Capítulo 34

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- ¿Cómo es que soportan eso? – Preguntó Dalia de pronto, apoyada contra el mostrador frente a mí.

Justo ahora no había casi ningún cliente, probablemente porque era casi mediodía de un Lunes. Había pasado una semana desde aquel casi beso con John frente al hotel del que ninguno había vuelto a comentar.

Unos días después de eso, había arrastrado a Dalia al bar para pagar lo que había consumido y a disculparme con el bar tender, quien en cuanto entramos me vio divertido. Aún así no aceptó que le pagara, y John tampoco quiso recibir mi dinero, lo cual me enojó en cierto modo, así que hice una nota de invitarle algo alguna vez.

- ... ¿De qué hablas? – Respondí a su pregunta sin sentido. Dalia siempre soltaba sus pregunta sin siquiera poner un contexto. Tomé un trapo y comencé a limpiar el mostrador solo para que alzara los brazos.

John estaba sentado junto a dos chicos, haciendo vida social como siempre.

- ¿De qué hablo? De ustedes dos. – Soltó, haciendo que la mirara. – El no salir.

Fruncí el ceño mientras un rubor aparecía en mis mejillas, guardando silencio. No planeaba responder algo como eso.

Rodó los ojos, cruzándose de brazos y me observó.

- Creí que pasaría luego de tu vergonzosa sinceridad estando ebrio, pero ya va una semana y no veo cambios, así que puedo decir que nada pasó.

Entrecerré los ojos hacia ella y suspiró.

- Le lanzas miraditas más seguido, y él... – Hizo una pausa. – Bueno, él sigue igual. – Soltó una risilla y luego carraspeó para volver a su modo serio. – Pero mi punto es, que deberían sincerarse, los dos.

- ¿Puedes dejar de jugar a querer ser cupido? No pasará nada, ¿bien? – Solté, queriendo que dejara el tema de una vez.

- ¿Por qué? ¿Por Matt?

Me quedé quieto ante su nombre.

John también lo había nombrado la semana pasada, y tal como esa vez, no estaba seguro de cómo sentirme al respecto. Mi promesa ahora me parecía tan boba que intentaba no recordarla, porque Matt estaba haciendo su vida, pero solo yo no me permitía avanzar.

Agradecí que en ese momento entrara un cliente, pero en cuanto terminé de atenderlo, Dalia fue a mi lado y casi pegó su rostro al mío.

- Puedo ver en tu cara que ya no es por él, y podría jurar que es por miedo. Pero algún día tendrás que superarlo, y ahí me amarás y agradecerás por haberte abierto los ojos.

Hice ademán de hablar para quejarme, pero me calló.

- Solo espero que John no se canse antes. – Soltó sin más.

Abrí la boca pero no dije nada, después de todo tenía razón, y no estaba seguro de qué pensar sobre eso tampoco.

De pronto, John apareció frente a ambos y me sonrió en cuanto cruzamos miradas, haciendo que me pusiera nervioso.

Dalia solo pasó frente a mi, tomó su mochila y cuando pasó por el lado de John, lo jaló y le dio un beso en la mejilla, despidiéndose, para después salir por la puerta mirándome con una sonrisa de suficiencia.

Sabía que era adrede, así que intenté no reaccionar.

Tenía razón en lo que había dicho, pero solo no podía ceder a esos sentimientos. John era un alfa y debía tener una predestinada por ahí, y solo no podía ignorar el cómo terminó todo con Matt.

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora