – ¿Entonces lo hiciste tú? – Preguntó, sorprendido.

Asentí y cubrió su boca con una mano.

- Wow, ¡En verdad está delicioso! Tienes manos mágicas, definitivamente.

Sonreí tímidamente ante su halago.

- Gracias, aunque casi todo lo hace la máquina.

Negó y sonrió.

- Igual. – Sonrió. – Bueno, entonces supongo que es la despedida.

Dejó su vaso en el mostrador para ir a mi lado, así que detuve mi balanceo para girar hacia él.

- Me alegra mucho que hayas encontrado un lugar, te deseo lo mejor de lo mejor. Pásate por aquí cuando quieras, aunque eso suene raro. – Rió un poco. – Oh, y definitivamente iré a ese café, esto en verdad está muy rico. Gracias.

Le sonreí en agradecimiento.

- Gracias a ti por todo, fuiste de gran ayuda para mí todo este tiempo. Gracias por preocuparte cuando no me veías salir. También por ayudarme la primera vez que vine, por llevarme la comida cuando la pedía, y por haber ayudado a John con su sorpresa, por las luces también... – Los recuerdos de todo lo que había hecho cruzaron mi mente y sonreí con dulzura.

Mientras hablaba, un gesto de ternura apareció lentamente en su rostro.

El pensamiento de qué hubiera pasado si solo hubiera hablado con él desde un inicio cruzó por mi mente. Era un beta y un buen chico, y si hubiera salido con alguien así, no tendría el temor de perderlo.

Casi reí ante mi propia idea. Eso nunca pasaría, porque al parecer solo tenía ojos para alfas dominantes, considerando que primero fue Matt y luego John.

Me sonrojé ligeramente al pensar casualmente en que en verdad me gustaba John. 

Steve tomó mis manos de pronto, sorprendiéndome.

- No fue nada, cualquiera se preocuparía por un omega tan bonito estando solo. Tenía que ayudarte. Tengo una hermanita menor que es omega también, y solo no pude evitar el no cuidarte, supongo que la vi reflejada en ti.

Boté el aire que contenía y le di la sonrisa más agradecida que pude. Sonrió también y lanzó sus brazos alrededor de mí.

Se sentía extraño ser abrazado por un amigo, pero no estaba nada mal.

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora