Capítulo 6

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Desperté cansado, con dolor lumbar y los ojos hinchados. Seguía sosteniendo la casaca, aun impregnada de las feromonas del único alfa para mí.

Respiré hondo para empaparme del olor y como siempre, una tristeza vino con ello. Me senté en la cama y la doblé, colocándola en el segundo cajón de la mesita de noche.

Suspiré.

Lo había hecho con alguien que no era Matt. Y lo había disfrutado.

Pero lo peor fue que había fingido que había sido Matt quien lo había hecho, cuando claramente no era así. Comencé a sentirme avergonzado de mi propia debilidad.

Mientras me martirizaba con mis propios pensamientos, sentí cómo alguien se movía a mi lado.

Me di la vuelta y ahí estaba el alfa dominante con el que había tenido sexo la noche anterior, simulando que era mi anterior pareja.

No tenía idea que había pasado la noche aquí. Pensé que se habría ido luego que caí dormido, pero aquí estaba, y cuando despertara sería demasiado incómodo.

Coloqué una mano en mi cara y fruncí el ceño. De todos los alfas existentes, tenía que ser el hijo de los dueños del lugar donde trabajo.

Tomé mi teléfono y vi la hora. Eran las seis y media de la mañana. Aun tenía tiempo para darme una ducha y salir al trabajo.

Cuando quise levantarme, sentí que un brazo me rodeaba por la cintura.

- Mmm... – Farfulló.

Esperé para ver si estaba despierto, pero al no ver reacción, alejé su brazo y me levanté.

Fui a ducharme, me cambié y volví a la habitación.

Seguía durmiendo.

Suspiré. En cierto modo era mejor que siguiera durmiendo, así no tendríamos que vernos con obvia incomodidad y tener que hablar de lo que pasó.

Debíamos ir al mismo lugar, pero no quería despertarlo ni esperar a que lo hiciera por su cuenta, además que se hacía tarde.

Aunque en realidad, solo estaba huyendo.

Salí de la habitación y me dirigí a la cafetería.

- Buenos días. – Saludé al entrar.

- Oh, buenos días, querido. – Respondió la omega. Se veía preocupada.

- ¿Sucede algo? – Tenía ya una idea del por qué estaba así.

- No hemos podido contactar a John, espero no le haya pasado nada. – Dijo, mirando su teléfono y marcando nuevamente el número.

Se me ocurrió que tal vez sí debí despertarlo.

- Esperen un poco más, quizá llegue más tarde. Puede haberse quedado dormido. – Dije, evitando sus miradas.

- Sí, cariño. No te preocupes. – La tranquilizó su esposo.

- Es que él no es de esa forma, no suele solo irse y pasar la noche en otro lado. Además, dijo que tenía ideas para ganar clientes luego de ver la otra cafetería, ¿recuerdas? – Dijo hacia su esposo con preocupación.

Al verlos de esa forma, decidí intervenir.

- Por... Por eso mismo. – Dije pasando por su lado para ir por las cosas de limpieza. – Seguro se quedó pensando o haciendo alguna presentación. – Les di una sonrisa.

Aunque me sentía roto por dentro, todavía podía dar sonrisas falsas que parecían reales.

Su esposo asintió, enérgico.

Predestinados (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora