CAPÍTULO XLVIII

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Una vez leí que el amor y el deseo son dos cosas totalmente diferentes, que no todo lo que amas se desea y no todo lo que deseas se ama. Capcioso hasta cierto punto, por qué ¿como podéis amar a alguien y no anhelar le? ¿como podéis desear algo y simplemente cuando lo tienes no quererlo o amarlo? En esta situación soy yo la que está en contradicción; esa frase que ha hecho que le dé vueltas y vueltas a las cosas sin descanso. La vida se me ha vuelto un carrusel de ideas, un carrusel de cosas sin descanso en el que yo soy la que está dando las vueltas y puede parecer ridículo pero no hayo como detenerle. He sentido el amor, el dolor, la perdida, la calma, la furia, la pasión, el cariño, todas y cada unas de las emociones que un ser humano puede sentir, con Paulina. Ella, siendo el amor de mi vida regreso a mi, demostrandome una vez más que el amor y el destino van Unidos de la mano para juntar a las personas. Ella que ha sido la prueba verídica de poder amar a pesar de cuántos problemas se te presentan, que la familia es la familia y se haría cualquier cosa por ellos, aún así te tengas que desvivir por ellos. Aún anhelando dejar de hacerte daño a ti mismo, ponerte mucho después para que ellos estén a salvo. Ella que ha sido la prueba clave, de que se puede amar y desear para ser dos términos totalmente diferentes. Eso es ella, felicidad donde no la hay y calma para mí alma cansada.

He dejado a Paulina durmiendo en la habitación. Solo cerro los ojos y se durmió profundamente, se veía tan tranquila que no le quería despertar, como le dije iba a cocinar para ella; he ido a la cocina para poder preparar todo, inclusive le he dejado ropa en la cama para cuando despierte pueda cambiarse y bañarse. Extrañaba tanto las noches junto a ella, donde simplemente cocinaba y reíamos, donde salíamos a cenar o platicábamos de todo un poco. Echo de menos a la vieja Pau.

Picando las verduras que le pondré a la pasta me bebo una copa de vino para pasar el rato, al parecer el día se ha hecho largo y mientras dejo cocer la sopa me encamino al balcón para poder pensar un rato, en lo que se cocina.

Ella no me ha hablando de su marido, dice que no es tan importante, pero... Siento que si lo es; paranoia o no, el debe de ser el más afortunado al tenerle. Le agradezco de antemano que la haya cuidado mientras yo no lo podía hacer, por qué de no haber sido así ella estuviera en alguna parte muerta y yo sin poderme resignar a su perdida. Aún me es un poquito difícil de creer que está aquí conmigo, durmiendo en la alcoba después de hacer el amor.

Dicen que las cosas suceden por una sola razón y que nada te ayuda para mal, al contrario. Todas las cosas nos ayudan a bien. Ella va a regresar a Houston, va a divorciarse como dijo y aunque le he pasado la cuenta bancaria de Bruno y prometí ayudarle a lo que sea que planea con su empresa, no dejo de preocuparme bastante por ella.

- ¿que haces aquí? - me dice abrazándome. Que me ha dado un susto...

- me espantas te... Estaba, dando tiempo para que se cocinará la pasta. - le sonrió. - ¿Dormiste bien en este ratito?

- si... - aún me tiene abrazada con fuerza - tenía una pesadilla y no te vi a mi lado.

- ¿que soñaste? - le digo abrazando con fuerza su delicado cuerpo.

- sobre mi - dice ella.

- ¿Cómo? - le separo tratando de verle a los ojos aunque ella los desvía.

- No es nada... Un sueño y ya. - ella camina al sillón de la sala para poder sentarse y encender el televisor.

- ¿segura no es nada? ¿Por qué no me dices lo que pasó?

- por qué no es importante. Dime ¿Que cocinas?

Ella cambia la conversación, se ha puesto el pantalón pijama que le dejé junto con la bata que estaba en el perchero. Le miro atentamente a cada movimiento que da. Cómo mueve su cabello para poner el mechón rebelde detrás de su oreja o como parpadea. Esos ojos cafés claros que me encantan tanto.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora