LUCIA

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Ella estaba muy enojada, yo había causado fatal sensación en ella y fue duro verla tirada en el suelo sollozando su dolor, nunca la había visto así y todo había sido mi culpa. Tuve la culpa de todo.

Unos meses atrás:

– tu sabes cual es tu trabajo. – dice alejo más que enojado y azotando la mesa con la mano.

– pues que ya no lo quiero hacer, me remuneraste muy bien, pero te lo puedo devolver con intereses, solo dame tiempo.

– ¿crees que esto es así de fácil?

– no, pero...

– estoy perdiendo cada vez más a mi esposa y tu, ¿solo quieres que me deshaga del trato por que te has encariñado de ella?

– no me he encajado a nadie, ni nada de esas cosas... – solo habíamos follado anoche y me había dicho que se sentía sola, que gracias a mi estaba menos sola y yo no podía hacerle tanto.

– pues explicate...

– es solo que, no me gusta lo que le estamos haciendo es mucho para ella, ella es buena y puedes resolverlo si hablas con ella, ha estado insistiendo.

– ya he intentado hacer que entre en razón, no cede

– alejo, no le prestas ni un gramo de atención, si pudieras ver lo buena que es y lo mucho que sufre sin nada de detrás...

– ¿todo sería diferente? – me interrumpe

– tu sabes que es cierto lo que te digo.

– tuve un rival una vez, "una mujer" y la quite de mi camino con facilidad, no hagas que haga lo mismo contigo.

– ¿estas amenazandome?

tómalo como quieras querida.

La había destrozado, yo sé que lo he hecho, no de gratis la he visto tirada en el piso. Ella se estaba yendo sola, atravesando la oscuridad sin siquiera voltear atrás, sacó su móvil y la veía alejarse caminando como venado, de un lado a otro.  Yo me subí al auto y conduje a casa, acelere lo más que pude para poder llegar a casa y así, tomar una ducha y meterme a la cama, sabía que el día sería duro y tenía que afrontarlo.

Yo quería convencerme que había hecho lo correcto  y que ella está mejor con una verdad que en el fondo es sumamente importante. Si ella supiera lo que del todo no le dije por miedosa y por saber que ella no me dejaría hablar... ella tomaría la mejor decisión que es huir y correr fuera de aquí para ir con su familia.

He investigado a María José, la he seguido de cerca (o al menos mandado a seguirle) para ver donde se metía paulina, mujer de cabellera rubia clara, ojos claros color verde y de altura 1,80 y pico. Una mujer que a la vista de cualquiera sería la más Bonita, es por eso que ella la había escogido en su vida pasada como paulina le llama. Merecía el cariño de Paulina, merece cada segundo con ella. Aunque al principio no me fiaba de tal cosa ahora puedo estar tranquila. Andaba con bruno de un lado a otro en un Mazda azul oscuro a perlado, habían otros tantos, Ernesto de la mora y elena de la Mora, hermana y padre de Paulina. Pero quien me interesaba era ella, siempre cargaba gafas oscuras o lentes de leer, se escabulló muy bien por la calles cuando una vez casi nos pilla o pilló. 

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora