- Bien, llegamos.Alcé la vista al salir del taxi, viendo hacia la casa de dos pisos.
- ¿Es la casa de alguno de ellos? – Pregunté, a lo que asintió.
- Mateo, vivía con sus padres pero todos se fueron al extranjero a vivir, así que decidió alquilar las habitaciones restantes.
Asentí, pero no me moví.
Solo estaría una o dos semanas aquí, aprovechando que arreglaban la puerta, y agradecía que me haya dado un cuarto donde quedarme mientras tanto.
- ¿No deberíamos preguntarle primero al chico? – Pregunté.
David solo se encogió de hombros, diciendo que ya lo había hecho y abrió la puerta. Al entrar, pasé una vista por el lugar.
Se veía como una casa común y corriente, lo que no pude notar por todas las luces de la otra vez, y en cuanto llegamos a la cocina, sus tres amigos estaban jugando cartas.
- Si gano esta, pagas mi renta del mes. – Dijo uno de ellos.
El otro chico lo miró con horror.
- Y una mierda, no me jodas. – Respondió. Ahora podía afirmar de dónde David había obtenido tan mal vocabulario.
- Hey. – Soltó David, haciendo que todos nos miraran. – Lo traje. – Señaló hacia mi.
Todos parpadearon un par de veces, dejando su juego de lado.
- Hola. – Saludé, alzando una mano.
Dos de ellos me saludaron, pero uno de los chicos parecía estar evaluándome.
Se cruzó de brazos y fijó sus ojos en los míos.
- ¿Edad?
- Vein... tiuno.
- ¿Pasatiempo?
Alcé una ceja.
- No estoy seguro, creo que pasar tiempo en la cafetería.
- ¿A la que fuimos la otra vez? – Preguntó uno a su lado, curioso, a lo que asentí.
- ¿Escuchas música a todo volumen? – Siguió el otro con su cuestionario, ignorando a su amigo.
Negué con la cabeza. Ni siquiera escuchaba música.
- ¿Novia?
Volví a negar y le dio un vistazo a David, así que hice lo mismo, ganando que me mirara y sonriera ligeramente.
- ¿Novio? – Preguntó, sin quitar la mirada de David.
Negué una vez más, con lo que alzó los brazos a los lados.
- ¡Bienvenido entonces! – Dijo casualmente con una sonrisa. – David sabe dónde es el cuarto, así que solo síguelo. Luego puedes volver y unirte a nuestro juego. – Ofreció.
Me sorprendió que no preguntara nada más, ni siquiera de mi frente, mejilla, y mano vendadas.
Le agradecí y David se hizo a un lado para que subiera primero, él caminando por detrás con mi maleta.
- Ya sabes que mi habitación está justo al frente frente, así que cualquier cosa no dudes en decirme, ¿entendido?
Alcé una ceja.
Llevaba así de preocupado desde el incidente, aunque claro que solo habían pasado un par de días.
El doctor me había recomendado ver a algún psicólogo porque había sido una 'experiencia traumática', a lo que acepté de mala gana al notar que en cuanto puso una mano en mi hombro la aparté de inmediato.
ESTÁS LEYENDO
Predestinados (Omegaverse)
Roman pour AdolescentsLos predestinados son solo un cuento de hadas, pero cuando su pareja alfa se encuentra con su omega predestinada y le regala la marca que él tanto había anhelado por años, Alex lentamente comienza a odiar a los alfas y al destino. ¿Será que este ome...