DIEGO.

269 23 17
                                    

Al principio pensé que Elena podía superar la perdida de su hermana. Me di cuenta que con el paso del tiempo buscaba aferrarse a querer verla. Sufría ataques y lloraba con Julián y aunque él se controlaba para ser fuerte para ella lo notaba fragilizarse. Todos en algún momento somos así.

Hace un año

– ¿Y si nunca la encontramos y algo le pasó bastante grave y está sufriendo? ... Julián la tenemos que encontrar porfavor – dice ella entre lágrimas, que no paran de salir de sus ojos verdes

– Elena, lo haremos tranquila – dice él sosteniendole las manos mientras yo estoy con Patricio arrullandolo.

– ¿y si esta es una señal de que todos los de la mora vamos a morir y, y de alguna manera vamos a salir lastimados?

– Elena, Shh... Tranquila. – él la abraza y llora, solloza fuerte.

En la actualidad.

Elena está cocinando muy centrada en si misma mientras yo le hago compañia en la meseta de la cocina, patricio duerme una siesta mientras nosotros conversamos por veces, ya se le va notando el embarazo y pronto tendremos una cita con el doctor, sobre cómo va. Estamos muy emocionados. La cara de sorpresa de María Jose cuando le dijimos como se llamaría la pequeña. Fue entre "wou" y un "no, tío"

Se notaba el desgarre que tuvo.

Fui muy cercano a Paulina un tiempo y aunque nunca le quité de la cabeza la idea de robarme el dinero yo le apreciaba muchísimo. A ella y a Virginia y cuando perdimos a Virginia en Houston, fue difícil pero con el tiempo el dolor se fue mitigando.

Alejo jamás fue el mismo y aunque seguíamos en contacto, hasta la fecha no se nada de él. Pero supongo que Houston le debió de sonreír, tenía planes grandes para el y para Virginia cuando salieran del cáncer, espero lo haya logrado.

– ¿Quieres comer o un rato más? – dice Elena chupando su dedo

– creo que un rato más, me daré un baño y luego seguiré en el trabajo.

Ella asiente y deja las cosas en la cocina ordenadas para luego ir a sentarse en la sala de estar.

Ha pasado la mayoría del día, apesar de ser mitad de semana hemos podido estar relajados.

– ¿Maria Jose cuando regresa?

– no lo sé – dice ojeando una revista

– ¿Estás enfadada con ella? – la volteo a ver al otro lado de la cama

– para nada... – dice suspirando y luego acariciando su pancita.

– ¿Cómo va la pequeña Paulina? – le digo cambiando el tema y ella de inmediato pone una sonrisa en los labios mirando con ternura

– va bien, me siento tan linda – dice ella sonriendo por felicidad, ojos brillitos que se le hacen

– Maria Jose se tomó bien el que se llamará así...

Ella voltea los ojos y vuelve a lo que estaba

– ¿ves que si estás molesta?

– es que no le entiendo, siento que hay algo allí que no me quiere contar y es su problema pero... ¿Mentirme a mí sí tiene algo?

–vamos, hombre, que puede ser cualquier cosa... Ella no se quedó muy bien desde que perdió a Paulina, ni siquiera sabemos si ya acepto del todo que ya no está.

– ese no es el caso Diego. – le volteo a ver intrigado – ella debería de tenernos confianza, somos su familia, sus cómplices.

– hay cosas que es mejor quedarselas para uno mismo.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora