CAPITULO VI

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Es muy temprano, apenas suena la alarma son las 6:00 am y me pongo de pie, Paulina aún sigue durmiendo y aprovecho para salir hacia el baño.

Cuando regreso me dispongo a buscar una bata y bajar a la cocina. Posiblemente Bruno tenga que ir a la escuela y no dejaré que se le haga tarde, así aprovecho a qué ella descanse y tenga el desayuno listo cuando despierte. Salgo de la habitación con sumo cuidado, me dirijo escaleras abajo y Bruno está comiendo cereal con leche. Solo me sorprende que ya esté haciéndolo, es tan eficiente. Me acerco,  le beso su cabellera rubia mientras me dirijo a sacar cubiertos y disponerme a desayunar.

– Buenos días, mamá– me saluda mientras aún tiene un poco de cereal en la boca yo solo puedo sonreírle ampliamente. Creo que desde que estábamos viviendo juntos en Madrid jamás había visto lo hermosa que es la vida a lado de ellos, con altibajos y todo... Pero los quiero con locura a Bruno y a ella.

– Buenos días, Bruno – digo mientras pico fruta para comerlo con cereal y leche – ¿tienes escuela hoy? – digo esto mientras como la fruta sola y lo miro fijo.

– Si, mamá. Tengo que ir al instituto... Ayer no fui y posiblemente tengas que ir a hablar por mi falta injustificada. – el come más cereal después de explicar que evidentemente no lo fuimos a buscar y por eso faltó. Un día no afectará. Eso es los que al menos yo creo.

– Mmm, escucha... – me siento en una banca de la meseta para poder platicar con el más a gusto. – ayer no podíamos irte a buscar por lo de tu tía y bueno una serie de asuntos... Pero quiero que sepas que ahora trataré de estar más pendiente, mucho más pendiente que cuando vivíamos en Madrid, esto de la boda y lo que ha sucedido el fin de semana tiene que ser el inicio de una vida nueva juntos... – digo mirando al rededor – aquí en México. Y se que no te gustaba Madrid pero espero que con esto puedas acoplarte mejor, estar mejor aquí. – finalizó para poder empezar a comer.

– mamá, jamás me importo donde estuviéramos. Si me dio un golpe por qué nos fuimos a otra ciudad pero luego llegó mi mamá y apesar de que trataba de que funcionará la escuela y así, la gente de allá no me gustaba. Me conformaba con nosotros juntos, pero aquí está mi familia. Y ahora que mi mamá y tú están juntas se que será diferente, podremos vivir donde sea... – el toma mi mano para tranquilizarme y yo solo sonrió por lo que ha dicho. Es un niño tan maduro y apesar de las cosas que hemos pasado Paulina y yo el siempre se ha tenido que acoplar.

El desayuno sigue de manera normal hasta que termina Bruno y tiene que irse a arreglar para ir al colegio. Me doy prisa; levanto todo mientras lavo los platos, y preparo una taza de fruta con algo de jugo para Paulina, para que cuando baje pueda comer.

Cuando termino, subo hacia la habitación y abro la puerta. Ella está sentada en la cama con el cabello hacia abajo y la cabeza hacia abajo. Me asusto de verla así y me dirijo a ella.

– ¿Paulina, pasa algo? – se nota mal pero no sé que es lo que pasa.

– Si, es solo que todos los días me mareo cuando me levanto, bueno los días en los que duermo toda la noche, me pasa. Que eso no es muy seguido – puntualiza – pero solo tengo que sentarme un momento, ya pasará. – me voltea a ver y creo que me tranquiliza. No puedo entender como, esos medicamentos que tanto daño le hacen, ella aún  los sigue consumiendo.

– está bien, cariño – digo acercándome a ella – quieres que te ayude con algo... Traiga el desayuno, no se.

– No, está bien. – levanta la cabeza y se dirige hacia mi para darme un beso mientras me toma de la cara–
Ya me iré a desayunar y bueno después me arreglaré ... Bruno irá a la escuela – alza la mano en señal de que hay que estar pendiente – ¿lo llevaremos hoy juntas?

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora