CAPITULO I

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Hola, espero esto les encuentre muy bien... En especial por qué bueno. Es la primera historia que escribo y que subo. Probablemente se pregunten: ¿De que tratará? Bueno, es básicamente la historia de Paulina y Maria Jose, de la casa de las flores. Espero les guste y puedan dejar sus comentarios de lo que estoy haciendo mal o lo que sea y sus votos. Estaré atenta a cada uno de ellos.
Los quiero! 💕

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Todo ha pasado tan rápido, estoy en un lugar muy ajeno a lo que acostumbro. Siento que me duele el cuerpo y la luz del sol de la mañana me alumbra la cara haciendo que no pueda seguir durmiendo, no me acuerdo muy bien de que pasó. Solo se que siento a alguien a un costado mío. No quiero dar la vuelta, pero para cuando eso sucede ya hay un brazo rodeándome el costado. Solo plasmo una sonrisa en mi rostro, se siente tan bien que podría jurar que estoy en el cielo.

–¿Estás despierta?– me pregunta una voz que ya reconozco. Maria Jose, que me abraza y me da unos besos en el hombro a manera de saludo.

– Si, pero no quiero levantarme. Esta todo tan perfecto –  suspiro de saber que lo tengo que hacer, a manera de resignación por qué la inercia me hace levantarme.

– Si no quieres no lo hagas, hoy no tenemos que ir a trabajar y solo tenemos que disfrutar – me dice agarrando la sabana y cubriéndose el cuerpo hasta la cabeza en señal de flojera.

Solo me río y me parece tan tierna la acción pero tan extraño que estemos aquí, vuelvo a mi realidad, no se dónde estamos y moverme de manera tan rápida para averiguarlo hace que me dé una jaqueca tan horrible que no había sentido antes y vuelvo a acostarme.

– ¿Maria Jose? – pregunto un poco confundida

– hmmm –  responde durmiendo

Temo preguntar, pero es obvio que lo tengo que hacer. Ya le he llamado y si no quiero que la santa inquisición me persiga el resto de la mañana tendré que hacerlo.

– ¿Dónde estamos? – pregunto con la voz algo temblorosa por qué con toda la sinceridad, no lo sé... No recuerdo mucho y eso me preocupa, ¿Cómo llegué aquí? – no digo que no esté bien, esta perfecto –  me volteo para verle, aunque está tapada por la sabana, se que está mirando a la dirección en la que estoy – pero no recuerdo cómo llegamos aquí – digo admitiendo de una vez por todas lo obvio que empezó mi pregunta.

– ¿Cómo que donde estamos? – dice la rubia hermosa que se pone sobre sus brazos aún acostada para mirarme y quedar descubierta, aún con pijama transparente rosa que no deja nada a mi imaginación, fijando su mirada hacia mis ojos. Unos ojos verdes que por la luz se hacen profundos, hermosos... esos ojos que me hipnotizan. – estamos en un hotel, Pau. ¿No lo recuerdas? – dice por fin acostándose cerca de donde yo para quedar frente a frente.

– ¿En un hotel? – digo aún no creyendo lo que dijo, sacándome de mi burbuja embriagadora. – ¿Cómo llegamos aquí? ¿Que paso? –  digo a modo de preocupación, levantandome de nuevo bruscamente, sin recordar que la jaqueca que una vez me había atacado hace unos minutos se me vuelve a presentar de manera brusca. Me toco la cabeza en forma de hacer vista de que me duele.

– ¿Estás bien? –  dice acercándose a mi para que pueda ayudarme a acostarme de nuevo – vaya, que noche la de anoche ¿no? – se ríe e intenta disimular mordiendo su labio inferior. Se levanta rápidamente y se dirije hacía un mueble en forma de cajonera donde está una jarra con agua y un vaso. Lo sirve y se dirije de manera decidida y me extiende el vaso.

Esta vez me levanto más despacio y la agarro para disponer a tomar de el. Mirándola fija mientras la bebo.

–  Te ayudará – me dice a manera de respuesta, extendiendome una pastilla que no vi de dónde saco. La acepto y me la tomo igual.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora