CAPITULO LI

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¿Que es lo que piensas cuando estás en una playa, en un día grandioso alejado de todo y de todos; viendo como la gente corre, se ríe y está completamente plena?
La vida es tan peculiar, un día estás de este lado de la cinta, siendo tu el rey del mundo o la reina en mi caso. Y otros simplemente estás abajo, preocupado, teniendo ansiedad por cositas cuando a los ojos de unos cuantos no es tan grave como parece. Que está lleno de dolor y de manías que a la vez te hacen sentir fatal. Eso es la vida, un cruel carrusel.

¿Que es lo que piensas cuando estás totalmente pleno?

El destino está entrelazado como una tela, uniendonos al de muchos otros. Algunos nunca lo encuentran pero hay otros que son guiados a el.

Estoy a un lado de María Jose, recostada en un camastro a la sombra de una sombrilla observando la vista que es totalmente sacada de una postal en la que soy la protagonistas donde si volteo tengo a una mujer en un traje de baño; su rostro completamente relajado, en los ojos posa los lentes de sol que no me dejan ver esos ojos verdes que tanto me fascinan pero que estoy segura el reflejo del sol en ellos me dejaría hipnotizada; una nariz perfecta, perfilada seguida de unos labios color rosa, rellenitos. Es que solo de verlos me da ganas de comerlos y aunque no estoy segura de si sería lo correcto pensarlo lo hago.
Puedo hablar de esos pechos que están cubiertos por el traje de baño negro con detalles blancos así como de un abdomen marcado que está descubierto. Mierda. Esas piernas que ni se digan. Toda ella perfecta a mi vista. Siento calor y no precisamente por el sol o lo caluroso que está el día.

Hay una música de fondo, no se cuál es pero la trae alguien de cerca. Es relajante. Quisiera pasar mis manos por toda su piel.

Y aún viajando en tantos pensamientos Ella retrae una pierna acomodandola y se va levantando sobre sus codos marcando esos huesos en la clavícula. Me muerdo el labio para acallar mis pensamientos. Aunque eso no funciona.

- Quiero fumar - dice quitándose los lentes.

- ¿Has traído tu cajetilla? - ella tuerce la boca y le sigo con la mirada mientras busca en su bolsa.

- No. Tendré que ir a comprar unos. - hace un puchero y con los dedos recorre los lentes que se empezaban a resbalar del puente de su nariz.

- Si quieres voy yo... - ella niega y se pone de pie, camina a dónde estoy yo. Me besa y yo pongo mis manos al rededor de su cara para que no se separe.

- Pau - dice en el beso - vuelvo enseguida cariño. - una pequeña risita sale de mi. - traviesa- dice sonriendo y tomando camino para empezar a alejarse.

Me siento y me tomo de las rodillas mientras veo a través de mis lentes la intensidad del sol sobre toda la arena y también a las personas mientras juegan, se broncean y ríen. Un poco de sol me haría bien aunque no soy fan de estar expuesta a el. El hotel queda detrás de toda la playa, justamente rodeándole. Venir a este lugar es hasta ahora una de las mejores decisiones que he tomado.

Nada me hace más feliz que estar aquí. Mi luna de miel con una persona con la que no me he casado, pero que probablemente si me lo pidiera diría que si sea a dónde sea que me llevara esa decisión.

Me preguntó que me habrá comprado de regalo, ahora que ella ha tenido un detalle que sé que será muy bueno, (con lo detallista que es) he pensado en tener un detalle con ella. Sonrió de pensar en lo linda que se ha portado. Tal vez cuando llegue a Houston para enviarle flores al trabajo. Lo hermoso que debe de ser y también de lo romántica que me puedo volver. Las flores, siempre siendo parte fundamental de mi vida, tal vez de la nuestra.

Imagino un arreglo totalmente grande en su oficina de sorpresa, es que su rostro sería un verdadero poema. Estoy enamorada de una completa desconocida.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora