CAPITULO XII

974 43 10
                                    

Elena se acerca a nosotras después de que Diego estacionara en frente de nuestro auto. No sé lo que hacen aquí pero Paulina se ve muy feliz, es tan hermosa cuando sonríe, se le hacen esos ojos chinos que tanto me gustan... Cuando estoy en estas situaciones hacen que yo piense que valió la pena todo lo que sufrí, digo... De no haber venido a verla por su padre, jamás hubiera estado aquí. El tiempo pasa y nunca me perdonó el hecho de que yo me fuera y los dejara.

Diego se acerca después de Elena y nos saludan, al parecer vinieron a traer unas cosas para Paulina y para mi, en realidad es extraño por el hecho de que pues no lo esperábamos. Las invitamos a pasar y tomar una copa.

Cuando vamos camino a la puerta Paulina abre y pasan ellos primero y luego yo. Tiene una mirada lasciva, está coqueteando conmigo y no entiendo aún el juego.

– Estábamos a punto de almorzar, ¿no se quieren quedar?

– mmm no Paulina gracias. Solo pasamos a dejar las invitaciones para el bautizo de Patricio. Y una canasta de productos faciales que no les entregamos en la boda– ella ríe –  Julián la olvidó y bueno. Sobre el bautizo... Ya sabes que no soy muy devota pero Delia me pidió que lo hiciéramos. ¿Estaría bien no?

– lo que ustedes decidan, Maria Jose y yo podemos ser sus madrinas si gustas. – ella le da un sorbo a la copa y luego nos da una a cada una. La verdad es que yo me sirvo bastante vino, estoy cansada de fingir que no me quiero emborrachar hoy.

–  los padrinos serán Julián y pues nos falta una madrina. Pensamos que puede ser Maria Jose. Para que sean los tíos. –  dice Diego

Estaban tan sumergidos en su plática que cuando me voltean a ver tengo la copa en la boca con un gran sorbo por delante. Creo que estoy roja por qué las mejillas me han empezado a arder. Joder.

– ¿ah... Yo? ¿Por qué lo han decidido así ... Digo, está de maravilla, pero no entiendo – me río un poco incómoda por el hecho de que me hayan sorprendido así y por qué no quiero ser madrina, en todo caso que sea Paulina que es la tía directa.

– por qué... Bueno, Julián dijo que sería buena idea incluirte ahora que eres parte de la familia y bueno, ¿no te gustaría?

– no digo que no, está súper bien. Julian puede ser el padrino y yo con Paulina las madrinas, fenomenal.

Paulina me mira muy atenta. Tiene un brillo en los ojos hermoso pero me distrae de lo que quiero dar a entender.

– está genial, entonces ¿si?

– claro, después de todo somos familia. – tomo otro trago del vino de mi copa. Es dulce pero carraspera con el alcohol.

– pues ya está. Paulina y tú y Julián con... Bueno ya veremos cómo nos acomodamos. Ten.

Me extiende la invitación para el bautizo será dentro de poco. Unos quince días a lo mucho y por alguna razón estoy emocionada.

–excelente – dice Diego acabando la copa de vino – nosotros nos retiramos para que sigan disfrutando su tarde. – dice tomando a Elena por la espalda.

– gracias. –  Paulina va y abraza a su hermana y a Diego. – los acompaño a la puerta.

–  está bien. Adiós Maria Jose.

Se acercan a despedirse y se marchan. Dejo salir el aire que estaba conteniendo. Solo no quiero pensar en nada. Dejo la invitación en la meseta y me sirvo más vino. Y lo bebo de fondo. Apesar de pasar momentos lindos aún me siento muy frustrada. Me tomo la cara con una mano. En verdad me siento cansada.

– ¿que pasa Maria Jose? – Paulina ha regresado y me ha pillado en esta situación.

– mmm nada, solo ha sido un día... Cómo decirlo. Pesado. – ella se acerca a mi para quedar entre mis piernas y abrazada a mi por la nuca.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora