Capítulo 5

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NOTA: Este capítulo contiene escenas de sexo explícito (sí, así de rápido xd). Lee hasta donde creas correcto, eso es todo. Love you, bais :3

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Pude ver claramente cómo mi futuro con la persona que amaba desaparecía justo frente a mis ojos.

Quise correr tras el auto, detenerlo y hacerlo mío. Decirle que no me importaba si tenía dos omegas, pero quería quedarme a su lado.

Me levanté abruptamente de la mesa con las manos apoyadas en la mesa, haciendo que su casaca cayera al suelo, pero no pude moverme un centímetro más.

No podía ir tras él, no ahora. No después de todo lo dicho.

Caí estrepitosamente en mi asiento y cubrí mi rostro con las manos.

No podía romperme ahí.

Recogí la casaca del suelo y salí rápidamente del lugar. Comencé a correr, dirigiéndome directamente hacia el hotel. Agradecía que el beta me haya dado la llave para tenerla conmigo todo el día, que normalmente se debe dejar en recepción. Subí directamente las escaleras hacia la habitación. Al llegar, paré en seco.

El hijo de los dueños estaba de pie frente a mi puerta.

Al detenerme, mi cerebro recordó que debía tomar un poco de aire e inspiré una bocanada. Volteó a verme en cuanto sintió mis feromonas y sonrió.

- Perdón. – Juntó sus manos frente a su rostro a modo de disculpa. – Sé que sonará mal, pero estuve hablando con el chico de recepción y me dijo sobre ti después de decirle que trabajabas conmigo.

Guardó silencio un segundo. Al ver que no respondí, continuó. – Así que... ¿Vives aquí? Creí que tenías un compañero y dormías aquí con él. – Dijo con una sonrisa algo incómoda.

Pensé en que este tipo no tenía por qué meter sus narices en mis asuntos. Fruncí el ceño, pero había aguantado demasiado tiempo las ganas de llorar por la pérdida de mi alfa, que su última oración en lugar de enojarme, terminó de romperme.

Me apoyé en la pared para no caer de rodillas, y resbalé lentamente, las lágrimas cayendo sin cesar. Cubrí mi rostro con las manos y permanecí ahí, con el sufrimiento de perder a mi primer y único amor de la noche a la mañana.

Había soportado tan bien hasta ahora, pero simplemente no podía más.

- ¿Eh? Qué... ¿Qué está mal? – El hijo del dueño sonaba algo asustado. Seguramente nunca había tenido a una persona tan destrozada como yo frente a él, y por eso no sabía qué hacer.

Oí cómo respiraba hondo para pensar con claridad. Se acercó lentamente, determinado a levantarme.

- Ven, entra a tu cuarto. – Me dijo suavemente.

Intentó tomar mi brazo, pero lo aparté.

- Solo quiero ayudarte, no te puedes quedar aquí. Vamos, ¿sí?

Su tono de voz hizo que le diera un vistazo. La forma en que me había hablado era similar a la de su madre, y el cómo me miraba ahora también. Eso era algo que no podía rechazar por alguna razón.

Sin querer pensarlo tanto y con todo el dolor invadiéndome, me levanté con su ayuda. Me llevó hasta la puerta y tomé la manija, pero todo estaba borroso frente a mí. Las lágrimas no me dejaban ver nada. Por más que parpadeé para alejarlas, no paraban.

Solté un sonido de frustración. Alcé la mano con la que sostenía la llave y la mantuve ahí, con la esperanza que entendiera.

Y lo hizo.

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora