Capítulo 50

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- ¿Mejor? – Preguntó David de cuclillas a mi lado.

Le di un vistazo y asentí.

- Gracias. – Respondí, a lo que sonrió, poniéndose de pie y estirando las piernas.

Bajé las mías de la tapa del inodoro para no ensuciarla más y suspiré, sintiendo que al fin podía respirar tranquilo.

Había pasado tal como cuando todo había terminado con Matt y tomé su casaca. Mi cuerpo solo había reaccionado a esas feromonas que tanto le hacían falta, y me sentía como un tonto.

Le había dicho que no lo quería, pero mi cuerpo solo decidió por sí solo.

Oímos que tocaron la puerta y ambos miramos hacia ahí.

- Chicos, ¿qué tal? – Preguntó Dalia, sonando preocupada.

- De maravilla, el baño es súper cómodo y el olor es increíble. – Respondió David, a lo que sonreí.

- Tú cállate, ¿quieres?. – Soltó Dalia. – Alex, ¿estás bien?

- Sí, gracias. – Respondí sin más.

Luego que nos encontráramos, John hizo ademán de acercarse, pero David alzó una mano hacia él diciéndole que se detuviera.

Dalia lo entendió de inmediato y fue hacia John, llevándolo hacia los casilleros, mientras David me llevaba con él hacia el baño.

Le dijo a Dalia que fuera por un inhibidor antes de cerrar, y luego que Dalia se lo pasó solo esperamos a que me calmara, llevándonos a este momento.

Sentía que estaba bien para salir, pero solo tenía demasiados nervios para hacerlo, considerando que John estaría ahí.

- Oye. – Oí de pronto, por lo que planté mi mirada en David. – ¿Por qué no me dijiste que tu celo duraba más algunas veces? – Me dio esa sonrisa fingida para ocultar su enojo.

No quería decirle que tal vez no había sido eso.

- No tengo que decirte esas cosas, ¿bien?

- ¿No?

- No.

Rodó los ojos y apretó mis mejillas, haciendo que soltara un quejido.

- Te dije que no fueras idiota.

Fruncí el ceño mientras le daba golpecitos en la mano, y al ver que no funcionaba decidí solo pellizcar su mano, por lo que la apartó de inmediato, conmigo sonriendo victorioso, aunque frontando mis mejillas.

Nos quedamos así un rato, conmigo frotando mis mejillas y David su mano.

-¿Te digo mi idea? – Comentó minutos después.

Entrecerré los ojos hacia él, asintiendo lentamente.

- Mira, abro la puerta y sales corriendo mientras yo te cubro empujando a todos, ¿qué tal?

Sonreí, luego soltando una risilla.

- Qué idiota.

- Aun es raro escucharte decirlo. – Dijo con una sonrisa. – Y además los niños no dicen malas palabras.

Alcé una ceja.

- Tú acabas de decirla, y eres menor que yo. – Me defendí.

Suspiró, negando con la cabeza.

- Como sea, ¿apoyas la moción?

Le sonreí, luego suspirando.

No podía hacerlo, sobre todo porque podía escuchar claramente a Sofi diciéndome que afrontara lo que no me dejara avanzar, así que obviamente tenía que hablar con John sobre lo que pasó.

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora