Capítulo 23

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Cuando John llegó a la parada de autobús, ya me había sentado.

Había caminado lo más rápido que pude y ahora estaba agitado, así que me senté para descansar.

Se quedó de pie un segundo y luego se sentó a mi lado.

- Alex. – Me llamó, pero lo ignoré.

Al cabo de un minuto solté un bufido y miré al frente.

- Perdón por eso, ¿bien? Es solo que esa omega... Era en verdad estresante. – Hice una muy pequeña pausa, para luego girar hacia él, alzando mi cuello y tomando aire. – Además no le recibiste las bebidas gratis cuando las ofreció, pero hiciste que el pobre chico te diera dos. No es justo, ¿sabes? Es preferencia. Y encima te estuvo coqueteando todo el tiempo y tú ni siquiera te dabas cuenta, o quizá si lo notaste pero no dijiste nada. Es más, si querías que te dejara coquetear debiste decírmelo, cómo iba a saber que esa omega era de tu gusto. - Recalqué las últimas dos palabras y me obligué a callarme.

Había hablado demasiado y sentí que no llegaría a ninguna parte con eso, además que ahora estaba algo agitado.

John me observó y parpadeó un par de veces, para luego sonreír.

- Solo era eso. – Finalicé. – No sonrías, loco.

Comenzó a reír y no paró en un buen rato. Comenzaba a creer que en verdad había enloquecido, cuando de pronto colocó su mano en la banca cerca a la mía y tocó uno de mis dedos con el suyo, comenzando a juguetear con ellos.

Aparté mi dedo y lo intentó de nuevo, comenzando así una pequeña guerra de dedos, él intentando alcanzarlos mientras yo los apartaba.

Me quejé cuando presionó muy fuerte, y comenzó a pedirme disculpas mientras reía y alzaba mi dedo para ver si estaba bien, contagiándome su risa.

El autobús llegó en ese instante, así que nos apresuramos en subir. En cuanto lo hicimos, me di cuenta que mi estrés e irritación de antes habían desaparecido gracias al pequeño juego de John.

Sonreí por lo bajo, al ver que seguramente lo había hecho por eso.

Nos sentamos atrás como siempre, con John hacia el lado de la ventana.

- Alex. – Dijo de pronto, haciendo que lo mirara. – Solo estaba siendo amable con ella, ni siquiera noté el coqueteo que dices.

Entrecerré los ojos y soltó una risilla.

- De verdad. – Tomó un mechón de mi cabello entre sus dedos, jugueteando. – No hubiera hablado más con ella de haberlo notado, y tampoco lo estaba haciendo yo, no necesito coquetearle a nadie más. – Finalizó, pasando un dedo por mi mejilla.

Mantuvo su sonrisa mientras bajaba la mano, girando hacia la ventana. No aparté mi vista de él, así que noté sus orejas enrojecidas.

Siempre decía cosas y luego se avergonzaba solo, así era él.

Quedé pensativo un segundo. ¿Había dicho a nadie más?

- ¿Y a quién le coqueteas? – Pregunté sin siquiera pensar.

Giró a verme completamente sorprendido y luego solo comenzó a reír.

- ¡Qué malo! – Soltó sin parar de reír.

- ¿Qué? ¿Por qué? – Comencé a quejarme, pero no paró de reír. Al final, rodé los ojos con una sonrisa, esperando a que se calmara.

Mis ojos fueron tras él, reconociendo de pronto el lugar. Estábamos cerca al antiguo barrio por donde vivía con Matt.

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora