CAPITULO XXIX

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Ha pasado un año desde que perdí la memoria. Me casé, regrese a trabajar al lugar donde Alejo, mi esposo, dijo que trabajaba. Aunque quise ser independiente así que busque mi propio empleo de acuerdo a lo que había aprendido. He tomado de nuevo estudios por lo que estoy preparada, hemos tenido una vida normal, ahora ya normal. Han pasado tantas cosas, una de ellas es que he conseguido amigos en esta cuidad, además de cambiarnos de casa. Aveces me encuentro pensando en la mujer rubia que aparece por veces en mis sueños, hoy fue uno de esos días.

Hora: 04:34 am

Me he despertado por un sueño raro donde tenía sexo con una mujer rubia de ojos verdes. Desperté agitada, por qué esa mujer la vi otras veces en mis sueños, algunas veces yendo de compras al supermercado o estando con personas que no conozco. He hablado con mi psicólogo de estos sueños, le he descrito a la mujer y ha dicho que tal vez puedo conocerla, me ha sugerido que le pregunté a alejo, pero jamás me he animado... Esto quiero hacerlo sola.

El está aún lado mío profundamente dormido mientras observo el techo como la mayoría de las noches. Siempre que estoy con Alejo siento que tengo que fingir. A estas alturas, la monotonía a acabado con nosotros, vamos al trabajo, regresamos, comemos aveces juntos si no es que él está "de viaje" aunque apuesto a que está con otra mujer. Le he encontrado muchas señales que lo delatan, pero jamás le he dicho nada. No me parece el sentido pues  yo ya no lo quiero o es lo que pienso. Casarnos fue lo que nos mato, al principio bien pero, con el paso del tiempo vacío, un vacío que yo misma provoque.

Estoy en la oficina, he vestido un saco verde óleo y un pantalón a juego. El cabello perfectamente arreglado. Entro a la oficina y muchos compañeros al pasar me saludan, mientras yo les dedico sonrisas o besos en la mejilla si se acercan. He hecho un gran trabajo en esta empresa, tanto que he sido una de las mejores administradoras que tiene el negocio. Aparte de que mi marido es el propietario del cincuenta porciento de esta empresa, que ha dicho que me la sedera por falta de tiempo. Tengo una amiga que se llama Lucia. Ella es de cabello negro hasta la espalda, lacio. Tiene mi misma estatura y unos ojos marrones exquisitos. Es hermosa. Me ha caído muy bien desde que la conozco, tanto que nos hemos vuelto inseparables. Aparte de que es española y podemos hablar sin ningún problema.

– ¿En que tanto piensas Paulina Aguirre? – me dice Lucia del otro lado del escritorio marrón.

– Unos papeleos que tengo que hacer – le digo volteando la vista al corredor.

– ajá, yo soy mexicana como tú. – ríe – estás mintiendo cuéntame. – estoy mirandole fijamente a los ojos.

– no descanse muy bien y le doy muchas vueltas a las cosas, es un deporte que práctico sabes – me río bajo mientras me levanto para ir a un estante.

– ay Paulina, dime algo nuevo. Obvio que lo haces. Pero hay algo en particular que te trae "chucuchu chucuchu" – ella hace círculos en su cabeza con su dedo índice.

– Lucia, hay cosas que no se explicar y es mejor que se queden así.

– mejor cuéntame ¿qué tal te fue ayer? – alza las cejas sugerente.

– fatal. – le digo sentándome y mirando mis documentos.

– ¿por qué? – me pregunta alzando una ceja. Esta chica es tan expresiva, tanto como yo.

– por qué solo follamos y adivina quién se queda con las ganas, como siempre... Exacto – le digo agitando un lápiz – yo. Y ni siquiera hablamos es más como, "si querida lo puedes pagar con la tarjeta" o  "Pau hemos hablado cientos de veces de esto" – volteo los ojos de fastidio.

– ¿y que has pensado de separarte?

– no lo sé, estoy tan repleta de cosas que, no se... Tengo que hablar primero con el, de lo que me pidió y luego ya pensar en si el primero me va a dejar – me carcajeo por lo último – perdón. – le digo.

– pues dile, antes de que sea demasiado tarde, cariño.

Ella se levanta y se va. Sigo con unos documentos pero en lo que va del día pienso y pienso en lo que descubrí. Alejo me dijo que quiere tener hijos, me parece increíble, después de todo... El chiste es que he ido a ponerme un anticonceptivo eficaz para no tenerlos. Si me está engañando no quiero tener nada de el. El médico me dijo que no puedo tener hijos debido a una ligadura de trompas que me hice en el pasado. Lo peor es que no me acuerdo, digo a mi edad, sin hijos. Y sin nadie. Depresivo mi caso. En fin es lo mejor que me pudo haber pasado. Después de todo, esto no va llevar a ningún lado.

Salgo de la oficina con Lucia para ir a almorzar. Al mismo lugar de siempre.

– que haz pensado del viaje a Madrid. – me pregunta. Y yo suspiro, cogiendo mi café y sorbiendo lo.

– pues es un regalo de aniversario de Alejo y no estaría mal. Digo, para el aniversario faltan dos meses pero el quiere ir antes. Es en diez días, de hecho, tenía que hablar con el de RH para ver los días.

– pues que ¡Guay!

Conversamos de otras cosas, de sus ligues y de todo lo que ha pasado los últimos días con una chica a la que conoció en un bar. Es bisexual pero dice que "la tía le mola" por lo que me da risa su expresión. Tan peculiar y familiar. Por Alejo.

Cuando me dirijo a casa en el coche me dedico a pensar en mi sueño, Dios quien será esa mujer, es rubia de nariz perfilada, labios bonitos y su cara me parece tan familiar. Pensar demasiado me da un dolor de cabeza insufrible.

Así que lo dejo de lado, la casa es grande y vacía. Durante el día no hay nadie sino hasta la noche que llegó yo. Cocino un poco y me siento en la sala a ver TV mientras como unos ravioles que hice en la mañana junto con un poco de vino. Me doy una ducha y me recuesto en la cama leyendo un libro.

Mi vida es cotidiana, nada que contar, nada que analizar. Solo darle vueltas al asunto una y otra vez. A un año de perder la memoria y no poderla recuperar por nada.

Alejo ha llegado borracho a la casa, tantos lugares para ponerse borracho y decidió no sería su casa. Lo han traído sus amigos y el ha estado diciendo incoherencias como las últimas veces.

– Pau, mi amor. Perdoname.

– ¿de que hablas alejo? – le digo fastidiada quitando su camisa.

– ¡por lo que te hice! ¿Que ya no te acuerdas? – el ríe despacio por el alcohol que tiene en la sangre. Esta súper borracho.

– no, Alejo. Dime.

– si me prometes que no le dirás a Paulina. – susurra

– te lo prometo – pongo cara de sería mientras le coloco otra playera para que duerma. Extrañada por lo que dijo. Me habla como si no existiera.

– Le hice algo muy malo en el pasado, muy malo... Pero yo la amo, de verdad. Kim me dijo que guardará el secreto, pero ya no puedo con la culpa. – el comienza a llorar mientras ríe. – tengo tantas ganas de protegerla y ella ya no me ama. Nunca me perteneció.

– no digas eso. – le digo acostandolo

– es verdad – se levanta – aparte Jacky me gusta también. – ríe – me siento confundido, pero no le digas a Paulina ¿eh?

Me quedo callada escuchando lo que dice. Sabía que había alguien más. Lo sabía.

Me voy a la recámara de invitados para dormir. No es mi habitación pero por lo pronto estará bien.  Dijo que me hizo algo y que Kim le dijo que guardará el secreto. ¿Que será?. Tengo que planear cuál va a ser mi siguiente movimiento. No puede ser que diga que me ama pero me de un golpe asi, el engaño es algo que jamás voy a perdonar.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora