CAPITULO LXVIII

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- y es cuando tú, me miras desde allá y SONRIÉNDOME me regresas hasta ti, conoces bien mi habilidad de volar, de divagar...

Mon Laferte ft León Larregui "Rue vielle Du temple"

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Si tuviera que decidir entre todas las veces en las que me he alejado por causas que, digo yo, lo ameritan, está quedaría como la más tonta de todas. Pero sabía que me lo merecía, debía de ponerme en primer lugar como todas las veces anteriores, era lo justo. Si no era ahora no era nunca. Antes habria sacrificado tantas cosas para que todo funcionase pero eso ya es historia.

Bruno apenas se acostó a un lado mío y se quedó dormido, tenía tiempo que no veía a mi hijo tranquilo, fuera del brazo fracturado unas cuantas contracturas musculares creo que está bien; desde hace mucho tiempo que no hablamos, supongo que así como todos los de la familia decidimos llevar todo en discreción. El ventanal de la derecha está alumbrada por la luna, recuerdo que cuando compramos esta casa Paulina estaba embarazada y le hacía mucha ilusión que nuestro pequeño pudiera tener un espacio. Un jardín donde jugara, un árbol muy grande en la parte de atrás, junto con ese jardín soñado. Lo mantuve así desde que se fue, para que cuando volviera pudiera encontrar todo tal cual estaba o por lo menos hasta que tuviera el valor para resignarme y aceptar que no volvería.

Nunca me he rendido. Aunque a veces las cosas se vieran desalentadoras, pero con Paulina siempre es así, tiramos el Dracon (hilo de pesca trenzado) y jugamos a la pesca de troleo; Tirando, soltando, cansando, solo que a la mitad de ese movimiento el hilo se tensa demasiado que decido soltarlo, soltarlo de mi parte por qué se que ella tensa hasta donde llegue, hasta las últimas consecuencias. Siempre tan arriesgada, aunque a veces pueda perderlo todo. Ella es así.

Tendrá ese no sé que, que maraville mi retina tanto como hace mucho.

No puedo dormir, le doy vueltas a las cosas, a las cosas le doy vueltas. Es cansado y he de tener un poco ya de más ojeras y esa mujer de veces atrás debe de hacerse presente dentro de poco. Derrotada y un tanto harta. Solo que un poco más oculta y trasiturna. Siempre manejando todo desde fuera, manteniendo el tablero y la mente lo más certero para protegerlos.

Años atrás...

- pobrecito tan tonto eso le pasa por grabarse. - dice Paulina susurrandome, mientras me muerdo el labio. Ella va vestida con un abrigo delgado color rosa y una blusa blanca, el cabello, como de costumbre en ondas, le van bien a la cara. Antes de hablar con Julián había conversado con ella sobre muchas cosas, jamás pensé que usará mis palabras para aconsejar a su hermano. Pero claro, era obvio que solo era teatro, o al menos eso pensaba yo.

Estábamos en la florería y mientras hacían la entrevista yo tenía los brazos cruzados parada en la puerta, casi cerca de toda la entrada de la florería. Ella estaba detrás del mostrador y fácilmente si volteaba la mirada la veía. Iba tan guapa, como ella nadie. Estaba fumando y mientras llenaba de humo mis pulmones y la nicotina me relajaba, me perdí en mis pensamientos. Me sentía dolida, aún no sabía porque, tenía una espina en el corazón que no me dejaba respirar del todo, pero no sabía cómo sacarmela. Tal vez, echaba de menos mi casa o a Puri. Hasta que pensando y recuperándome ella apareció enfrente mío.

- ¿Estás bien? - me dijo cortez, ladeó la mirada y yo volteé enseguida a la voz que siempre me rescata.

- si, fenomenal... Solo... Cansada - me encogí de hombros, no sabía lo que me pasaba pero, ella hacia que se dispersara todo como siempre.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora