- Así que el beta te ayudó con esto.- Se llama Steve, no 'el beta'. – Me corrigió.
Habíamos terminado sentados en el piso lado a lado y apoyados contra la cama con un pedazo de pastel cada uno, además que habíamos bajado los bocadillos al suelo para que sea más fácil tomarlos.
- Entonces, ¿le pediste a Steve que armara todo esto y él aceptó sin más? – Me metí un mini-alfajor a la boca.
Asintió, orgulloso de haber hecho un nuevo amigo.
- Le caes bien.
- Ah, me da gusto. – No tenía idea que le agradara. Pensé en todas las veces en que me había ayudado. – También me cae bien. – Añadí.
- ¿Más que yo? – Preguntó, alzando ambas cejas.
Reí un poco dándole una mirada ladeada. Estaba seguro que ya sabía la respuesta.
- Cierto, ¿Llevaremos esto a tus padres hoy, o mañana? – Dije señalando con la cabeza a la torta y los bocadillos. Era obvio que no podríamos terminarlo entre los dos.
Sonrió y dejó su trozo de pastel a un lado, apoyando la cabeza en la cama.
- Me matarán por no haberlos invitado.
- Debiste hacerlo en el café. – Dije, imitando su gesto y mirando hacia él.
Sonrió y arrugó la nariz.
- Ya lo sé, no lo pensé bien.
Llevé mis piernas hacia el pecho y las rodeé con mis brazos, apoyando la cabeza de lado y viendo hacia John.
- No pasa nada, me encantó.
Cerró los ojos y sonrió aun más.
- Me encanta que te haya encantado.
- Me... Encanta que te haya encantado que me haya encantado.
- Para. – Dijo, arrugando la nariz de nuevo y riendo suavemente.
Hice un puchero al haber interrumpido mi juego.
Las luces doradas eran bastante tenues, haciendo que se viera solo lo suficiente. John mantuvo los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, apoyándola en la cama.
Estuvimos en un tranquilo silencio por un rato.
Lo más seguro era que John hubiera hecho todo esto porque me había visto triste, y como comenzábamos a acercarnos de cierta manera, decidió hacer algo como esto para animarme.
Sonreí ante eso.
Anteriormente solo lo celebré con Matt, y recordé el primer cumpleaños que pasamos juntos, yendo a su casa para almorzar con su familia, luego regresándome a casa y deteniéndome antes de entrar para darme mi regalo. Me había dado un collar, por el cual lloré cuando se perdió, aunque seguramente alguien en casa lo había tomado.
Suspiré y vino a mi mente otro recuerdo vago, con mi padre en sus piernas sonriéndome mientras cantaba feliz cumpleaños. Seguramente era muy pequeño, porque no podía recordar más que esa imagen. Aún así, sonreí.
De pronto, recordé también la imagen de la fotografía de un John bebé con sus padres y dos personas detrás que había visto en su cocina.
- John. – Lo llamé, queriendo preguntarle.
- Oh, ¡cierto! – Dijo de pronto, girando hacia el otro lado buscando algo. Cuando al parecer lo encontró, se estiró para tomarlo.
Lo seguí con la mirada, posándola en una gran bolsa de regalo. Abrí los ojos, definitivamente no esperaba eso, había sido suficiente con el pastel y bocadillos, pero aún así al parecer había comprado algo.
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Predestinados (Omegaverse)
Novela JuvenilLos predestinados son solo un cuento de hadas, pero cuando su pareja alfa se encuentra con su omega predestinada y le regala la marca que él tanto había anhelado por años, Alex lentamente comienza a odiar a los alfas y al destino. ¿Será que este ome...