CAPITULO XXVII

346 33 55
                                    

Unas horas antes...

Los días, tres días en los que he estado con Alejo han sido de los más raros y es por qué me he estado acostumbrando a mi nueva vida. Hemos ido con un especialista que ha dicho que es normal que me sienta extraña en esta nueva vida a la que me enfrentó, que poco a poco lograré acordarme de cosas y lugares, así como poder aprender nuevas. He tenido sueños muy extraños pero aún no he logrado descifrar lo que significan, las personas que están en ese sueño son tan borrosas y me desesperan al no poder distinguirlos a la perfección. Ahora, las cosas han cambiado, no se cómo comportarme por lo que siento, hay algo que no me cuadra, que no me cuadra del todo. El sentimiento de perdición es bastante complejo, tienes que enfrentar a ciegas muchas cosas. Sin familia, sin amigos, sin memoria. Oyendo a todo el mundo y confiando a ciegas. Mirando como se mueve todo sin tu, poder moverte a la par. Ahora estamos en un restaurante de comida italiana, el me plática de su día y todo lo que ha tenido que hacer. Le prestó un poco de atención mientras juego mi comida. Tal vez en mi otra vida la comida y el ambiente en el que estoy no son mis favoritos. No se ni siquiera que es lo que más me gusta, pero querer forzarme a saber provoca un dolor de cabeza. Los moretones han desaparecido, el dolor en el cuerpo poco ha ido cediendo. Me gusta la sensación de estar sola con mis pensamientos mientas finjo escuchar a todos. Ver y prestar atención a cada movimiento que tiene. A todo a mi alrededor. La música de fondo es tremendamente nefasta...

– Paulina. – me llama Alejo, creí que estaba haciendo un buen trabajo a escucharle.

– oh, si... ¿Mandé? – le digo centrando todo mi empeño en lo que sea que diga.

– te perdiste querida... Te estaba comentando sobre la fecha de la boda, tal vez haya que reprogramarla.

– ¿boda? – le digo preocupada – si, sobre eso... Alejo, se que antes de esto te había dicho que si...

– ¿estás rompiendo conmigo? – me pregunta mirandome a los ojos.

– no, no estoy rompiendo nada, no estoy diciendo nada de eso... Es solo que, siento que estamos yendo muy rápido. Para mi, es como si te conociera hace tres, cuatro días. – le tomo de la mano – dame tiempo.

– está bien, el que quieras pero, prométeme que pensaras en la propuesta de nuevo... Yo te amo demasiado y yo se que tú me amas. Aunque no recuerdes nada. Se que allí estás...

Aveces las cosas cambian, el destino te juega una mala pasada, un día estás riendo y planeando tu futuro y otros no estás seguro ni de dónde pisas. Alejo me ha dicho que mi familia no está viva y eso me ha afectado un poco. Mi madre ha muerto por cáncer, el dice que la conoce muy bien y me ha mostrado fotos de ella. Es muy bonita y grabo en mi memoria su rostro. Me cuesta un poco de tiempo procesarlo, mi papá y mi mamá están muertos. Pensar en que soy hija única y en qué ahora sí estoy sola.

Que difícil es esta situación. No parece funcionar, siempre está ese sentimiento de que algo no está bien, pero no puedo pensar en nada más por qué siempre está esa pared blanca. Recordándome el vacío de mi vida pasada.

Cuando salimos del restaurante me toma de la mano para que caminemos la calle hasta pedir un coche. Se siente lindo que alguien como el pueda apoyarte. Me ha dicho que él trabaja en una empresa de la que se hizo dueño desde hace un tiempo.

Por mi parte ha dicho que yo trabajaba con el, soy administradora. Pero no tengo idea de que se hace por lo que le he dicho que por ahora no estoy lista para regresar. Mi vida se jodió, no se quién soy, no se para dónde voy y tampoco se nada de que hacer con mi vida.

El me está besando cuando entramos a la casa, conduciendonos al cuarto. No sé si estoy lista para esto, pero le sigo el juego. Me asienta en la cama y me mira a los ojos.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora