Luego que el doctor me revisara, resultó que tenía un esguince en el brazo grado uno, y que si hubiera seguido tirando de mi, probablemente hubiera pasado a ser grado dos. Además tenía la quemadura, que limpió y vendó para luego colocarme un cabestrillo y así evitar que moviera el brazo.Me recetó analgésicos además de algunos cuidados que debía tener en casa.
En cuanto terminamos, me entregó la receta y una hoja con las indicaciones. Le agradecí y salí del consultorio, yendo a farmacia para recoger lo necesario.
Lo que John había hecho me recordaba en cierto modo la primera vez que llegó mi celo y Matt casi me marca, reaccionando a último minuto y mordiendo su propio labio. Éramos bastante jóvenes y fui yo quien terminó asustado con él calmándome, aunque solo se había hecho un pequeño corte, no una enorme mordida como John.
Fui a buscar a los dueños y los encontré sentados en una banca.
- Hola. – Saludé con algo de temor. Por culpa mía, su hijo estaba herido.
La omega se puso de pie de inmediato.
- ¿Tu hombro está muy mal? – Preguntó con preocupación.
Negué con la cabeza.
- Una pequeña lesión. – Aclaré.
Pasó una mano por mi rostro y le sonreí.
- Solo debo aplicar unas cremas en mi mano y colocar hielo en mi hombro.
- Ya veo. – Intentó sonreír, aun preocupada.
Me hizo una seña con la cabeza para ir a sentarnos junto a su esposo.
- ¿Cómo está John? – Pregunté.
Ambos dirigieron su mirada hacia una de las puertas. Seguí su mirada, sabiendo ahora que John estaba ahí.
- Aun no sabemos, pero oí decir a un enfermero que necesitaba unos puntos.
Agaché la mirada hacia mi mano. Aun ardía.
- Lo siento. – Dije de pronto, ganado una mirada de ambos. – Yo... Por mi celo es que John está herido.
Fruncí el ceño al recordarlo.
Vi cómo la mano de la omega llegaba hasta la mía, cubriéndola y dándole un pequeño apretón.
- Deja de culparte, querido.
Volteé la mirada hacia ambos, quienes me sonreían.
- Eso solo demuestra que criamos bien a nuestro John. – Agregó el dueño.
- ... ¿Cómo? – Pregunté. Eso no era algo por lo que debería sentirse orgulloso.
- Verás, yo soy un simple beta, así que no sabía mucho del mundo de los alfas, y menos de uno dominante como lo es John. – Declaró su padre.
Tanto su esposa como yo lo mirábamos ahora.
- Cuando él era niño y supimos el resultado de su segundo género, no sabía cómo llevaría todo eso sabiendo cómo eran los alfas dominantes por naturaleza, así que desde ahí comenzamos a enseñarle que debe siempre respetar a los omegas, y le ponía de ejemplo a su madre.
Así que de ahí venía su extremo cuidado por los omegas.
- Era un niño bastante problemático, aunque no lo creas. – Agregó la madre, riendo. Recordé que John me había dicho eso anteriormente. – Y pasó de esa forma hasta su adolescencia. Luego cambió un poco para ser el que conoces ahora. – Dijo sonriendo.
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Predestinados (Omegaverse)
Novela JuvenilLos predestinados son solo un cuento de hadas, pero cuando su pareja alfa se encuentra con su omega predestinada y le regala la marca que él tanto había anhelado por años, Alex lentamente comienza a odiar a los alfas y al destino. ¿Será que este ome...