LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR

CAPITULO XL

Ella estaba allí parada, aún no me lo puedo creer. Es un espejismo yo sé. Esto no es verdad ella está muerta, yo la di por muerta. Yo no la estaba viendo... No está sucediendo ¡joder!.

El dolor que siento en el pecho no es verdad, presiona dando punzadas, como si me apuñalaran. Ella me odia, me ha dicho que soy la peor de las personas.

Pasó a un lado mío, yéndose con el hombre con el que está casada y ha hecho su vida, a lado del que ama... No, me abandonó. Mis ojos pesan por tantas lágrimas que estoy soltando. La abrace ella estaba allí, pude tener el olor tan diferente que tenía, olor a limpio, a vivo. Ella está viva.

- Maria Jose... ¿Estás bien? - me dice Catalina tomándome en sus brazos.

Me suelto de ellos saliendo corriendo al pasillo, sin querer llamar tanto la atención. Necesito saber por qué me abandono, por qué se fue sin dejar pistas y nos abandono a Bruno y a mi, a su familia. Jodida vida, maldita sea la hora en la que lo descubrí.

Veo como cruza la puerta para salir de toda la residencia abrazada de ese hijo de la gran puta. Rita, Rafael y Catalina me persiguen. Rita toma mi mano pero me retraígo para que me dejen seguir. Camino lo más rápido que me dejan mis pies, me debe una explicación. Lo sacrifique todo por ella, la ame como a nadie, más que a mí vida para que le haya importado nada.

- ¡Paulina! - le gritó llegando muy cerca de donde está.

Ellos voltean casi llegando al auto que aparentemente es de ellos, el tipo le abre la puerta del copiloto para que entre. Ella se detiene a verme.

- Maria Jose. - dice cuando estoy muy cerca de ella.

- Dios, ¿por qué te fuiste? - le digo tomando sus manos, tengo ganas de tener todas las respuestas del mundo, pero no tengo ganas de hacerle daño. - por favor... Hablemos, dame una oportunidad de hablar contigo. Porfavor. - le suplico.

- No te quiero ver, nunca debí de venir... Debió de quedarse así - dice ella perdida. "Paulina porfavor" suplico en mi, repitiendo las veces que sean necesarias para que ella escuché las palabras que no soy capaz de decirle.

- es que no entiendo... Esto duele, porfavor. - niega con la cabeza. El sujeto interpone su mano para apartarme de la cercanía que había logrado en ella, Dios... - Paulina... Te lo suplico - mi voz es rogante, no soporto más esto.

El tipo la toma por los brazos y la acomoda en el asiento. Le coloca el cinturón y cierra la puerta. Ella me ve desde las afueras del auto, sobre la ventana que permanece cerrada mientras que siento que un pedazo de mi alma que he encontrado se está yendo allí. "Vuelve" le suplico internamente sin poder suplicarle más por qué todo está siendo tan duro e irreal que me quema. Carajo.

- Maria Jose... Deja que se vaya. - dice Rafael. El tipo ha tomado su lugar en el asiento del conductor de su camioneta, está dando marcha al coche para irse de mi... Una vez más, duele igual o peor que la vez anterior.

Catalina me abraza fuertemente mientras que siento que algo ya no está funcionando. En realidad no se que fue lo que pasó, estoy en shock. Me siento totalmente desconectada de la realidad, no sé si estoy soñando o esto en verdad está sucediendo. Ha pasado tantas veces que ya no distingo nada. Lejos, la camioneta se ha alejado, ella se ha ido con su nuevo amor dejándome, sabiendo que me ha lastimado. Sabiendo el daño tan grande que me ha hecho.

Rita trae la llave del coche. Catalina me ha soltado para que pueda llevarme al coche.

Cierro los ojos mientras que estoy sentada para que Catalina de marcha al coche. Siento tanto sueño que me dejó vencer y ni siquiera me importa lo que sucede. Me siento tan exhausta.