Capítulo 48

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Justo ahora me sentía completamente avergonzado, y David no soltaba mis muñecas, las cuales tenía aferradas contra la cama.

Quería alzar mi rodilla y golpearlo en su parte baja, pero sería demasiado cruel, así que solo giré la cabeza hacia un lado, intentando ocultar mi verguenza.

- ... ¿Me sueltas... Por favor? – Dije en voz baja, manteniendo los ojos cerrados.

- ¿Por?

Fruncí el ceño, dándole un vistazo.

Comencé a retorcerme, soltando un quejido e intentando soltarme, sin éxito.

- ¿Ya te calmaste? – Preguntó algo divertido, a lo que asentí ligeramente, viéndolo aún con el ceño fruncido, aunque estaba seguro que mi rostro estaba completamente rojo.

Sonrió aún más, soltándome por fin y sentándose a un lado.

Giré hacia el lado contrario solo para no verlo.

Luego de haberlo tocado, David solo me empujó hacia abajo, y al ver que no hizo nada más había vuelto a tocarlo, por lo que me tomó de las muñecas y solo esperó, mientras yo moría por hacerlo, comenzando a casi hacer un berrinche al ver que no era afectado por mi para nada.

Minutos después comencé a sentir cómo mi mente se aclaraba lentamente, avergonzándome de inmediato por lo que acababa de hacer, y dándome cuenta de todo.

Me había lanzado sobre David solo porque me dio un beso, además de correrme luego de haberme frotado y hacer que me tocara.

Llevé ambas manos a mi rostro, lleno de vergüenza al recordarlo.

Mi mente había estado tan nublada que ni siquiera me había parado a pensar en lo que hacía, y ahora era como si solo hubiera repetido lo que hice con John mientras aun pensaba en Matt.

La imagen de John apareció en mi mente y apreté mi agarre en la sábana, pero sacudí la cabeza de inmediato.

No podía pensar que era como si lo engañara, porque no éramos nada, y solo estaría repitiendo lo que hice con él en el pasado, pensando todo el tiempo que engañaba a Matt.

Sentí una caricia en mi cabeza y di un respingo, pero aun así no giré.

- Larga vida a los supresores mágicos. – Soltó David, por lo que fruncí el ceño.

- ... ¿Qué?

- ¿De qué? – Respondió sin más, aun acariciando mi cabeza.

Tragué con fuerza, obligándome a sentarme hacia él.

Sentí que me sonrojé aún más al verlo, así que murmuré una disculpa, apartando la mirada.

- Um. – Carraspeé. – De qué hablas. – Me obligué a decir un rato después.

- ¿Hm? Ah, mi último beso fue con sorpresa, y al parecer ni lo notaste. – Oí que dijo, sorprendiéndome.

Solo recordaba el beso, ni siquiera me había dado cuenta que me dio un supresor en ese momento, y ahora que lo pensaba, el que me lo haya dado boca a boca de alguna forma era asqueroso.

Lo oí reír, seguramente por la mueca que estaba haciendo.

Mis ojos fueron a su mano por el movimiento que hacía, juntando y alejando sus dedos que ahora estaban cubiertos de mi humedad.

- ... No hagas eso. – Dije aun avergonzado.

- Perdón, pero no puedo evitarlo, es algo nuevo. – Siguió pegando y despegando sus dedos, mostrándomelos, y tuve que voltear hacia el otro lado para evitar ver más. – Tu muñeca también se ensució, perdón. – Agregó riendo.

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora